«La institucionalidad del Colegio de Médicos del estado Táchira nunca se ha perdido»

Gustavo Uribe, presidente del Colegio de Médicos

El director encargado del Colegio de Médicos del estado Táchira, Gustavo Uribe, aclaró que esta institución con 80 años de fundada, nunca ha perdido la institucionalidad.

Señaló que hay un grupo de colegas, que obviando el mandato de realizar elecciones, pretenden ocupar los cargos vacantes que se generaron a raíz del cambio de Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que ubica al Colegio dentro de los gremios y asociaciones gremiales en los que deben realizarse procesos electorales bajo la rectoría del Consejo Nacional Electoral.

«Están queriendo obligar a la actual junta directiva, que sí es verdad tienen los periodos vencidos por 22 años, queriendo obligar a ocupar esos cargos para mantenerse en esos sin llamar a elecciones», dijo Uribe.

A raíz del fallecimiento de la doctora Núñez de Araujo, y de acuerdo a los estatutos del Colegio de Médicos, el galeno Gustavo Uribe asumió la presidencia. Uribe explicó que una de las primeras metas que se trazó son las elecciones para entregar a la nueva junta que sea elegida, y para ello se nombró una comisión electoral que debe reunir una serie de requisitos ante el CNE, a fin de que aprueben las elecciones internas del gremio.

Calificó de oferta engañosa lo que realiza un grupo de médicos al pretender  hacer nombramientos sin una debida elección.

«Comunicamos a los miembros del Colegio de Médicos del estado Táchira y de la sociedad en general, del compromiso de la actual junta directiva en la renovación de organismos en nuestra corporación y en resguardo del ejercicio del derecho a la participación de elegir y ser elegido, consagrados 63 de la Constitución Nacional», legó Uribe en un comunicado.

Exhortan a los miembros del colegio para que rechacen las acciones de un reducido número de agremiados que bajo el lema de reinstitucionalización del Colegio Médicos pretenden incorporarse como miembros de la institución y así perpetuar el estado actual de las cosas, vulnerando el derecho a la participación.

 

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