Sobre la presencia originaria de la figura santa de La Virgen de la Inmaculada Concepción en La Cejita existen varias versiones que colocan esta semejanza mariana entre lo Mágico-Histórico; Mágico-Religioso y lo Mágico-Espiritual.
¿Historia-Mito-Leyenda?
Una de estas míticas versiones refiere que la imagen de La Virgen “Inmaculada Concepción” llego desde Motatán por efecto de una donación anónima al momento de ocurrir el desplazamiento de sus pobladores hasta la propiedad de José Manuel Briceño existente en tierras de Sabana Larga, ámbito geográfico de la aldea antes en mención al final del tercer trimestre del año de 1833. Esto aconteció cuando una epidemia que mentaban peste negra o fiebre palúdica mantenía un acelerado exterminio humano y el presbítero José Manuel Mateos ante la incontable cantidad de muertes que en este lugar estaba ocasionando esta desconocida enfermedad, recurre a la buena voluntad de José Manuel Briceño amo y señor de una extensa porción de tierra en Sabana Larga para que sin afectar sus bienes done un lote de tierra para trasladar y establecer un nuevo poblado, a lo que accede y autoriza inicialmente de palabra su uso a tal fin y después de consumado el desplazamiento proceden a su debido registro. Esa es uno de los relatos que conozco, aunque en conversas sostenidas con pobladores sé que hay otras.
Esta otra legendaria historia la escuche durante las conversaciones nocturnas en varias ocasiones a María Dolores Pérez mi madre, nacida, criada y descendiente directa de las primeras familias pobladores de este pueblo. Ella tenía por costumbre después de cenar, reunirnos a todos ya tardé, buscando la noche para contarnos acontecimientos, hechos, sucesos del pasado y del presente para nosotros sus hijos algo desconocido, en mi caso ese era el momento que durante todo el día más ansiaba que llegara.
Recuerdo como si fuese en presente aquella noche cuando mama hacia ejercicio de memoria para recordar y comenzar a relatar: “Me crie al lado de mi Nona materna Petra Pérez, madre de mi progenitora Julia Pérez.
La Nona Petra
La Nona una mujer sin estudio, pero inteligente con carácter y recia personalidad relataba que en las décadas de 1880 y 1890 el estado Trujillo estaba dividido por dos corrientes caudillistas Los Ponchos y Los Lagartijos, ambas lideradas por barbudos generales de montoneras: Por un lado el líder Conservador, Doctor y General Leopoldo Baptista y por otra parte el Doctor y General Rafael González Pacheco jefe de los Liberales, y como es de suponer los habitantes de los rancheríos plantados en Chimpire, Las Mesetas, Mesa de Chipuén, La Cejita no escapaban a la influencia de alguno de estos grupos de barbaros, entre estos las familias Paredes y los Manzanilla Cazorla de tendencia liberal vecinos de La Cejita, que constantemente se abatían a tiro limpio con la familia Araujo conservadores natos que vivían en Pie de Sabana y la familia Maldonado que moraban en Valera.
Plomo y Machete
Hubo una ocasión cuando tenía treinta años de edad y recién había parido esa misma madrugada a mi hija Julia, eso fue en el año 1891 cuando las tropas del General Benigno Araujo asaltan el pueblo, la mayoría de estos soldados estaban borrachos, en aquel instante la gente despavorida, hombres, mujeres y niños por igual salió a ocultarse en las montañas y zanjones cercanos mientras estos saqueaban y destruían todo a su paso, repentinamente se detienen frente a un rancho propiedad de los Paredes y penetran con violencia a su interior, lo desvalijan e incendian, cuando hacían esto se les atravesó una cochina que uno de los soldados partió en dos con un sable, estos fueron momentos de pánico, terror, desconcierto e incertidumbre vividos con angustia hasta que se retiraron a su cuartel en Pie de Sabana”.
La Virgen
Mama continuaba narrando para sintetizar aquellos azarosos momentos vividos en varias ocasiones por quienes en esas épocas aquí vivían, En otra oportunidad proveniente de Motatán cruzo el poblado con sus milicias mostrando fusiles al hombro y machetes afilados en las manos, unos a pie otros a caballo, todos barbudos, andrajosos y la mayoría muchachos muy jóvenes y sin mayor experiencia guerrera, temerosos con la mirada fija hacia el sur, engalanado el frente estaba sobre su corcel el general y doctor conservador Leopoldo Baptista acompañado de sus lugartenientes, iban a combatir a los liberales que en aquel momento acampaban en el sector El Amparo. Entre aquel grupo de mozos inexpertos sobresalía de manera especial uno alto, delgado, con larga cabellera que estaba ajustado sobre el lomo de un jamelgo, con el fusil terciado al pecho y un filoso machete en su funda a un lado en su silla de montar presto a ser usado cuando la circunstancia lo requiriera, no aparentaba tener más de 15 años. Del interior de su macute sobresalía una talla de madera de mediano tamaño de su pertenencia. Era la imagen sagrada de la virgencita de la Inmaculada Concepción que después de haber tenido su compañía y protección por cierto tiempo, este muchacho ansiaba dejar a resguardo en alguna iglesia antes de entrar de nuevo en combate. Y Dios le dio esa oportunidad, cuando de pronto logra divisar una casa de bahareque, techada con palma que hacía las veces de iglesia, se acerca hasta el lugar, baja de la bestia, la marra y entra para orar y dejar en manos de una anciana habitante local, que en aquel instante estaba al interior del antes mentado recinto sagrado. Hecho esto regresa su lugar dentro la escasa caballería conservadora. Según esta fuente oral esa puede ser la primera imagen en antaño conocida de nuestra excelsa reina mariana.
Compilador Luis Huz Ojeda