La inflación venezolana se hace sentir: propende hacia caminos hiperinflacionarios, de restricciones y miseria

 

Por: Luis A. Villarreal P.

Aun cuando los indicadores macro esbozaron recuperación y crecimiento económico, debido al esfuerzo productivo y comercial —para mantenerse y salvarse— acompañado de la popularización del dólar como garante monetario, la diferencia cambiaria se está ampliando a pasos largos porque el pobre bolívar sigue cayendo al no tener sustento [piso] productivo ni la confianza económica necesaria.

Además, el dólar BCV [irreal y ficticio] se distancia del referencial o paralelo [real], lo que hace que el bolívar pierda su anclaje postizo; es decir, su artificiosa ‘estabilidad’ para seguir a la deriva por los caminos hiperinflacionarios, causando más carencias y calamidades a la población que ve mermar en sus manos las ya escasas posibilidades adquisitivas, principalmente para costearse los servicios, alimentación y vestido, elementales.

El sistema de cambio se ha visto súper alterado por causas como el ‘exceso’ de liquidez —ocasionado por los exiguos pagos hechos a los empleados públicos desbordados en lucha— que por lógica precaución fue aprovechada para cambiar bolívares por dólares; también con la drástica reducción de las divisas principales del BCV a la banca.

Desde la reconversión monetaria realizada en octubre 2021, según la cual el dólar pasó de valer más de cuatro millones y medio de bolívares soberanos a costar entre 4,25 [oficial] y 5,25 [irregular], porque seis de sus dígitos enteros fueron lanzados a la cesta de la basura para habilitar el bolívar digital. De manera que de acuerdo a someros cálculos artesanales o empíricos el bolívar ‘digi’ se devalúa frente a las divisas más usuales —en menos de un año— en más del doble y dele.

La infausta realidad que golpea a la familia venezolana y distorsiona mucho más el desempeño productivo, comercial y empresarial, estaba en preaviso porque sencillamente las causas del desbarajuste económico siguen intactas, sin corregirse, y continúan siendo las variables perniciosas de la crisis que no ha dejado de azotar.

Para definir y dar solución a la problemática que ha proliferado, a objeto de recuperar el bienestar y la felicidad colectiva, obliga a configurar un cambio de rumbo por parte de personas conscientes de lo que realmente es político, de lo que urgidamente necesita Venezuela, colocando al margen de tales responsabilidades a quienes en más de dos décadas han transitado el camino de la equivocación, del abuso, y de la complicidad, vistos los lamentables resultados.

El necesario cambio es el que nos dará la ocasión de poder resolver los pequeños y grandes problemas de la vida nacional, de las instituciones del poder  público, de estados, municipios y parroquias, del campo y la ciudad, del individuo y la familia, sin privilegios.

Lograr tal posibilidad es el gran reto que desafía a la Oposición venezolana a través de las Elecciones Libres, habiendo pasado en orden secuencial por Legitimación y Primarias, eventos democráticos que han de fortalecer y cohesionar la Unidad en una contundente candidatura presidencial opositora;  y por supuesto, antes de esos comicios, la conquista de las condiciones imparciales electorales, que son garantía de confianza, participación, inclusión y resultados electorales verdaderos.

Las acciones o expectativas que se puedan estar realizando o acumulando, sobre lo que ya se ha puesto de manifiesto en la Plataforma Unitaria Democrática, y que nadie se ha atrevido a contradecir frontalmente, sino más bien a aceptar con silente obediencia —pese a las propuestas complementarias o discordantes de personas que actúan sin sentido unitario, advirtiendo su incongruencia o su deseo de socavar—  siguen siendo sobre el programa de la Plataforma, del cual no se saben las circunstancias en las que se desenvuelve.

Si nos referimos a la reanudación del Diálogo en México, todos sabemos que tal cosa depende de Estados Unidos, país que puede presionar para que el oficialismo no deje con los crespos hechos a la comisión opositora que impaciente espera para ‘negociar’.  Ya el Tío Sam ha advertido que si el gobierno cuestionado no se sienta a negociar le ‘reajustarán’ —incluso ampliarán— las sanciones; aclarando, eso sí, que se aliviarán si hay un compromiso fehaciente con las Elecciones Libres, que es el punto.

Seguimos preguntándonos qué es lo que ha pasado con el Reglamento de las Primarias; la determinación de realizar las Primarias sin inmiscuir al CNE; la factibilidad de incluir a los electores que están en el exterior; de realizar dos vueltas en Primarias para comprometer y fortalecer la candidatura opositora; entre otros aspectos que no han sido tocados y que son parte importantísima de unas Elecciones Libres y verdaderas, ajenas a los vicios tradicionales.

Considerando el tiempo aparentemente ‘suficiente’ que todavía falta; solo nos queda esperar por la ‘prudencia’ de la Secretaría Ejecutiva de la Plataforma Democrática, y porque se informe de los buenos oficios que ha de estar realizando la Comisión de Primarias.

Quienes promueven al CNE, aparentando ser opositores —rectores o no—, están en contravención a los propósitos ya expuestos de la Plataforma Unitaria Democrática; tal vez dándose cuenta de que con ello se produzca la  ausencia de muchísimos —millones— electores que sí son opositores circunspectos, creíbles y confiables para asumir la difícil tarea de ganar el poder político y llevar a cabo la reconstrucción nacional.

Ya no habrá que culpar solamente a los promotores de la abstención, sino a los ceneistas que no han querido facilitar y complacer sino perturbar la confianza del electorado que con sobradas razones desconfía.

 

 

 

 

 

 

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