La hospitalidad, una identificación dialógica en Encuentros desde mi ciudad. Ensayos reunidos. | Por: Alexis del C. Rojas Paredes

Encuentros desde mi -ciudad. Libertad León González

 

Alexis del C. Rojas Paredes

Es preciso hacer una antesala al propósito encomendado para expresar el  orgullo y honor que representan para mí el haber sido elegida por la autora, Dra. Libertad León González, para realizar la presentación de su libro Encuentros desde mi ciudad. Ensayos reunidos. A ella me une  desde el comienzo de la formación profesional el hermoso camino del estudio compartido, las vivencias maravillosas en el quehacer literario y, en especial, el verdadero sentimiento de la amistad; experiencias en las que  -parafraseando a Jorge Luis Borges- hemos visto muchas lunas pasar. ¡Amiga, para ti mi gratitud de corazón!

Inmerso hoy en la celebración internacional del Día del Libro y del Idioma, en honor a la genialidad  del escritor español Miguel de Cervantes Saavedra y su obra inmortal Don Quijote de la Mancha. Obra icónica de la literatura universal e inaugural de la novela realista moderna, que expresa la dualidad contradictoria y complementaria de los personajes del humano ser. Dice el cura: “parece que los forjaron a los dos en una misma turquesa, y que las locuras del señor sin las necedades del criado no valían un ardite”[1].

Es propicio el tiempo presente para detenernos de forma inicial en la valoración retrospectiva y prospectiva de la identidad  narrativa, desde el amplio sentido de la configuración temporal de Paul Ricoeur: “el presente de las cosas pasadas es la memoria, el presente de las cosas presentes es la atención y el presente de las cosas futuras es la expectación o la espera”[2]. Inscritos en este enunciado ricoeuriano  nos acercamos al saber  que gravita en la escritura de Libertad León González, profesora  e investigadora, escritora y editora y en especial portadora de grandes virtudes humanas: la gentileza, la generosidad, el  trato amoroso; su elevado espíritu  de labor sociocultural  hace de  ella  una  mujer que dibuja un horizonte luminoso y  traza un espacio intelectual, productivo en el actual acontecer Valerano.

La publicación digital de su Libro Encuentros desde mi ciudad. Ensayos reunidos (Abril, 2024) Editorial AlfaGuaro eBook, con una organización estructural de tres partes reúne un corpus de quince (15) ensayos y una epístola; condensa una  publicación que nos proporciona desde la  elevada  percepción literaria, filosófica,  fenomenológica e histórica,  un acto de creación e interpretación que despliega la manifestación de su hacer escritural en los últimos tiempos.  Tal como lo señala la propia autora “es la expresión organizada de como he coexistido a la labor, el trabajo y la acción desde hace dos años (2022-2024)”[3], fundamentada en la noción  de vida activa  de Hannah Arendt.  Visible en las frecuentes publicaciones y notable accionar cultural desde el Ateneo de Valera, Laboratorio Arte y Poética ULA-NURR y otras organizaciones afines. Noción igualmente reveladora de la vida activa de diversas personalidades hacedoras de Historia de la ciudad de Valera y del estado Trujillo en general.

Presentamos un libro ensayístico cuyo tratamiento interpretativo tiene procedencia  en las fuentes de diferentes géneros escriturales: novelas: histórica y ficcional, poesía, y de forma enfática la crónica; indicador de  una variedad referencial  que más allá de la aparente disimilitud ofrece la hondura de un  pensamiento integrador, reflexivo, que teje con proeza   las certezas de la palabra que enuncia. Reúne  “un saber hacer” que –en palabras  de Gadamer-  requiere una particular finura de espíritu”[4].

Así tenemos, dentro del conjunto cohesionado del pensamiento,  la inspiración en una escritura comprometida, preeminentemente en la valoración de numerosos hombres e historia de nuestra región, explicitados más adelante; pero también la expresión artística literaria de novelas ficcionales referidas a dos reconocidas artistas, pertenecientes a otros territorios. La novelista Victoria de Stefano  y la cineasta Margot Benacerraf; vistos en dos ensayo que si bien pareciera irrumpir el egregio contexto de identidad  trujillano, abrigan y recrean el discurso ensayístico en lo artístico literario.

En una interconexión entre lenguaje y mundo, llamada  los  juegos del lenguaje   para   Wittgenstein, donde “Sólo es posible imaginar combinaciones no existentes de elementos existentes”[5], Libertad León González entrelaza encuentros dialógicos con apreciables personalidades a través de ejemplares obras escritas de profundo sentido histórico social y cultural de la región. En una relación de identidad intelectual que construye desde dos principios categóricos: la noción filosófica -de Enmanuel Levinas-  de la alteridad,  lo cual significa  ponerse en lugar del otro, y el principio fenomenológico husserliana de “Las cosas mismas”, es decir un conocimiento comprensivo desde “las cosas mismas que está interpelando”,  al decir de Heidegger[6].   Ello le permite reconocer y comprender  la tradición cultural e  histórica, hacer coincidir sentidos y construir  libremente nuevas significaciones.

Desde esta perspectiva filosófica del lenguaje, sumado al miramiento de tres unidades semánticas de significativo enlace conceptual: Encuentros-ciudad –reunidos, configurativas del título del libro, bien podemos estimar  el fomento de  una relación de hospitalidad, una  relación de identidad empática y de trato con el otro, en un  descubrimiento y entendimiento del pensamiento, saberes y experiencias reveladoras  de multiplicidad de sentidos,  en la que se cristaliza la intersubjetividad recurrente de su discurso ensayístico.

Esta mirada nos remonta al principio griego de la tessera hospitalis[7], en el fundamento hermenéutico de Hans Georg Gadamer, quien retoma la categoría de la tessera hospitalis del antiguo mundo griego,  en su estudio filológico de la noción de símbolo para explicar el modelo del lenguaje. Esto significa -desde  la reinterpretación de Aníbal  Rodríguez-  “que el anfitrión entregaba a su huésped la mitad de una tablilla que rompía con el objeto de que pasado el tiempo pudieran reconocerse al juntar las dos mitades. Una suerte de identificación entre el anfitrión y  huésped”[8].

De esta forma tenemos en una libre interpretación, que  el libro  Encuentros desde mi ciudad representa simbólicamente la hospitalidad; donde la autora, en su condición de generosa y actual anfitriona  incursiona a través del lenguaje “en la casa del ser” heideggeriano, con notables personalidades nativos o adoptivos de esta urbe, sus distinguidos huéspedes, quienes previos anfitriones han entregado su palabra dialógica;  para reunir pensamientos, acciones y voluntades edificados a lo largo de estos 204 años en nuestra ciudad, esparcidos por todo el territorio trujillano. Así, anfitriona y huéspedes representan la hospitalidad del lenguaje, fuente inconmensurable de la vida humana.

La sistematización escritural de estos encuentros de identificaciones y relaciones dialógicas,  la inaugura  la eminente figura del Beato Dr. José Gregorio Hernández en un excelente ensayo,  donde Libertad León  hila su discurso interpretativo en interconexión con dos textos concernientes a la novela histórica: José Gregorio Hernández, un milagro histórico (2014) de Raúl Díaz Castañeda y Dos vidas, Rafael Rangel y José Gregorio Hernández (2013) de Víctor Bravo; más el documento histórico, Camino de Santidad, Cronología de José Gregorio Hernández (2020) de Francisco González Cruz.  Producción ensayística que entrelazado al pensamiento de los notables escritores,  actualiza desde una visión estética y hermenéutica la profunda riqueza humana y espiritual, la rigurosidad científica y elevada santidad de nuestro Dr. José  Gregorio Hernández, y su ineludible vinculación al sabio Rafael Rangel.

En esta hospitalidad discursiva prosigue la valoración  y acogida  de distinguidas personalidades y escritores de la Crónica y Novela histórica, a saber: Pedro Bracamonte Osuna,  Benigno Contreras,  Alexi Berríos Berríos, Raúl Díaz Castañeda y Alí Medina Machado; quienes a su vez, anclan sus discursos  en fuentes testimoniales de otros cronistas y personajes de gran valía en la reconstrucción de la Historia valerana desde su fundación, pasando por el crecimiento urbanístico y con ello la creación y desarrollo  de instituciones religiosas, educativas, culturales, de salud; así como destacados eventos, con sus respectivas y connotadas personalidades. En  su conjunto edifican la manifestación de  lo que ha significado  la vida urbanística, social y  cultural; los cuales estampan en palabras de Díaz Castañeda “las luces de un espejo poliédrico que reflejan las distintas caras de la ciudad”[9]. Pues ellos en su totalidad,  no sólo se constituyen en forjadores de la  Historia, sino también en custodios de los bienes heredados, protectores del patrimonio cultural.

El encuentro dialógico en diferentes  obras de estos escritores, prototipos de la ciudad, portadores de  sentidos de tradición, le proporciona a la autora  la valoración y alcance de elementos significativos, signado por las nociones de la alteridad y las cosas mismas  en el proceso de la  creación reflexiva, interpretativa y argumentativa de sus valiosos ensayos, en una relación de entrecruzamiento de conocimiento y amplitud del pensamiento.

Otros encuentros que reúnen las relaciones existentes de la comarca valerana distinguen al ilustre escritor Adriano González León; uno, procedente de la   Novela histórica Se llamaba Adriano, le decían el Nene (2022) del Dr. Raúl Díaz Castañeda y el otro, un ensayo personal  Adriano, más allá de las palabras,  inspirado  en el Homenaje a Adriano por el Diario Los Andes y el Primer Congreso de Valera organizado por el Ateneo de Valera. Una escritura cuya elevada misión emplaza la proyección y  actualización de los entrañables tiempos transcurridos y  las aspiraciones existenciales de Adriano, de inspiración para las generaciones por venir.

En su condición de ciudadana que  asume el claro y decidido compromiso de actuación en procura de  enaltecer los valores de esta tierra,  en y desde el  civismo de considerables escritores, cierra su  identificación dialógica  con el insigne pensador D.  Mario Briceño Iragorry, Trujillano Universal. Con una escritura de tres ensayos y una epístola, reveladora de su atesorada vida y obra que nos lleva a reconocernos  a partir de nuestro pasado,  configurar una conciencia histórica como ciudadanos e  identificarnos y asir nuestra realidad actual.

En este contexto lingüístico de verdaderos y gentiles encuentros se funda  la premisa de la hospitalidad, en donde Libertad León González valora y  se deja seducir por la riqueza del saber y del hacer cultural. Bien podría decirse que en  la reunión de estos ensayos sostenidos en la palabra inspiradora, intelectual y reflexiva,  cohesiona un pensamiento, una amplia mirada  que dimensiona y actualiza, mayormente,  realidades concretas del acontecer histórico, social, cultural de la ciudad y el estado, sin olvidar el tratamiento de algunas realidades ficcionales.

Hospitalidad que cede ahora al lector con su invitación a la lectura del libro Encuentros desde mi ciudad, una visión  escritural que nos identifica y enorgullece, en el dinamismo del hoy,  como seres de esta tierra que necesitan, en palabras de Adriano González referida por Libertad León “mirarse mutuamente (…) para aumentar el caudal del infinito”[10].

 

¡Muchas gracias!

¡Felicitaciones! para la autora

 

Valera, 23 de abril de 2024


[1] De Cervantes, Miguel (1980). Don Quijote de la Mancha. México: Mexicanos Unidos. P. 18.

[2] Ricoeur, Paul (1987). Tiempo y Narración II. Trad. Agustín Neira.  Madrid, Edic. Cristiandad. P.

[3] León González, Libertad (2004). Encuentros desde mi ciudad. Ensayos reunidos. AlfaGuaro eBook. p. 10.

[4] Gadamer, Hans Georg (1996). Fundamentos de una hermenéutica filosófica. Salamanca: Sígueme. Trad. Ana Agud de Aparicio y  Rafael de Agapito. p.378.

[5]  Wittgenstein, L. (1968).  Los cuadernos azul y marrón. (Traducción de la edición inglesa: Francisco García Guillén). Madrid. Taurus. 1993,  p.60.

[6] “¿Qué entienden Heidegger y Gadamer por las cosas mismas? Las cosas mismas es el principio desde donde Edmund Husserl cimentó su fenomenología, un imperativo filosófico. (…) Sin embargo, para que las cosas mismas se muestren, desde ellas mismas también debe producirse un movimiento: el darse. El filósofo no podría alcanzar a ver las cosas sino porque  las cosas mismas aparezcan y se den, se muestren. Es en ese momento cuando se produce la comprensión… Para Gadamer las cosas mismas no es más que el sentido o las posibilidades de sentido…” (Aníbal, Rodríguez Silva “La Tessera hospitalis  el modelo del lenguaje en Gadamer”, 2002. Mérida, Universidad de Los Andes. En Voz y Escritura. 199-211- págs., 203-204).

[7] “El modelo del símbolo como tessera  hospitalis es, mutatis mutandis, expresión de lo que Gadamer llama círculo hermenéutico y es una muestra de la condición de dialogicidad del lenguaje. La historia de la palabra la encuentra en la “tablilla de recuerdo” o tessera hospitalis de los griegos”. (Rodríguez  Silva, Aníbal. Óp. cit., p. 201).

[8] Ibíd.

[9] Díaz Castañeda, Raúl (2020).  Valera dos siglos,  p.65-66,  en León Gonzáles, Libertad. Óp. cit., p. 85.

[10] León González, Libertad. Óp. Cit., p.94.

 

 

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