Francisco Graterol Vargas
Elio Raggioli Ruggi nació en Modena, región de Emilia Romaña, Italia, el 5 de mayo de 1935 y se vino a Venezuela a la edad de 18 años, el 28 de diciembre de 1953.
Cuando el mundo celebraba el 1 de enero de 1954 la llegada del nuevo año en la Plaza Bolívar de Valera tres emigrantes procedentes de Italia acudieron para ver como los parroquianos festejaban tal acontecimiento. Uno de ellos era el joven deportista Elio Raggioli. Estaba acompañado de su padre Ferdinando y su hermano Giorgio Raggioli. Elio había realizado una larga travesía desde el país de la Bota hasta Venezuela específicamente a Valera. Los Raggioli eran parte de ese gran núcleo de ciudadanos de otros países específicamente europeos que luego de la II Guerra Mundial empacaron maletas para la Patria de Simón Bolívar en busca de un mejor bienestar para su familia. Eran como las 4 de la tarde cuando iniciaron el regreso a casa. Vivían en la comunidad de La Ciénaga. Al pie de la escalinata que daba acceso al cerro donde estaba la casa de los Raggioli. Su padre dio respuesta a la inquietud del jovencito que preguntaba una y otra vez por deportes como el ciclismo y fútbol en la Valera de la época, actividades de la cual era muy apasionado y también esquiaba. “Comienza a practicar el deporte que harás de aquí en adelante”, y le hizo entrega de una porta mezcla y una cuchara. Según palabras expresadas al estimado periodista Elvins González.
Tomó la palabra de su padre pero el deporte estaba a su lado. Entrenaba muy temprano junto a otros pedalistas con una linterna en la frente para ver por donde pasaban ya que el astro Rey seguía oculto y después cumplir sus compromisos de trabajo. Eran observados con admiración y asombro por los transeúntes y conductores de aquella Valera más apegada a la faena que a la actividad muscular. Además del ciclismo, Elio Raggioli jugó fútbol, tenis de campo y softbol donde era lanzador. Una vez en el Casino Militar fui testigo de un pelotazo que recibió en la frente por un bateador. Elio se levantó y tuvo tiempo para lanzar a primera, no hizo el out pero el solo intento dejaba ver el coraje con que defendía una camiseta y más en un deporte como el de la “pelota suave” que no era su fuerte como el ciclismo y el balompié.
Jugó mucho fútbol con varios equipos siendo uno de los más recordados el Deportivo Valera de la década del 60 con Ubaldo Evangelista, Joaquín Moretto, Silvano Gabbo, Cavalier, el Negro Miranda, Salvador de la Torre, Mario Nuche, Tulio Natale, Armando Giardinella, Rocco Ricciardi, y Mario Capeletti entre otros. Al retirarse se hizo Árbitro formando una dupla de mucho respeto con el recordado Orazio Di Rosa. Fue secretario de la Asociación de Tenis de Campo, fundador de la Asociación de Fútbol y Director Técnico de la Asociación de Ciclismo. Elio Raggioli encontró a su media naranja, a la que sería su compañera de toda la vida, “hasta que la muerte nos separe”, una valerana muy servicial y bella dama, Yolanda Briceño Araujo, con quien contrajo matrimonio en 1966 y de esa unión procrearon a Rosángela y María Carolina. Yolanda fue un gran apoyo para aquel hombre que arribó a Valera para escribir una bonita página con nosotros como deportista, empresario y benefactor de todas aquellas obras al servicio de la comunidad, donde Yolanda llevaba la batuta.
A Elio Raggioli se le debe el Hospital Central, Teatro Libertad, C.C Edivica, viaducto de La Beatriz, mejoras del José Alberto Pérez, y un sinfín de edificaciones comerciales y habitacionales enlazadas en el crecimiento y desarrollo de la Valera moderna, con la firma de la empresa Stefano y Raggioli. También estuvo vinculado al Ateneo de Valera, Universidad Valle del Momboy, FEVAL, presidente de la Cámara Junior, presidente vitalicio de la Sociedad Anticancerosa, Colegio Los Cedros, instructor de la Escuela Internacional de Capacitación Junior para funcionarios locales y nacionales de América Latina y el Caribe y senador vitalicio de esta institución, ACOINVA, y Cámara de la Construcción entre otras. Elio dejó un gran vacío en una Valera necesitada de hombres como él, para su crecimiento y progreso; además fue gran deportista como ya lo hemos expresado en esta historia jamás contada del ciclismo trujillano …
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