Redacción Ciencia, 6 jun (EFE).- Los osos polares y los pardos son especies distintas pero eso no les impidió aparearse entre sí en el pasado. Ahora, un nuevo estudio de ADN relata la historia evolutiva de ambas especies y revela que ha sido tan compleja como la nuestra.
En los últimos años, el estudio de antiguos genomas ha ayudado a los paleontólogos a descubrir que diferentes grupos de humanos arcaicos, incluidos los neandertales y los denisovanos, se cruzaron con los ancestros de los humanos modernos (H.sapiens) e intercambiaron sus genes.
Según este estudio, algo similar ocurrió entre los osos polares y los osos pardos. «Encontramos pruebas de mestizaje entre osos polares y osos pardos anteriores a un antiguo oso polar que estudiamos», detalla Charlotte Lindqvist, bióloga de la Universidad de Buffalo y experta en genética de osos.
El estudio, publicado hoy en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), ha sido dirigido por Lindqvist, y hecho en colaboración con científicos del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio), de México, la Universidad Tecnológica, de Texas, y la Universidad de Oulu, en Finlandia.
Que los osos polares adaptados al Ártico tengan material genético de los osos pardos, que están adaptados a la vida en latitudes más bajas, es un tema de gran interés para los científicos preocupados por los impactos del cambio climático en las especies amenazadas.
Y es que, a medida que el mundo se calienta y el hielo marino del Ártico disminuye, los osos polares y los osos pardos tienen más posibilidades de cruzarse y compartir áreas de distribución.
Como explica Lindqvist, hasta no hace mucho los científicos pensaban que los humanos modernos y los neandertales se convirtieron en dos especies distintas que habían evolucionado a partir de un ancestro común.
Hallazgos posteriores y estudios con ADN neandertal demostraron que las poblaciones humanas modernas y los neandertales se cruzaron e intercambiaron genes (en ambas direcciones) en algún momento de su historia evolutiva.
El estudio sobre los osos revela una historia muy similar y aporta pruebas de hibridación tanto en los genomas de los osos polares como en los de los osos pardos. Además, los osos polares, en particular, tienen «una fuerte firma» genética procedente de los osos pardos.
Para el estudio, analizaron el genoma de 64 osos polares y pardos modernos, incluidos varios genomas actuales de Alaska, donde están las dos especies.
En paralelo, elaboraron un nuevo genoma -más completo- de un oso polar que vivió hace entre 115.000 y 130.000 años en el archipiélago noruego de Svalbard, cuyo ADN se extrajo del diente de una mandíbula subfósil que se encuentra en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oslo.
A partir de estos datos, los científicos estiman que los osos polares y los pardos empezaron a convertirse en especies distintas hace entre 1,3 y 1,6 millones de años.
Sin embargo, según el estudio, después de convertirse en su propia especie, los osos polares sufrieron un dramático declive poblacional y un prolongado cuello de botella genético, dejando a estos osos con mucha menos diversidad genética que los osos pardos.