Cúcuta (Colombia), 4 may (EFE).- En La Parada, caserío colombiano fronterizo con la ciudad venezolana de San Antonio del Táchira, los habitantes viven a diario con miedo y zozobra por el incremento de la violencia de grupos guerrilleros y de narcotraficantes.
Desde el ruido de las ráfagas de fusil a cualquier hora del día, hasta pintadas en las paredes de las viviendas con las siglas de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el conflicto que ha llegado hasta la frontera hace parte de su vida cotidiana.
«Ya nos acostumbramos a escuchar plomo, a que en las trochas aparezcan muertos y ver gente extraña en nuestro sector», dijo a Efe José Urbina, de 50 años, mientras señalaba una de las pintadas que hicieron este fin de semana en una de las viviendas ubicadas frente al río Táchira, que las separa de la trocha La Platanera por donde pasa todo tipo de contrabando hacia Venezuela.
«ELN presente, fuera Tren de Aragua» y «Liberación o muerte» fueron los mensajes que dejó en las paredes la guerrilla colombiana, que mantiene una puja por el control territorial con esa banda criminal venezolana, que desde hace más de cuatro años se apoderó de los pasos fronterizos ilegales del municipio de Villa del Rosario, al que pertenece La Parada, con el estado del Táchira.
PUNTO DE PARTIDA
Villa del Rosario es un municipio del área metropolitana de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, que con la crisis venezolana se convirtió en el punto de llegada de decenas de miles de ciudadanos del país caribeño que buscan iniciar una nueva vida en el exterior, para lo cual el primer paso es atravesar la frontera con Colombia.
El «Tren de Aragua», que toma su nombre de ese estado venezolano, controla las trochas y los negocios ilícitos que se mueven en esta zona, paso principal de venezolanos que emigran o que viajan a Colombia en busca de alimentos, medicinas o, como es en muchos casos, una nueva oportunidad fuera de Venezuela.
La guerra entre el ELN y el «Tren de Aragua» fue anunciada a mediados de febrero de este año cuando aparecieron las primeras casas con pintadas declarando objetivo militar al grupo armado venezolano.
Sin embargo, pese a que este fin de semana habitantes de La Parada aseguraron que nuevas viviendas aparecieron con mensajes que reiteran la disputa del territorio, el comandante de la Policía Metropolitana de
Cúcuta (Mecuc), brigadier general Óscar Moreno, aseguró que este hecho no es reciente sino que ocurrió tres meses atrás a raíz de operaciones de control y capturas contra la delincuencia.
VIOLENCIA EXTENDIDA
Los enfrentamientos entre los dos grupos armados ilegales han resultado también en confrontaciones con la Policía y en al menos una decena de personas asesinadas, cuyos cuerpos son abandonados en las diferentes trochas que comunican a Venezuela con Colombia, pasos que son conocidos como Los Mangos, La Playita y La Platanera, entre otros.
El coordinador de la Red de Derechos Humanos, Enrique Pertuz, indicó que en esta zona de frontera hay una disputa territorial, social, económica y política en la que intervienen una multiplicidad de actores del conflicto.
«Encontramos organizaciones como el ‘Tren de Aragua’ y ‘La Línea’, pero también está el ELN, que se encuentran en disputa a sangre y fuego por el control no solamente de las trochas, sino todo lo que tiene que ver con los pasos fronterizos y por lo que significan estos pasos: economías ilícitas que pasan por ahí», aseguró Pertuz.
En opinión del experto, el ELN, que se ha expandido en el país aprovechando los vacíos que dejó en algunas regiones la antigua guerrilla de las FARC luego de la firma del acuerdo de paz de noviembre de 2016, tiene no solo control en La Parada, sino en otros sectores de Villa del Rosario.
Geraldine García