Eduardo Viloria/ DLA.- Este 25 y 26 de diciembre los rangelianos esperan que suenen duro los tambores y requintas, como ha sido la costumbre de la fiesta de San Benito, que está en el corazón de todas las poblaciones del Sur del Lago, pero arraigada en Betijoque, Sabana de Mendoza y Sabana Grande (estado Trujillo), que se ha mantenido por el esfuerzos de sus organizadores.
El San Benito de Betijoque
La gran fiesta de San Benito los días 25 y 26 de diciembre de cada año es organizada por los grupos de tamboreros de Rafael Rangel.
Esta fiesta se efectúa todos los años, después de haberse cumplido una agenda de homenajes al Santo, como son: la primera salida de San Benito, el primer domingo del mes de octubre de todos los años y El Trincherazo, que se celebra el tercer sábado del mes de noviembre.
El Santo Negro sale del Templo San Juan Bautista, donde inclusive hay una reliquia del Santo de Palermo, traída directamente del lugar donde está el cuerpo incorrupto del Santo Negro, Palermo, de primer grado.
En Betijoque, cada año crece más la tradición que ha ido de generación en generación, existiendo una escuela que se encarga de formar las nuevas figuras de la fiesta, los niños, vasallos, tamboreros y bailadores, creada e impulsada por la Fundación San Benito y Asociación de Tamboreros de Betijoque a cargo de Rafael Figueredo, que cuenta con un equipo de personas preocupadas por la permanencia del folclore local, donde está presente la manifestación negroide que los historiadores ubican en tiempos de la conquista.
Fiesta con perfil propio
Estas actividades, son demostración que San Benito tiene una fiesta propia, como dicen los organizadores actuales de las festividades, pues antes la fiesta resaltaba solo los 25 y 26 de diciembre cuando el Santo venia de Sabana Grande. El San Benito de Rito Moncada, como era conocida la imagen que todos los años era trasladada desde el municipio Bolívar por el llamado camino viejo a Betijoque, para llegar a las Trincheras en horas de la tarde, y posteriormente trasladado al templo San Juan Bautista, hasta el día 26, cuando recorría todo el poblado, hasta horas de la tarde momento que regresaba a Sabana Grande.
Debido a los excesos que se cometían en La Romería por el excesivo consumo de bebidas alcohólicas, la Diócesis de Trujillo, emitió un decreto, donde se prohibía el traslado de San Benito de Sabana Grande (Bolívar) a otro municipio, la fiesta solo podría ser en las comarcas del mismo municipio, como se ha venido cumpliendo desde la fecha de haber sido emitido el decreto en cuestión. El San Benito de Rito Moncada, el mismo que apareció, según contaban los historiadores en Cheregué, no subió más al municipio Rafael Rangel.
Un poco de Historia
En Visión de Trujillo, el poeta Antonio Pérez Carmona señala sobre San Benito, el de Sabana Grande, en lo relacionado al folclore de la región lo siguiente:
“Ahí viene El San Benito de Rito Moncada, ahí viene con sus esclavos, su música, con el colorido de la jarana, con sus pitos y el tambor” “Dicen que partió de Cheregüe y que es un Santo negro milagroso, pero que hay pagarle promesas y bailarlo y echarle aguardiente”
“Así, en brazos de la leyenda, es esa magia envolvente, en ese caudal imaginario de nuestro hombre aferrado al misterio, a las tradiciones, a la transculturización religiosa, a la superstición, se desparramó por las tierras llanas y ardientes del estado Trujillo el primer toque de auténtico folclore, nacido bajo el patrimonio de San Benito de Palermo”
“Y como por arte de un tributo a lo festivo, a los mítico y diabólico, los San Benitos fueron creciendo por todas partes, brotaron en los pueblos, en los caseríos, en las aldeas, se importaron de las riberas del lago y fueron hasta las regiones altas y en los poblados, fríos suplantaron los santos catires”.
“Los atuendos, el cromatismo y el baile se juntaron para crear la fiesta de los chimbangueles. El frenesí se hizo presente en el furor del tambor, en el movimiento de los pies descalzos de las promesas, del aguardiente, del sabor africano.
“Una leyenda dio impulso al culto y la decoración ingenua, pintoresca, amalgamada de lo español y lo indígena, integró ese folclore de los San Benitos”.
“Entonces cada pueblo quiso reclamar el auténtico, El Santo Negro suyo, aparecido en cualquier sitio para hacer prospera la región. Dicen que el primero fue encontrado por Rito Moncada, hace más de un siglo en el cerrito Cheregüe, pero lo cierto fue, que Rito se hizo santero, formó la música con los vecinos y entregó su existencia a cargar entre coplas, adornos y baile a su San Benito. Y cuando murió Rito hubo una gran tormenta, entonces se afirmó que el negrito quería pasear y los chimbangueles lo llevaron de pueblo en pueblo, para pagarle promesas por milagros, fijándose la ruta Sabana Grande –Betijoque”.
Benito, El Santo Negro fue llevado antes de venir a Betijoque a Sabana de Mendoza, después iba rumbo a la tierra de Rafael Rangel, recorría el trayecto hasta el templo San Juan Bautista en medio del licor que le era regada a la imagen del santo, regresaba el 26, pero antes de tomar el camino de nuevo a las Trincheras, pasaba por la Comandancia de Policía local, donde el jefe policial ponía en libertad a todas las personas detenidas, por haber cometidos excesos en la fiesta cumplida el día anterior, o estar incursos en otros delitos menores.
La crisis ha golpeado la fiesta
La crisis y especialmente la pandemia ha golpeado las fiestas, la primera salida del Santo en Betijoque, no se pudo cumplir este año, al igual que la fiesta del año pasado, tampoco el Trincherazo se cumplió la fecha no prevista el 13, sucediéndose infinidad de críticas, pues la persona que autorizo la salida como autoridad no era la indicada en el momento, sin embargo el Santo salió y fue bailado en las Trincheras y en la calle que conduce directa al templo, hasta casi la noche del día 13.
Este año los Sanbeniteros están preparados, como siempre; los grupo de tamboreros y la Asociación que dirige Rafael Figueredo, que se encarga de formar las nuevas figuras de la fiesta, prometen que si habrá fiestas los días 25 y 26 de diciembre, cuando de nuevo suenen duro las requintas y tambores en Las Trincheras y Betijoque.