Los municipios Pedro María Ureña y Bolívar fueron considerados hasta el año 2015 como la “fábrica más grande de Venezuela” por la capacidad productiva que tenían para diferentes rubros, la alta generación de empleos directos e indirectos, y la calidad de sus productos, sin embargo con el cierre de frontera generado el 19 de agosto de ese año, y la paralización constante del paso comercial entre Venezuela y Colombia, se han visto obligados a disminuir sus actividades en aproximadamente un 80%.
Calles caracterizadas por el movimiento ciudadano, la oferta y demanda, ahora están vacías, parecen un desierto. Una avenida Venezuela de San Antonio del Táchira que estaba repleta de negocios, desde hace unos años fue declarada zona militar y por lo tanto su circulación por allí es limitada.
Ureña, que era un centro comercial de punta a punta, muestra en las vitrinas pantalones, calzado y bolsos de calidad, pero no hay quién los compre, son muy pocos los que llegan a la frontera para adquirir productos allí mismo. La mayoría cruza a Colombia y regresan sobre todo con alimentos y medicinas.
El pasado 4 de octubre el diputado de la Asamblea Nacional electa en diciembre de 2020 y enlace de Nicolás Maduro, Freddy Bernal, anunció junto a la vicepresidenta de la República, Delcy Rodríguez, que la apertura comercial de la frontera entre el estado Táchira – Venezuela y el Departamento Norte de Santander – Colombia sería el martes 5 de octubre de 2021, por el Puente Internacional Francisco de Paula Santander, ubicado en Ureña.
Transcurridos 15 días de aquel anuncio tan sólo se ha llevado a cabo el retiro de los contenedores. Al parecer las autoridades de ambas naciones no se han puesto de acuerdo en cómo se llevará a cabo el intercambio, y además el presidente colombiano, Iván Duque, en una actividad por el bicentenario de su país declaró que no se prestará para que la apertura de frontera sea usada con fines políticos electorales, haciendo referencia a la campaña electoral que está en marcha por las elecciones municipales y regionales que se llevarán a cabo en Venezuela el próximo 21 de noviembre.
Diario de Los Andes conversó en la frontera con los sectores productivos del Táchira y representantes políticos, quienes relataron cómo fue la producción, cómo está actualmente y qué se espera con la apertura del paso comercial. Siguen a la expectativa, muy esperanzados de volver a ser la frontera más dinámica de América Latina.
“Pueden activarse 250 empresas más”
Uno de los promotores de la apertura comercial de frontera, es Martín Labrador, el vicepresidente de la Cámara de Industria y Comercio de Ureña, quien asegura que los sectores productivos ya están preparados para iniciar la importación y exportación de productos, y estiman que al menos unas 200 empresas se reactivarán gradualmente con este intercambio, sobre todo del sector textil, calzado, metalmecánico y construcción, uno de los más golpeados.
“Otro sector importante son las carrocerías, al reactivarse este sector que era el que abastecía el mercado nacional de autobuses de marcas reconocidas, sería un aporte importante”, afirma.
Actualmente hay 250 empresas operativas, por lo que se estaría llegando a casi 500 que permitirían la generación de empleos directos e indirectos, y la oportunidad de ofrecerle al consumidor venezolano mercancías a precios más bajos, sobre todo si adquieren el producto en la zona.
Algunos de los empresarios que se tuvieron que ir para Colombia han retornado a Ureña a reactivar sus fábricas, sus empresas, pensando en estar al día para ese intercambio comercial. “Las empresas que están activas entre un 5 y 15%, pudieran aumentar entre un 20 y un 25% progresivamente, viendo que podemos tener competitividad a nivel nacional”, acotó.
Según Martín Labrador a mediano plazo pueden pasar de generar 2.000 puestos de trabajo actuales, a 10.000 y 20.000 fuentes de empleo de manera progresiva entre San Antonio y Ureña. De activarse las empresas de carbón, estima se aumentarían aún más las ofertas de empleos directos e indirectos.
“Para nosotros significa el logro después de dos largos años, una esperanza de parte del empresariado y comerciante que ha surfeado durante este tiempo. Verla abierta (la frontera) significa mayor movilidad de personas que puedan venir del resto del país a consumir nuestros productos y poder pasar exportaciones pequeñas, medianas o grandes hacia Colombia, y poder hacer importaciones que nos costaban un 200% más por Paraguachón, de lo que cuesta una importación solamente de transporte por los puentes internacionales de San Antonio y Ureña”, manifestó.
“Entre 5% y 30% de producción”
Las empresas que se mantienen laborando en la frontera están entre un 5% y 30% de producción, según información suministrada por la presidenta de la Cámara de Industria y Comercio de Ureña, Mónica Ochoa, quien detalla que el sector metal mecánico está a un 5% de producción, las zapaterías un 15%, pinturas 30%, plástico 35%, textil entre un 30 y 35%, y el sector agroindustrial está cerrado,
“La mayoría de las empresas están trabajando a esa capacidad de producción, ya sea por las materias primas, porque es muy difícil el acceso, los costos son muy elevados. Traerlos por importación de Paraguachón encarece, el flete encarece, más la materia prima para poder elaborar el producto. La mayoría está trabajando en ese porcentaje, esperando, ya se movilizaron los contenedores, y esperando que se haga la reapertura comercial para comenzar a trabajar por este lado de los puentes”, dijo.
Explica Ochoa que realizar importaciones por Paraguachón tiene un costo de 11 millones de pesos, cuando entre Norte de Santander y Táchira el valor es de unos 4 millones de pesos. Incrementa el precio por los costos de movilización, y por lo que tienen que dejar en los diferentes puntos de control de lado venezolano, una consecuencia de no poder ingresar por las vías legales del Táchira la materia prima.
De iniciar el paso comercial por la frontera tachirense, los empresarios pueden pasar su materia prima en un día, mientras que por Paraguachón están esperando hasta un mes por el trayecto que deben recorrer.
“La movilización de la materia prima tiene incrementos por los diferentes puntos de control, que se ha ido combatiendo, la Cámara de Comercio ha ido trabajando conjuntamente con autoridades para ir eliminando ese tipo de costos, al igual que cuando van a despachar sus productos terminados. La Cámara de Comercio ha estado trabajando con las diferentes autoridades para que cada quien pueda despachar su producto, pero la competitividad respecto al producto nacional es bastante fuerte, porque un pantalón producido acá en Ureña de excelente calidad, puesto en Caracas sale más costoso. Por eso es que hemos venido pidiendo la protección al producto nacional respecto al que entra importado. El usuario va a preferir un pantalón más económico aunque sea una calidad más baja, y nuestro producto perdió la competitividad respecto a este mismo producto que ingresó por exportación”, dice.
Servicios públicos
En lo que se refiere a la prestación de los servicios públicos en frontera, la presidenta de la Cámara de Industria y Comercio de Ureña, Mónica Ochoa, manifiesta que enfrentan dificultades por la ausencia de electricidad y combustible, aunque con este último se adaptaron a comprarle a terceros, lo que genera a su vez un incremento en el producto final.
Las más afectadas por la falta de electricidad son las empresas de plástico, pues sus máquinas tienen un precalentamiento de tres a cuatro horas, y al irse la luz por dos horas, deben volver a precalentar, perdieron seis horas más de trabajo, lo que termina siendo en casi un día de paralización.
“En cuanto al combustible se ha venido trabajando y hemos buscado la forma de mejorar, tenemos claro que Venezuela no es la misma que teníamos anteriormente… Tenemos que comprarlo, no lo compramos en una bomba. Existen empresas que son las que nos distribuyen, pero por supuesto no a un precio regalado, ya influye en los costos de flete”, explica.
Todo esto ha llevado que el nivel de ganancia en los diferentes rubros sea de aproximadamente un 15%.
Junto a la apertura comercial por los puentes internacionales, los productores de frontera requieren financiamientos del Estado porque cuentan con infraestructuras y potencial, pero hay dueños que necesitan renovar maquinarias, traer materias primas, y recapitalizarse.
De 400.000 piezas a 30.000
Entre 300.000 y 400.000 prendas semanales producía el sector textil del municipio Pedro María Ureña antes del cierre de frontera del año 2015. Actualmente producen 30.000 piezas, aunque tienen la capacidad de surtir el mercado nacional como en otrora se hizo.
Al respecto, el representante del sector Textil ante la Cámara de Industria y Comercio de Ureña, Fernando Grajales, destaca que los productos de la frontera tachirenses estaban posicionados en 90% del país, desplazando con ello los productos importados. Contaban para el año 2015 con 600 fábricas, y actualmente están operativas 120.
“Ureña era la fábrica más grande de Venezuela, porque usted podía conseguir a alguien trabajando con blue jeans desde la entrada hasta la salida, generábamos mucho empleo, sobre todo mano de obra no calificada. Tenemos la capacidad de generar aún más empleo, porque tenemos 10% apenas utilizando nuestras máquinas, y este es un sector que muy rápido, puede incrementar su producción”, explica.
Grajales destaca que es complicada la compra de materia prima, aunque algunos proveedores han logrado pasarla a Ureña. “Para nosotros poder adquirir los productos nos toca prepagarlos. Pagamos hoy y dentro de 20 o 30 días estamos recibiendo el producto, eso significa que debemos tener un músculo financiero muy grande para poder mantener los estándares de producción actuales”, dice.
Recuerda que en los buenos tiempos llegaron a producir pantalones para las marcas Smarchall, Gina de Venezuela, y empresas que exportaban a Centroamérica y México. Muchos de ellos se fueron para Colombia, deseosos de regresar.
Otras limitaciones
El representante del sector Textil destaca que la mayor limitante para que los ciudadanos compren los productos hechos en la frontera tachirense es la movilidad, pues hay decenas de alcabalas a lo largo de la vía.
“El asunto de la movilidad está porque al producir los blue jean no podíamos llevar los productos al interior del país, había muchas restricciones de índole policial y militar, no podíamos hacer otra cosa que seguir produciendo y llevar nuestros productos con esa limitante. Fue algo complejo y ha sido aún complejo poder desplazar nuestros productos, siendo que de aquí a San Cristóbal nosotros podemos manejar un 40% menos de costo en una prenda. Es decir, una persona puede comprar un 40 o 45% más económico que en mismo San Cristóbal, Mérida, Trujillo”.
A esto le suma la necesidad del financiamiento de la banca, que la banca se vuelva a posicionar en la frontera, pues cuentan con dos bancos, uno de carácter nacional, pero están diezmados. “Necesitamos mucho financiamiento, mucha movilidad, que se abran los puentes para importar materia prima, productos que no se producen en Venezuela como son taches, botones y cierres. Necesitamos traer de otros países, principalmente de Colombia”, agrega.
Califica a Ureña como un centro comercial e industrial, pues tienen almacenes desde la Cruz de la Misión hasta la redoma, todos son fábricas con capacidad de producir y de dar precios especiales con una calidad inigualable. “Nosotros tenemos estándares de calidad iguales y muchas veces superiores a muchas fábricas de Colombia”, asegura.
94% de paralización
Más del 94% del aparato productivo formal se encuentra paralizado en los municipios fronterizos, tanto en la parte industrial de Ureña, como en San Antonio, considerado una vitrina más comercial, según balance ofrecido a Diario de Los Andes por quien fuera hasta hace dos semanas el alcalde del municipio Bolívar, William Gómez.
Gómez recuerda que había producción de zapatos, textil, marroquinería, ceramistas, tabaquería, entre otras industrias que en menos escala cubrían estantes y vitrinas de centros comerciales a nivel nacional.
“El 5% que pudiera estar operativo solamente está trabajando al nivel del 30% de su capacidad de producción, por eso es que es tan importante que nuevamente estos empresarios, esta industria que se encuentra en la zona sea tomada en cuenta con la importación de sus materias primas, y la facilidad de desplazar sus productos a nivel nacional”, expresa.
Gómez destaca que la denuncia constante es que lo poco que están produciendo sufre limitaciones a la hora de movilizarse por la cantidad de alcabalas que hay para llevar el producto elaborado al territorio nacional. “Tiene muchos cobros indebidos por individualidades de algunos funcionarios”.