Aunque la especulación no sea una responsabilidad directa del Gobierno, es este no obstante quien puede tener el interés y recursos necesarios para hacer una campaña nacional en la que participen millones de ciudadanos organizados para hacerle frente a esta terrible voracidad.
Pero seamos realistas, no esperemos que 100% se movilice solo por razones morales o de conciencia. Esta campaña debe implementar un conjunto de incentivos que la hagan atractiva para así garantizar su eficacia. Un buen incentivo sería crear un fondo con el dinero de las multas que luego esté dirigido a recompensar el trabajo de quienes tengan a bien prestar este servicio a la patria. Pero insisto, esto no va a suceder espontáneamente, el Gobierno debe emprender el trabajo de entrenar y organizar a millones para hacer esta urgente tarea.
Esta tarea no se puede diferir ni un día más, dado que especular con la venta de los alimentos se convirtió en Venezuela en la actividad más rentable que solo privilegia a un pequeño grupo pero que a las grandes mayorías las condena a la miseria, además no hay ningún plan de ajuste económico que pueda tener un impacto positivo en el colectivo si antes no combatimos la especulación.
Tenemos 7 semanas con un dólar estabilizado alrededor de los 20 mil bolívares y tendiendo hacia la baja; además, esta referencia para la formación de los precios nadie la impone sino que tiene su origen en el libre juego de la oferta y la demanda en las mesas de dinero de los principales bancos del país y entonces, ¿en razón de que se puede justificar semejante voracidad? Tengo que diferir de algunos de mis colegas que sostienen que estos aumentos se deben al incremento en sus costos operativos, habida cuenta de que el mercado se volvió más pequeño, pues si las empresas no pueden adaptarse a las nuevas condiciones del mercado, que se reinventen o que se salgan, pero mal pueden seguir alimentando esa vieja lógica de producción basada en la especulación.
En nuestra compleja y particular realidad, no hay ninguna posibilidad de controlar la inflación si antes no combatimos y le ganamos a la especulación. Es necesario entender que la inflación generada por la emisión de dinero inorgánico y la contracción de la oferta de bienes y servicios es relativa, circunstancial, accidental y se autocontrola gracias a la dinámica del propio mercado, pero la inflación creada por la especulación es un espiral maligno y pernicioso que solo puede ser controlado por los propios afectados, pero organizados y actuando masivamente, es decir, que tiene que ser un esfuerzo de millones de participantes, con miles no se hace casi nada.
- Economista