Juan(cho) José Barreto González
Por detrás se está burlando de lo conversado, ese señorito tiene doble discurso. Esta frase acusatoria resume la actuación de aquellos seres que no tienen palabra, no la han tenido o la perdieron en algún momento de sus vidas. Para mis campesinos la palabra es un documento. Para mis filósofos, la ética es una esfera de relaciones que nos permite actuar dentro de ella para que sea posible el convivir. Estamos perdiendo la capacidad de sostener lo acordado, de hacer, de proseguir. Un cinismo frente al otro considerado en el fondo como un enemigo, debemos cortarle la cabeza. O simplemente, no tenemos palabra, no cumplimos, rompemos la promesa hecha, nos vamos o miramos hacia otro lado. La esfera rota, se fuga la palabra empeñada. O no hay palabra. La manipulación, la burla, el doble discurso, el cinismo predomina en la microfísica de las costumbres, ya es tradición.
La ética, como esfera de las relaciones humanas, está rota. Hay un hueco moral por donde se fugan los más mínimos acuerdos. La primera condición para recuperar esta esfera de lo humano es denunciar su demolición. Esto lleva implícito la materialización de nuevos acuerdos con capacidad de sostenerse, es decir, una nueva esfera construida desde una práctica directa entre individuos y grupos capaces de realizarla.
Uno de los espacios donde se hace más evidente la ruptura de la esfera moral es en la universidad venezolana, en particular, en la Universidad de Los Andes. La universidad española del siglo XIII luce más democrática de la que formamos parte. Hace pocos días, los miembros del Consejo Universitario de la ULA designaron un nuevo vicerrector del Núcleo “Rafael Rangel” porque el designado el 18 de mayo del 2016 se va del país. ¿Cuál es el juego de profesores que ni siquiera visitan a Trujillo para, desde Mérida, seguir quebrando la esfera rota de la autonomía universitaria? ¿Por qué no convocan a elecciones?
Con mucho cinismo, en nombre de la democracia universitaria, se maltrata a una comunidad conducida al tiempo de autoridades impuestas, mientras piden condiciones para las elecciones en el país. Un doble discurso, degradación de la degradación, perdieron la palabra autonomía y la sustituyeron por la palabra dedocracia.
Los miserables de la academia la han hecho miserable. Hay que sacudir sus muros para que sea posible un 19 de abril universitario. Restituir y profundizar la esfera de la autonomía y de la democracia universitaria es un aporte práctico a Trujillo y a la nación venezolana.