La Escuela de Oficios y la Lotería de animales / Por Jesús Matheus Linares

Sentido de Historia

 

 

En 1926 presidía el Concejo Municipal de Valera, don Antonio Bertoni y se necesitaban recursos para realizar obras de beneficencia pública, por lo que ideó la creación de la Lotería de Valera, que comenzó a funcionar en la calle 9 con avenidas 9 y 10, frente a la casa de Felipe Viera. Su primer administrador fue José Luis Schroci luego vino Leopoldo Pulido.

Todos los días, de lunes a domingo, había el sorteo público frente a la plaza Bolívar y la Comandancia de la Policía, a las seis de la tarde. Eran 3 números, con el nombre de un animal cada número. La tira tenía diez tickets o porciones y cada porción costaba 0,25 céntimos (medio) y si ganaba cobraba 5 bolívares y la tira completa valía Bs. 2,50 y si salía premiada eran 50 bolívares, cuando eso un dólar costaba Bs. 3,30. Era dinero.

Los animales estaban repartidos en 31 números: (1) El Carnero, (2) El Toro, (3) El Ciempiés, (4) El Alacrán, (5) El León, (6) El Sapo, (7) El Loro, (8) El Ratón, (9) El Águila, (10) El Tigre, (11) El Gato, (12) El Caballo, (13) El Mono, (14) La Paloma, (15) La Zorra, (16) El Oso, (17) El Pavo, (18) El Burro, (19) La Cabra, (20) El Puerco, (21) El Gallo, (22) El Camello, (23) La Cebra, (24) La Iguana, (25) La Gallina, (26) La Vaca, (27) El Perro, (28) El Zamuro, (29) El Elefante, (30) El Caimán, y el (31) La Lapa.

En 1953, en el escritor cubano Alejo Carpentier, escribía sobre la Lotería de Animales de Valera, en un artículo publicado en el diario El Nacional y recopilado en el libro “Visión de Venezuela”(2015), donde señalaba que esta lotería podía haber tenido su origen en China o la India. Luego con la llegada de la radio, Radio Valera transmitía todas las tardes los sorteos y en lejanas tierras del estado Trujillo, como la pujante Puerto Ordaz, en el estado Bolívar, gracias a las ondas hertzianas también seguían el resultado diario.

Lo cierto fue que esta llamada Lotería de Animalitos como peculio de la municipalidad servía para asistir entre otros, a las hermanitas de la Caridad que ayudaban en el Hospital Nuestra Señora de La Paz, donde en el ala izquierda de la entrada del nosocomio estaban los tuberculosos y leprosos, provenientes de las zonas altas del estado, estos últimos en tránsito hacia la Isla de Providencia en el Lago de Maracaibo.

La Lotería de Animales después del Concejo Municipal de Valera fue propiedad de Gilberto Mendoza Arriaga, fallecido en un accidente aéreo en 1976, mientras volaba en una avioneta King de la GN entre El Vigía y Mérida. Luego un decreto durante el primer período del presidente Carlos Andrés Pérez se eliminó las loterías municipales.

Ya la ciudad en 1922 había inaugurado su camposanto en el sector de El Quemador, para cerrar definitivamente el cementerio que estaba al final de la calle 10, que sirvió para dar cristiana sepultura a los valeranos que vivieron en el siglo XIX y comienzos del XX, en Puente Cano, en la salida para Sabana Libre, en los predios de la finca Santa Elena de don Pedro Terán, esposo de doña Rosa Madrid, hermana del papá de Bayito Madrid, Eduardo Madrid, de Manuel Ignacio y Pedro- , padres de los hermanos Ana Enriqueta Terán Madrid, poetisa valerana y Premio Nacional de Literatura- y el amigo Luis Daniel Terán.

En 1936, llega a Valera un hombre de Dios, el padre Humberto Contreras, desde Ejido, estado Mérida. Sacerdote muy honorable y emprendedor en el cambio y progreso de la urbe. Monseñor Contreras fue el responsable de terminar los trabajos de construcción de la Iglesia San Juan Bautista, iniciada por el padre Parra, un cura maracaibero que logró que el general Juan Vicente Gómez donara las campanas de la Iglesia y los relojes que hoy siguen implacables el paso del tiempo de una ciudad con su dinamismo y progreso. Además, de ordenar en Venecia, Italia, los vitrales que hoy adornan nuestro gótico templo.

También el padre Contreras fue el fundador de la Escuela de Oficios de Valera, en el punto de Mérida, y ayudó a la construcción de la urbanización Lazo de La Vega, en un potrero de seis hectáreas, donado por el hijo de Juan Ignacio Montilla, los pioneros de estas casas fueron entre otros mi padrino Felipe Viloria Pisani, Ramiro Añez, Francisco Storms, la familia Pérez Montilla, Chepina de Añez, Carmen Elena Briceño.

jmateusli@gmail.com

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