Caracas, 21 jun (EFE).- El «normal funcionamiento» de las gasolineras en Venezuela, reportado por la estatal Pdvsa, contrasta con las largas colas de vehículos que deben esperar varias horas para surtir, en regiones del interior del país, donde, según expertos y trabajadores de la industria, la crisis del combustible se ha convertido en rutina.
Desde hace más de una década, la falta de combustible es un problema intermitente para los venezolanos, que varias veces al año se enfrentan a dificultades para repostar, una situación que el economista y experto petrolero Rafael Quiroz atribuye a «un problema estructural» de la industria.
Quiroz explicó a EFE que, actualmente, se refinan 135.000 barriles de petróleo diarios de los 250.000 necesarios para cumplir con la demanda interna, que incluye los requerimientos del parque automotor, estimado en casi 4.1 millones de vehículos, según la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores.
Teniendo en cuenta esta este dato, el experto calcula que las refinerías venezolanas trabajan solo a 10 % de su capacidad instalada, lo que, en su opinión, no hay normalidad en el abastecimiento de combustible, como afirma Pdvsa.
CRISIS DE LARGA DATA
Para unos, la escasez de gasolina comenzó con el paro petrolero de 2002, cuando la distribución interna de combustible se vio afectada, luego de que directivos de Pdvsa se unieran a una huelga general contra el entonces presidente Hugo Chávez; otros creen que se debe al deterioro continuo de la empresa petrolera, visible en sucesos como la explosión de la refinería de Amuay en 2012.
«El desabastecimiento de la gasolina en Venezuela y las colas llegaron para quedarse permanentemente hasta que no se haga una reconstrucción de nuestra industria petrolera», aseveró Quiroz, para quien la falta de inversión y mantenimiento son claves en la crisis actual.
Con esta teoría coincide el sindicalista y secretario de profesionales y técnicos de la Federación de Trabajadores Petroleros, Iván Freites, que enumera como otra de las causas de la escasez la pérdida de personal especializado, lo que ha implicado, también, la desmejora de procesos de mantenimiento y supervisión en la cadena de producción.
«Cuando llegó Chávez, Pdvsa tenía 42.000 trabajadores, todos eran expertos en materia petrolera. Ahora, si cuenta con 3.000 trabajadores con conocimientos es decir demasiado, entonces eso ha repercutido en la recuperación de la industria», dijo Freites a EFE.
Explicó que este escenario ha derivado en períodos de escasez «intermitentes» y ya normalizados, directamente relacionados con las paralizaciones que sufren las seis empresas que componen el sistema de refinación nacional, que «bajan y suben» sus niveles de producción, dependiendo de la operatividad de su maquinaría e instrumentos, una consideración que también hace Quiroz.
«El Estado no tiene recursos financieros para poder invertir en estos momentos en la industria petrolera que requiere de cuantiosas cantidades para poder reactivarse y para poder reinstitucionalizarse y recuperar, definitivamente, rumbos. Mientras que no haya inversiones serias y cuantiosas en materia petrolera (…) no se va a resolver», aseveró Quiroz.
UN PAÍS EN COLA
El estado Zulia, pese a ser una región petrolera, es uno de los más afectados por la escasez de combustible y sus habitantes pasan hasta 10 horas en cola para abastecer al menos 40 litros de gasolina.
«Los 40 litros que nos echan ahorita no nos rinden, entonces tenemos que hacer la cola toda la noche (…) y volvernos a meter otra vez para pasar todo el día allí a ver si nos echan otros 40 litros más», dijo a EFE Endry Gil, un transportista de Maracaibo, quien aseguró que la escasez afecta sus jornadas de trabajo e incluso le impide volver a su casa en algunas ocasiones.
A esta situación se suma la calidad del combustible, que se ha convertido en una preocupación para los usuarios que han visto incendiarse coches, como consecuencia, según expertos, de la contaminación de la gasolina.
Freites explicó que actualmente en Venezuela solo se producen dos de los ocho componentes necesarios para la preparación de la gasolina, lo que incide en la calidad del producto y confirma que en la nación petrolera «la normalidad no existe» en el tema del combustible.
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