La situación de confinamiento social, en que la población mundial está inmersa debido a los riesgos de contagio del COVID-19, ha afectado todos los aspectos de la cotidianidad, desde lo más simple como el saludo interpersonal, hasta lo complejo, como la forma de producción en las grandes industrias o las interconexiones entre diferentes áreas geográficas, se ha visto alterado por esta amenaza a la salud pública.
La educación, que siempre se ha caracterizado por una constante relación directa y permanente entre grupos de estudio conformados por estudiantes y docentes, no ha escapado a esta circunstancia; el intercambio social y los encuentros en las aulas de clases, cambio de forma apresurada, a un modo donde la comunicación impersonal pasó a ser la vía para seguir el proceso de formación educativa.
En los diferentes niveles del proceso educativo, se ha tenido que reaccionar de forma inesperada ante las medidas de confinamiento necesario para reducir los riesgos de contagio. La vocación, la mística y el entusiasmo por enseñar, por parte de los que se desempeñan en la docencia, se han sobrepuesto a las adversidades y riesgos que implica someterse a una metodología, quizás desconocida para la mayoría. Apresuradamente se ha migrado de las tradicionales clases presenciales, a un sistema de asignación de trabajos, tareas y actividades que los estudiantes deberían cumplir y remitir vía electrónica o adjuntar en una carpeta, que de modo de portafolio debería ser entregado a sus respectivos profesores.
Esta forma impuesta de administrar la educación ha recibido diferentes denominaciones, educación a distancia, electrónica, digitalizada, etc, en este caso, los adjetivos son irrelevantes, se le ha dado mayor importancia a la forma o medios de intercambiar información que al contenido en sí. No basta en trascribir unos contenidos en un medio electrónico, lo que han llamado como “digitalizar o virtualizar” la información; no es suficiente con los programas educativos trasmitidos por televisión, radio, internet, unos muy buenos, otros no tanto; es innegable que el empleo de los entornos virtuales de aprendizaje, como la plataforma Moodle, Classroom, etc., representan un gran aliado para el manejo de la educación en confinamiento. El éxito de la educación a distancia no depende solo de la herramienta que se emplee para el intercambio de información, sino de la calidad de los contenidos y la eficiencia que se tenga en verificar y evaluar los objetivos alcanzados.
Un proceso educativo a distancia eficiente debe cumplir, primordialmente con tres elementos: planeación, que consiste en definir claramente los objetivos a alcanzar, estableciendo las actividades y herramientas que conlleven a lograr esos propósitos, para lo cual se debe contar con los recursos mínimos necesarios; autocontrol para la administración de forma adecuada del material, actividades e información asignada; y sin duda evaluación que conlleve a establecer los mecanismos para medir los avances, así como cuantificar las desviaciones que se originen, a los fines de aplicar los correctivos necesarios.
Recuérdese que la educación a distancia no es nueva, no surge con el internet, esta modalidad educativa existe desde que se intercambiaba material educativo a través de la correspondencia, luego se incluyó la radio y la televisión como medios para la enseñanza, hasta los tiempos actuales donde el auge de las modernas tecnologías, han facilitado el acceso a la información así como la comunicación en tiempo real y/o de forma asincrónica.
El proceso educativo en confinamiento, que obligatoriamente se realiza a distancia, debe estar sustentado en tres soportes primordiales: material educativo de calidad, mecanismo de evaluación y control eficientes para medir el conocimiento alcanzado; y medios que permitan el intercambio de información y comunicación de forma eficaz.
Material educativo de calidad, en donde se establezcan claramente los objetivos a alcanzar, que motiven al estudiante, que haga despertar esa curiosidad por el aprender y promover el análisis crítico y el discernimiento ante diversas opciones que se puedan presentar, quizás con algún ingrediente lúdico que de manera inteligente conduzca al estudiante en su proceso de formación, con el debido cuidado, ya qué cualquier desvío puede atentar con el propósito de formación establecido.
Los recursos que sirven de guía en el proceso educativo, debe ser el resultado de un arduo trabajo que integre los conocimientos técnicos, inherente a la temática en particular, así como se incluyan los aspectos pedagógicos que faciliten la comprensión y realmente incentiven a que el estudiante desarrolle todas sus potencialidades.
Se deben establecer mecanismos y métodos de evaluación o verificación de conocimientos, que más allá de una valoración cuantitativa, se permita medir realmente la calidad del conocimiento logrado; que se pueda comprobar de forma objetiva, que el sujeto al cual va dirigido el mensaje sea quien realmente lo procese, lo capte, y que cumpla con las obligaciones, tareas y actividades que se asignen. Es decir, que sea realmente el estudiante quien cumpla con sus labores y no que sean realizadas por terceras personas, así como que se pueda verificar que esas tareas no sean un “copy y pegue” de material disponible en las redes, desconociendo sus genuinos autores, ya que se emiten las correspondientes referencias.
Toda persona que decida participar en un proceso educativo basado en la educación a distancia, debe asumir un alto grado de responsabilidad, ya que ha de cumplir cada una de las actividades inherentes a este proceso de manera individual; el conocimiento que va adquiriendo va en función de las metas y objetivos que se establezca. Se debe desarrollar el aprendizaje independiente, que le permita asumir un rol de gran autonomía, su desempeño demanda un alto grado de autocontrol, siendo necesario, que el educando realice una planificación eficaz para hacer un buen uso de los recursos disponibles.
Se debe contar con medios eficientes para el intercambio de información de forma eficaz, que permitan que la comunicación fluya en el tiempo debido. El medio más efectivo en la actualidad para llevar adelante la educación en confinamiento es sin duda el internet, por lo que es imprescindible que tanto docente como estudiante puedan tener acceso a esta tecnología que le permita desarrollar su proceso de formación de forma eficiente.
En la educación a distancia se tiene la obligación de mantener un buen nivel de calidad. El uso de las herramientas tecnológicas para fines educativos debe ser bien controlado, no se debe sacrificar la calidad de la información por la cantidad. Se debe lograr la plena integración de la tecnología con los asuntos psicológicos que motiven el proceso cognoscitivo, estos deben ser bien conjugados e integrarse para la obtención de material instruccional de calidad.
No se debe medir la eficiencia de la educación en confinamiento solo por el grado de conectividad que se disponga; requiere de gran atención el contenido y la calidad del material que se imparte y la forma de verificar y evaluar el conocimiento que es adquirido por el educando.
Las partes que intervienen en el proceso educativo, tanto el educador como el educando deben estar preparados para cumplir con este exigente pero valioso método de enseñanza, el cual llevado de forma integral puede dar muy buenos resultados.