De mal en peor marcha Venezuela hoy día. La economía, sociedad y país al garete, sin que los responsables por ley se ocupen ni resuelvan, son signos definitivos de la debacle nacional. En cuanto al origen, es el fracaso previsto del estatismo comunista que primero diezmó al sector privado y luego al sector público, mientras anticonstitucionalmente acababa la democracia y la libertad. Con la subordinación al Ejecutivo de los demás Poderes Públicos y la unión cívico-militar, resultó en un régimen autoritario sostenido con la fuerza de las armas. Así el país, perdió en dos décadas de “revolución”, el avance logrado en las 4 décadas de democracia previas. Los venezolanos convertidos en siervos del Estado, somos como tales conculcados de nuestros derechos, controlados, ignorados, censurados y ningún disenso nos es aceptado, teniendo solo deberes.
Nuestras quejas, reclamos, observaciones o sugerencias al Estado, nunca son escuchadas. De allí que no podemos esperar soluciones oficiales ni a los problemas más vitales que confrontamos. Los responsables de la debacle nacional nunca serán parte de la solución excepto con su salida.
Afortunadamente, en la autopista que es el despeñadero de nuestra economía fallida, los responsables gubernamentales se van quedando solos e internacionalmente aislados. Su sustentación depende de los militares, también cuestionados por ocupar altos cargos civiles, lo que durará hasta llegados al punto de quiebre de la unión cívico-militar. Sobre cuánto más puedan mantenerse en el poder, debido a la debacle el tiempo se les acorta aún tratando de extenderlo. Como la economía no perdona a quién mal gobierna, el costo político han de pagar.
Entre tanto, el barco de nuestra economía se hunde sin que nada efectivo hagan para evitarlo menos para salvar al pasaje, que somos todos los venezolanos. Tras arruinar y hambrear al país, eternizarse en el poder es misión imposible. El Bravo Pueblo, “que el yugo lanzó”, aún ocupado buscando qué y con qué comer, espera ansioso el día de presentar al cobro su factura. En cuanto al monto, dado lo cuantioso de las pérdidas materiales y de vidas causadas, la única forma de pago aceptable es la salida. Solo hasta entonces seguiremos de mal en peor, debido a la coincidencia de que la economía no perdona y el Bravo Pueblo tampoco.
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