Un lleno total tuvo ayer el templo San Juan Bautista de Betijoque, cuando en horas de la tarde se celebró la fiesta de la Divina Misericordia, actividad religiosa que se inició con el divino rosario y cánticos alusivos a la actividad convocada por la parroquia
En el segundo domingo de Pascua, cuando Jesús se le apareció de nuevo a los discípulos, después del sacrificio del viernes santo, estando presente Tomás, que todavía no estaba convencido del todo en la Resurrección del Señor, Jesús lo invitó a meter la mano en la llaga que le había causado la herida del centurión en el costado, convenciéndose así Tomás del milagro, lo que nos debe llevar a reflexionar, y creer un poco más en el milagro que significó la Resurrección, haciendo la comparación en los momentos difíciles que vive la patria. Se refirió el sacerdote Gerardo Moreno que los momentos oscuros pasarán, la noche oscura que vivimos también pasará, dijo el presbítero, al explicar el texto bíblico leído ayer.
El día de la Misericordia nos lleva a reflexionar, a encontrarnos con el Señor, encuentro que debe ser no sólo de palabra sino de hecho, pues este encuentro no concibe que si somos malos, sigamos siendo malos a las pocas horas, continuemos con la misma maldad, sino a transformarnos verdaderamente, para lograr el perdón que nos lleve a la vida eterna.
La Fiesta de la Divina Misericordia no se puede quedar en la alegría, en los cantos, en una fiesta, esta debe ser la fiesta de recibir a Jesús, tal como lo instituyó Juan Pablo II. Propicio para recordar al señor Jesús, que lo dio todo por nosotros. ¿Cómo recibiremos a Jesús? Preguntó el sacerdote.
Recibiendo a nuestro Señor en la hostia, cumpliendo los mandamientos y haciendo todo el bien que esté a nuestro alcance, respondió el mismo el sacerdote.
Gracias
Te damos gracias Señor porque es eterna tu misericordia, es eterno todo, lo que nos das, gracias Señor, muchas gracias por estar entre nosotros, precisó el Párroco de Betijoque.