El Día Internacional de la Mujer se le rindió un bello y sentido homenaje a la maestra Elisa Vegas. Los organizadores del acto fueron el Fondo de Valores Inmobiliarios y el Tolón Fashion Mall que ofrecieron un concierto de la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho dirigida por Elisa, la única mujer en la fila de nuestros grandes directores jóvenes. Horacio Velutini, presidente del Fondo, tuvo palabras de estímulo y encomio para ella y para la orquesta, a la vez que reafirmó el compromiso que tiene con poner “su grano de arena” por la cultura y el desarrollo del país. “Con alegría y devoción” añadió.
Elisa confesó estar abrumada y sé que lo dijo con toda franqueza. La conozco desde que nació, pues me une a sus padres una amistad de juventud que ha perdurado en el tiempo. Eso me ha permitido seguir su ascendente carrera desde que era casi una bebé -dos años y medio- cuando entró a recibir clases de rítmica, teoría y solfeo con la afamada profesora María Luisa Stopello, pasando por su etapa de clarinetista, directora de la Sinfónica de Chacao, Profesora de Música, hasta ahora que ostenta el cargo de Directora Titular de la Gran Mariscal de Ayacucho.
Durante el concierto hubo momentos muy emotivos, como las palabras de Guillermo Vegas (Federico Pacanins), su padre, quien subió al escenario con su nieto Martín en brazos, hijo de Elisa y el barítono Gaspar Colón Moleiro. Guillermo no sólo agradeció el apoyo, sino que pidió “que hable la música… que hablen las damas de la orquesta, quienes representan la mitad más importante de la Humanidad”. Se refirió al orgullo que Elisa representa para la familia y reconoció que “aunque suene cursi (que no sonó nada cursi), la mayor influencia que la maestra Elisa ha tenido en la vida es su mamá”. Un atronador aplauso llenó la sala.
La Maestra Vegas es una mujer de una férrea disciplina. Para nadie es un secreto que la disciplina es la piedra angular del éxito, así como el trabajo y la constancia. Estudia con denuedo y prepara sus conciertos con mística. Es el milagro de la música, que Elisa aprehende cada vez que se encuentra con ella.
Contrasta su aspecto delicado con la fuerza y la energía que transmite cuando dirige. Tímida en sus pininos como directora -se formó como clarinetista originalmente- cada vez se ve más cómoda dentro de su papel de cabeza de orquesta. En el concierto de hoy estuvo completamente a sus anchas.
Los músicos –“mis músicos”, como los llama- la respetan, la admiran y la quieren. Una joven formada en el seno de familias de la alta sociedad venezolana, Elisa Vegas es de una sencillez que conmueve. Comparte con todos, es generosa con sus conocimientos y se mueve como pez en el agua en todo lo que tiene que ver con música. El respeto se gana y Elisa, a pulso, se ha ganado el respeto dentro de un mundo mayoritariamente masculino.
La rubia maestra está consciente de la trascendencia de nuestro Sistema de Orquestas. Hace tres años, en una entrevista para la revista Clímax, le confesó a Manuel Gerardo Sánchez que “sólo espero que cuando Abreu no esté, todos, quienes formamos parte de esto, hayamos entendido su legado”. Ese legado lo llevó el año pasado a Guatemala donde dirigió a la Orquesta Sinfónica de Guatemala en un hermoso concierto de Navidad.
Elisa Vegas apenas arranca, aunque ya tenga casi tantos años formándose como años de vida tiene. Es la historia de la mayoría de los músicos. Pero ella, además, en su futuro tiene una estrella. La divina Elisa.
@cjaimesb