Por Hugbel Roa
¿Alguien se preguntará qué tendrá que ver los ataques con drones a Arabia Saudita con Venezuela?, la respuesta es simple: El control de las reservas petroleras.
Un ataque con drones contra las instalaciones petroleras de Arabia Saudita el pasado sábado, ha conseguido poner en jaque al mercado mundial de la energía. Los precios del petróleo terminaron este lunes casi un 15% más altos en los mercados internacionales, los ataques afectaron alrededor del 5% del suministro global.
De acuerdo al gobierno saudí, los ataques en Abqaiq, la mayor planta de refinamiento de crudo del mundo, y en el campo petrolero de Khurais, obligarán a reducir la producción de crudo en 5,7 millones de barriles diarios, casi un 50%.
¿Por qué Venezuela sigue siendo el ojo de huracán?
Venezuela es la mayor reserva petrolera del mundo, contamos con petróleo hasta por más de 300 años, pero, además, también la reserva petrolera más “próxima” en ubicación geográfica al gigante que más consume: Estados Unidos consume un tercio de la producción de petróleo diario y actualmente posee una reserva petrolera que no pasa de 6 años.
Es totalmente falso que la sustitución de los combustibles fósiles este cercana, al contrario, estos combustibles seguirán siendo la principal fuente de energía en el futuro próximo, el uso del carbón se reducirá, mientras que la demanda del petróleo crecerá un 14% hasta el 2035 y el gas experimentará el mayor crecimiento para la producción de electricidad, según el World Energy Council, las reservas mundiales del petróleo son casi un 60% más grandes hoy que hace 20 años, por tanto, los combustibles fósiles seguirán dominando el suministro eléctrico durante el siglo XXI. Esto, sumado a los últimos “incidentes” en las plantas nucleares hace aún más grande la ambición del imperio.
Ante este ataque, queda de manifiesto la vulnerabilidad de Arabia Saudita, que la convierte en un proveedor inseguro para el mercado petrolero mundial, por ende, Venezuela, sigue siendo el blanco político con el que día a día, el Gobierno Estadounidense se ensaña, a través de sanciones ilegales que repercuten directamente en la población, ahogando su economía, con guerra psicológica y propaganda bélica para desmoralización del pueblo, esto no es más que la máscara cobarde de un país imperial que basa su dominio industrial en la energía proveniente del crudo, para tratar de controlar militarmente nuestras reservas petroleras, como lo han hecho en la mayor parte del Medio Oriente.
A Venezuela, pero sobretodo a los venezolanos, nos toca asumir el tamaño compromiso de entender, que vivimos sobre el barril de petróleo más grande del mundo y que nos ha declarado la guerra, el mayor consumidor de esa energía del planeta.
Ya nos alertaba el Comandante Chávez, mientras exista el imperialismo, la Revolución Bolivariana estará amenazada. Desde esta tierra de riquezas, de Libertadores y chavistas, sabremos resistir y vencer.