Por: Luis A. Villarreal P.
En la incertidumbre de no saber qué más hacer para salir de la crisis venezolana, se incrementa la impaciencia. Porque todos desean saber cómo —de qué manera— se realizarán las Elecciones Libres, limpias, justas y supervisadas; lo que implica desatar el nudo gordiano para poner al margen la hegemonía del oficialismo en el órgano electoral.
En Venezuela se han estado buscando unas elecciones confiables sin gravitación oficialista, porque el tradicional CNE ha procedido sin dar explicación, mucho menos soluciones, sobre aspectos muy importantes del proceso y resultado eleccionario; lo que ha multiplicado irreversiblemente la desconfianza, la animadversión del electorado, por considerar al ente rector parcializado. Además, y para colmo, el actual CNE se ha visto ‘sorprendido’ por la inusitada y ‘tempestuosa’ intervención del TSJ [en la anulación y repetición de la elección del gobernador de Barinas].
El cardenal Baltazar Porras, en su gira por varias ciudades de Estados Unidos, a objeto de presentar a los fieles estadounidenses una reliquia del beatísimo José Gregorio Hernández, a las agencias de prensa internacionales destacó de entrada, y ante el seguimiento de la diáspora venezolana en esas latitudes, que la falta de una postura clara por parte del gobierno de Estados Unidos hacia Venezuela ha generado mayor incertidumbre en el país; acotando «que la Casa Blanca no debería levantar las sanciones al régimen de Maduro hasta no haber contrapartidas».
Porras visitó Nueva York, Washington y Boston, y pudo reunirse con directivos de la Conferencia Episcopal del citado país, pero al parecer (¿?) no con funcionarios de la Casa Blanca.
Detalló que se está en fase de confirmación y recolección de datos de un supuesto milagro, atribuido a José Gregorio Hernández, ocurrido en 2022 en Miami, sobre la humanidad de un individuo que «prácticamente se había dado por muerto», y que sumaría a la causa de santificación de JGH.
Por otro lado, Leopoldo López, del partido Voluntad Popular, en visita de compromiso a Estados Unidos, defendió las sanciones contra el oficialismo venezolano, y respaldó las declaraciones del cardenal Baltazar Porras, argumentando: «Considero que las sanciones contra las autocracias son una herramienta que debe ser utilizada (…) las sanciones sí funcionan y son una herramienta (…)».
Por su parte Juan Guaidó, solicitó apoyo ante el Parlamento Europeo, para la búsqueda de solución en Venezuela. Destacando que: «Tenemos que poner la mirada en la solución que es Elecciones Libres y justas. Pido a este Parlamento respaldo para el acuerdo integral que buscamos en México».
Además, en un comunicado de prensa de la AN 2015, se reseñó que «Vamos a seguir presionando para lograr un acuerdo integral que, entre otras cosas, nos dé garantías para lograr Elecciones Libres y justas. Los venezolanos no pedimos un Consejo Nacional Electoral con miembros de oposición, sino independiente».
La coordinadora nacional de Vente Venezuela, María Corina Machado, se dirigió a los euro-parlamentarios de esta manera:
“¿Ustedes creen que por el camino que vamos el régimen de Maduro va a aceptar la derrota y va a entregar el poder en unas elecciones generales en el 2023 o 2024? Por este camino, en el mejor de los casos, tendremos una elección estilo Nicaragua».
“En la negociación planteada en México, el régimen decide cuándo negocia, qué se negocia, dónde negocia y con quiénes; el régimen ha escogido sus interlocutores. Evidentemente, con este equilibrio de fuerzas no hay ninguna expectativa para los venezolanos de una solución negociada satisfactoria”.
El senador republicano Marco Rubio, informó que a petición de 18 parlamentarios demócratas —izquierdosos llamados progresistas, que abogan por la suspensión de sanciones al gobierno venezolano— el presidente Biden se dispone a complacer dicha petición. Es decir, a levantarlas bajo el argumento parlamentarista de que las mismas han exacerbado la crisis humanitaria. El senador insiste a Biden mantener la política sancionatoria hacia Caracas.
Ya observamos que es comprensible que el presidente Biden buscara soluciones en Miraflores, para cubrir el déficit petrolero ruso y detener a Putin como amenaza potencial del mundo libre, pero no a través de más sacrificio para Venezuela, sino buscando —sin excusas ni dilaciones— reivindicarla en sus deseos de libertad democrática, incluso rebajando sanciones por Elecciones Libres y reales. De qué otra forma si no.
Gerardo Blyde, que también participó en la sesión del Parlamento Europeo, argumentó que en «fechas próximas» se estaría reiniciando el diálogo en México.
Sí, se continúa insistiendo en una solución a la crisis predominantemente política que sigue afectando sin tregua ni consideración al pueblo venezolano y a sus instituciones, pero ya se acepta que depende de la prioridad o atención que pueda darle al respecto Estados Unidos en sus decisiones. Por ello, es útil e importante que se siga insistiendo en Washington, emulando con precisión el desempeño del cardenal Porras.
Por otro lado, al proceso de legitimación intra-partidos en búsqueda de sus respectivos candidatos para acudir a las primarias bajo el estandarte de la Unidad, no se le ve celeridad; ni porque en esta retadora carrera están cifradas además las esperanzas del renacer del partidismo venezolano idóneo —más versátil y consecuente—, el fortalecimiento del mundo democrático, y en la que el tiempo también es un escurridizo contendor sin concesiones.
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