En medio de una crisis humanitaria sin precedentes, los venezolanos enfrentan desafíos abrumadores que afectan profundamente su salud mental. Se trata de un problema silencioso agravado por la migración y la pandemia.
La identificación temprana de señales de alarma y la promoción de conexiones sociales son determinantes para prevenir tragedias, y en este Día Mundial para la Prevención del Suicidio, el foco está puesto en hablar sobre el tema y buscar ayuda, como pasos esenciales para combatir esta afectación.
La conmemoración de este día es organizada por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y respaldada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El evento representa un compromiso global para centrar la atención en la prevención del suicidio.
El tema de 2023, “Crear esperanza a través de la acción”, refleja la necesidad de una acción colectiva para abordar este urgente problema de salud pública.
Según la OMS, cada 40 segundos fallece una persona en el mundo por acto suicida, es un problema que aqueja a muchas personas y a veces muchos no se dan cuenta.
Aarón Espinoza Álvarez, psicólogo clínico y coordinador nacional de apoyo psicosocial de la Cruz Roja Venezolana, resaltó que, sobre la base del trabajo con cuerpos de seguridad, sus reportes indican un mayor número de incidentes en lo que va de año.
El éxodo masivo de venezolanos en los últimos años ha dejado una huella profunda en la sociedad. A medida que familiares y amigos migran en busca de mejores oportunidades, la estructura de los hogares se resquebraja, dejando a menudo a las personas mayores en una situación precaria.
“El aumento de los costos de medicamentos y la difícil elección entre satisfacer las necesidades básicas como la alimentación o el acceso a medicamentos esenciales ha llevado a un aumento en los incidentes de suicidio relacionados con la tercera edad”.
La migración también ha separado a muchas parejas y amigos cercanos, quienes, al enfrentar desafíos económicos, se ven obligados a adelantarse en la búsqueda de una vida mejor. Esta separación ha resultado en la pérdida de amistades de toda la vida, lo que puede llevar al aislamiento social, aumentando la vulnerabilidad de las personas.
La pandemia de COVID-19 ha añadido otra capa de sufrimiento a la sociedad venezolana. Dos años de aislamiento, pérdida de seres queridos y la incertidumbre económica han dejado a la población en un estado de inestabilidad emocional. El miedo a la enfermedad y la falta de recursos para cubrir las necesidades básicas se han convertido en una carga adicional para muchos venezolanos.
Señales de alarma: Identificando el riesgo
El especialista destacó varias señales de alarma que indican un posible riesgo de salud mental como depresión persistente, pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras o la apatía hacia la vida cotidiana.
A esto se suma el aislamiento social, manifestado en el retraimiento y la falta de participación en actividades sociales, que pueden ser señales de que alguien está luchando con problemas emocionales. Además, mostrar un desapego emocional hacia personas cercanas puede indicar que alguien está considerando el suicidio como una salida.
“Otra señal pequeña, pero importante, es cuando están regalando sus objetos preciados, se están despidiendo y dejan sus cosas de valor a personas que más las va a valorar. La persona está diciendo que está en cuenta regresiva”.
Una persona debe considerar acudir al especialista cuando se da cuenta que pocas cosas le dan felicidad. “Antes se pensaba que era una fantasía, pero hay cosas que hacemos que generan bienestar, uno puede ser un poco más feliz cada día”.
¿Cómo ayudar y prevenir?
Espinoza Álvarez enfatizó la importancia de la prevención, por lo que recomendó mantener conexiones sociales, programar encuentros regulares con amigos y familiares, como una práctica fundamental para mantener una salud mental adecuada.
“Escribir a amigos cercanos y expresar preocupación por su bienestar puede abrir la puerta a conversaciones sobre salud mental… No subestimar los mensajes o acciones que parecen indicar que alguien necesita ayuda. Tomar en serio estos indicios puede ser crucial, así como la amabilidad y la compasión son recursos valiosos porque fomentar la amistad y la ayuda mutua puede ser esencial para combatir la soledad y el aislamiento.
El suicidio es un problema global que afecta a personas de todas las edades y trasfondos. Hablar abiertamente sobre el tema puede cambiar la percepción de quienes están en riesgo y brindarles la oportunidad de buscar ayuda. Diversas organizaciones humanitarias y comunitarias, incluyendo la Cruz Roja, la Federación Nacional de Psicólogos y el Colegio de Psicólogos, trabajan arduamente para concienciar sobre la prevención del suicidio y brindar apoyo a quienes lo necesitan.