Durante 15 años Anican se ha encargado de costear exámenes y tratamientos de niños con cáncer cuyos padres no tienen capacidad económica, pero no escapan de la crisis que enfrenta Venezuela, y ya el dinero no les alcanza
Tener un familiar con una enfermedad no es fácil, y en Venezuela, donde conseguir medicamentos y el dinero para hacer exámenes de alto costo es una tarea complicada, se hace aún más difícil. Si se trata de un niño la situación se vuelve más sensible, y es allí donde organizaciones como la Asociación Andina de Niños con Cáncer –Anican-, juegan un rol fundamental.
Durante 15 años Anican se ha encargado de la atención de los niños con cáncer cuyos padres no tienen capacidad económica para hacerles su tratamiento, no sólo a través de la entrega de medicamentos y el dinero para los exámenes, sino también en el acompañamiento del proceso.
Pero la situación económica del país, la ausencia de medicinas y el bajo costo del bolívar frente a la moneda extranjera están afectando su funcionamiento, pues ya no pueden garantizarles a los padres la cobertura de todos los costos, ni tampoco el tratamiento a todos los pequeños a quienes se les diagnostica esta enfermedad.
Para realizarle los primeros estudios a un niño una vez le es detectado el cáncer, ahora el padre o la Asociación deben contar como mínimo con 500 millones de bolívares, pues hay algunos que no se realizan en el Táchira, sino en la ciudad de Caracas, a donde los padres tienen que viajar con el niño, buscar hospedaje, alimentación, movilización, entre otros.
Anican, a través de casas abrigos amigas ha conseguido hospedaje, ayudas para viajar por tierra o en avión, pero a medida que pasa el tiempo se les hace más complicado. Anteriormente las empresas de envío nacional permitían que las muestras fueran trasladadas por esta vía a la capital del país, pero desde que lo prohibieron, se ha complicado el asunto.
Bajo su protección y ayuda, la Asociación Andina de Niños con Cáncer tiene unos 180 niños, de los cuales al menos 75 están en el proceso de inicio.
“Hacemos lo que podemos”.
Leila Prato es la tesorera de Anican, asegura que a pesar de que ya no pueden costear todos los gastos del niño, hacen lo que pueden para no abandonarlos. “Hay un estudio que se llama Citipen, que costaba 900 mil bolívares, ahora cuesta 180 millones de bolívares, es el que le hacen al niño para evaluar sus condiciones, lo hacen es en Caracas, a parte del estudio se le debe pagar al niño el traslado con su familiar, más la estadía. El pasaje por avión está costando 4 millones y pico por persona, muchas veces por contactos se consigue la estadía en casas de abrigo en Caracas, pero todo eso hay que cubrirlo, y ya nos toca decirles a los papás que busquen en una fundación y otra, y nosotros buscamos lo que falte, o lo dividimos”, agregó.
Precisó que el examen oncogene, que también es necesario en medio del tratamiento, está costando 70 millones de bolívares, el aspirado estaba en 57 millones y se hacen 8 a la semana, de acuerdo a los pequeños que lleguen. “¿Cuáles son las prioridades? Cubrirle los medicamentos a los niños, y nosotros ya no podemos garantizarle la quimioterapia a los niños, ¿qué estamos haciendo?, el niño viene después de que pasa por el hospital y le hacen el estudio social. Antes, estudio que nos mandaban, medicina que nos mandaban, inmediatamente sacábamos el cheque, ahora toca buscar apoyo”.
Ante la ausencia de quimioterapias hay niños que no las están recibiendo, y hay presuntas mafias que estarían sacándolas del lugar que las provee para venderlas luego en las redes sociales.
“Hay muchos que no se están colocando quimioterapias porque supuestamente el tratamiento llega los viernes al Hospital del Seguro Social Dr. “Patrocinio Peñuela Ruiz”, pero el lunes cuando van las mamás ya no existe. En los whatssap hay grupos que se llaman Venezuela no sé qué más, Venezuela no sé qué menos, y les ofrecen los medicamentos a las mamás bachaqueados, y cada medicamento cuesta 200 millones, 300 millones, y esas pobres mamás tienen que sufrir y buscar para poder comprárselos de emergencia”, acotó.
Anteriormente Anican traía las quimios completas de la ciudad de Cúcuta- Colombia, o lo que no se conseguía en el Seguro Social, pero por el cambio de la moneda ya no pueden hacerlo.
“Las muestras se pierden”.
La directora de Asistencia Humanitaria de Anican, Yajaira Molina, hizo un llamado a las empresas para que permitan de nuevo el envío de muestras a la capital del país, pues muchas veces por la crisis que viven los centros de salud, después de que los padres han viajado con sus hijos, haciendo los gastos anteriormente expuestos, reciben la noticia de que la muestra fue extraviada, y volver a viajar implican costos muy elevados.
“A muchos hay que volverles a realizar las muestras porque se pierden, porque antes los podían enviar, pero no sé qué pasó, que ahora esa gente no quiere colaborar, porque supuestamente se lo prohibieron, y empieza a partir de allí la otra parte de tragedia para los padres. Papás que se fueron sin nada ahora a buscarles como se vayan, y a veces se ponen de acuerdo uno o dos papás, pero de verdad es trágico para ellos, hay muchos que no conocen Caracas, y tienen que llegar a buscar el sitio”.
Recordó Yajaira Molina que los niños que son ayudados por Anican, son de familias de bajos recursos, a quienes previamente les han hecho un estudio socioeconómico.
A quienes laboran en Anican les preocupa que en los pabellones del piso 9 una bacteria afecta la salud de los niños, la cual fue generada por la ausencia de aire acondicionado. Al menos 500 millones de bolívares se requieren para cumplir con la primera fase de exámenes a los niños que tienen recién diagnosticado cáncer
“Si no se los lleva el cáncer, se los llevan las bacterias en pabellón”
A los altos costos de los medicamentos se suma la crisis que enfrenta el Hospital Central de San Cristóbal, de la cual no escapa el piso 9, donde se encuentran los niños con padecimientos oncológicos.
“De enero del 16 al 30 de junio se nos murieron 15 niños porque se despertó una bacteria en el pabellón, las paredes estaba carcomidas, había hongos, y esas muertes fueron producidas por la falta de aire acondicionado. Los niños pueden estar con fiebre a 38 y a 41 que no hay un aire que los mantenga frescos. La situación del piso en ese sentido es fuerte, pedimos a los entes que puedan trabajar con aire acondicionado que nos ayuden.
Son niños con cáncer, que están expuestos a cualquier cosa y si no tienen las condiciones necesarias para luchar contra esas bacterias, si no se lo lleva el cáncer, se lo lleva la bacteria, por la falta de aire acondicionado”, relató.
Ante esta situación durante un tiempo fue habilitado para los pequeños el pabellón del Hospital Oncológico, sin embargo, se mantienen en la lucha por recuperar el área del piso 9, pues temen que aún exista la contaminación y que puedan ocurrir más situaciones lamentables.
Sin material quirúrgico.
En el área quirúrgica tampoco cuentan con insumos para realizarles las intervenciones a los pacientes pediátricos del área oncológica. Yajaira Molina precisó que no tienen inyectadoras, yelcos, obturadores, agujas, anestesia, entre otras cosas.
Precisó que a veces un niño pierde hasta 6 yelcos, porque los que están llegando al país son de mala calidad, y cuando intentan conseguirles la vena se dañan, teniendo que maltratarles el brazo intentando con uno y otro equipo, hasta que lo logran.
“Cada vez que los pinchan para sacarle la vía se les daña, y se utilizaron en un niño 6 yelcos, de una mala calidad dijeron ellos. Piden una marca Jhonson y no los encontramos, para nuestros niños necesitamos yelcos 22 y 24 preferiblemente, porque los otros no sirven, porque las vías de ellos se van cerrando poco a poco. Estamos pidiéndole a la gente que vende implementos de esos a ver si nos apoyan, nos ayudan, nos los venden a nosotros, porque un solo yelco costaba la semana pasada 350 mil bolívares y trajimos fue 11 de la frontera, que era lo que había.
Por ello pide a quienes quieran ayudar a la Asociación, a llevar a la casa abrigo ubicada en la Unidad Vecinal, o al piso 9 del Hospital Central, yelcos, los obturadores, agujas de 20 y 5 cc. “Allá trabajan sin nada, no tienen ni cómo limpiar el piso, no hay casi enfermeras. Las mamás están limpiando, las mamás están ordenando en el Hospital Central”, agregó. MD