Uno. Sur América en la actualidad es una opción geopolítica regional en construcción cuando el proceso de globalización de la humanidad empieza a ser explorado por nuestro continente para su beneficio cuando emerge el mundo multipolar como coyuntura
Dos. la población del continente disgregada en diferentes países todavía no ha conceptualizado la resolución de tomar una vía de desarrollo de mercado común como lo han realizado los europeos y norteamericanos en los siglos pasados.
Tres. También, los sudamericanos después de cinco siglos de occidentalización no han dilucidado cuál es su grado de identificación socio cultural con el mundo dominado por occidente por cuando, por un aparte, grandes civilizaciones prehispánicas como por ejemplo la del imperio incaico formada sobre la evolución los primeros núcleos civilizatorios de mundo permanece como una cultura de resistencia hasta el presente o la alta presencia negra trasplantada como esclavos de África al Brasil cuestionan el falso racismo culturalista vigente y la idea del Estado antirracista.
Cuatro. La concientización de una ciudadanía sudamericana , en el presente, no podría asumir posiciones etnocentristas, colonialistas o imperialistas ante el mundo como las practicadas por los europeos y norteamericanos .
Cinco. Por otra parte los estados nacionales del continente rompen con el colonialismo ibérico a inicios del siglo XIX pero no pudieron superar los lazos de dependencia económica continuando como exportadores de materias primas a nuevos centros metropolitanos neocoloniales, primero de Inglaterra y después de los Estados Unidos. Seis. Durante el periodo independiente las estructuras de los estados sudamericanos fueron construidas bajo la egida del liberalismo. La ideología dominante del mundo occidental presento comportamiento diferente en Sur América donde justifico el estancamiento económico y el subdesarrollo mientras Europa y los Estados Unidos actúa como la palanca de transformación y de la revolución industrial.
Siete. Las ideas liberales mueven al entonces príncipe regente a Pedro I a dar el “grito de Ipiranga” el 7 de septiembre de 1822 para desconocer al poder portugués y en las colonias españolas se encuentra tanto en la conducción del Mariscal Sucre en la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de 1824 que terminó con el colonialismo español en sur América así como, en los antecedentes de la convergencia de los ejércitos libertadores de Simón Bolívar y San Martin. Este ideario libertario de la formación de patria grande la región pronto quedo sin contenido y fue apropiado por las oligarquías
Ocho. Después de la Segunda Guerra Mundial el continente se mantuvo bajo el paraguas de protección atómico de los Estados Unidos determinando su dependencia económica capitalista durante el periodo de la guerra fría con el bloque socialista. Esta situación se alter por primera vez con la Revolución cubana e 1960 y desde el aspecto ideológico regional donde dominaba el liberalismo a partir del congreso de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS) de 1967 animado por Fidel Castro, Salvador Allende y la izquierda regional se plantearon el objetivo de plasmar los Estados Socialistas Latinoamericanos como un desafío a los estados capitalistas dependientes.
Nueve. En reacción aparece un nuevo tipo de golpe de estado militar el cual se inicia con movimiento preventivo del ejército brasileño en 1964 invocando la doctrina de seguridad nacional contra el comunismo, la tendencia después se extiende a otros países suramericano. En la década de 1970 el gobierno militar brasileño se ufana de haber alcanzado “el milagro económico” lo cual termino como el primer espejismo del ensayo neoliberal en la región
Diez. Los intentos neoliberales se mantienen como las aspiraciones de las cúpulas políticas dominantes de la región hasta finales del siglo pasado en connivencia con los intereses geoestratégicos de los Estados Unidos. Sin embargo, el impacto sobre la región de las crisis económicas internacionales y la impotencia de sus países integrantes de enfrentar las graves crisis como la deuda externa, la vida de los precios del petróleo y el desarreglo macroeconómico reflejado en la vulnerabilidad de sus monedas nacionales frente al dólar y en el crónico proceso inflacionario. Estas crudas realidades nacionales los obligan a crear un frente común para defenderse del orden económico internacional.
Once. En el año 2000 bajo la primacía ideológica del neoliberalismo se produce un hecho histórico de gran trascendencia cuando los doce gobernantes suramericanos reunidos en la primera cumbre presidencial celebrada en Brasil acuerdan convertir el continente en región a ser regida por las normas democráticas. En ese momento la propuesta dominante en el continente era la del Alca, un tratado de libre comercio regido por los Estados Unidos, en el cual México se había anexado era dominante pero Sur América no lo había hecho cuestión que en el siguiente lustro al cambiar de manera dramática el escenario internacional por el ataque terrorista a los Estados Unidos y el surgimiento del populismo del siglo XXI sudamericano que termina en 2005 derrotando la propuesta norteamericana del Alca.
Doce. Las crisis y desestabilización estructural de los estados nacionales sudamericanos aparecen por doquier como una representación de la confrontación entre el capitalismo y el socialismo del siglo XX, cuando la realidad del nuevo siglo demanda una nueva ideología que explique la nueva tendencia continente en curso. La izquierda capitaliza con el frente formado por el foro de Sao Paulo la onda nacionalista regional creada por la convergencia entre el kirnerismo, lulismo, chavismo, fidelismo y otros populismos logro la formación de Unasur para impulsar una historia compartida y solidaria buscando una salida socialista a la región
Trece. El organismo supranacional quedo prácticamente paralizado por el retiro de varios países miembros hasta el 2020 cuando prácticamente fue desmontado por la falta de consenso sobre el modelo que debe regir al organismo. Sin embargo, en el regreso de los gobiernos progresistas de Gustavo Petro, en Colombia; Gabriel Boric en Chile y Lula en Brasil lleva a pensar en una posible reactualización del proyecto de contenido social socializante
Catorce. El nuevo nivel de desarrollo alcanzado por Sur América en el siglo XXI es disputada palmo a palmo entre las ideologías del neoliberalismo y socialistas desde lo macro de la superestructura regional (Unasur) hasta lo micro e infraestructura de las parcelas de poder nacional (gobernaciones, congreso, etc.). La intensidad del enfrentamiento polariza la población y en su división debilita el funcionamiento democrático como recientemente lo estamos viendo en Perú en el intento frustrado de golpe de estado del presidente Pedro Castillo, en Argentina, en el polémico fallo judicial condenatorio a la vicepresidente Cristina de Kirchner e incluso en Brasil en la transición presidencial entre el presidente saliente el derechista Bolsonaro y el entrante izquierdista Lula. En el caso del triunfo electoral democrático brasileño cuenta la firme posición constitución de las instituciones y la formación de un gran centro político plural de contención al fascismo esto da bases razonables para pensar que en el futuro gobierno se busque un saludable acuerdo de convivencia política nacional. Esta virtuosa situación podría revertirse para la estabilización de sus vecinos como en el caso de los venezolanos.
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