Las recientes elecciones de concejales, en el municipio Baruta del estado Miranda, son una trágica muestra de lo que fueron estas elecciones en el ámbito nacional y de la perversa influencia de la soberbia y el sectarismo, la corrupción de alcaldes y concejales, la pudrición de los partidos políticos y la extensión del engaño y manipulación de los vecinos electores. Se trata de los organismos del Poder Municipal, que supuestamente es el poder más cercano a los ciudadanos y por tanto muy importante en sus vidas cotidianas: su medio ambiente, su trabajo, sus vías de comunicación, sus servicios básicos incluidos la salud y la educación, dependen de este nivel.
Estuvo presente en Baruta la división de las propuestas opositoras, que impidió hacerle frente en forma exitosa al gobierno, al descarado ventajismo oficial, a la criminal abstención impulsada por los generadores de planes macabros para la nación y a la desesperanza ciudadana por su falta de credibilidad en la herramienta electoral ante lo parcializado del árbitro. Una de estas fórmulas opositora fue impulsada por un liderazgo vecinal de mucha tradición, proveniente de todas las zonas geográficas y sociales del municipio, que ha trabajado intensamente en resolver los problemas municipales y con conocimientos y experiencia electoral exitosa.
Con el alcalde actual, ese trabajo conjunto se terminó a raíz del abandono del abordaje de los problemas de la seguridad, el ambiente, el fatal estado de las vías y el transporte. Pero más importante, por la aparición de los “negocios” derivados de la rezonificación urbana, que amenazan con seguir deteriorando al municipio, al permitir desarrollos en Chuao y Las Mercedes, que empeorarán los servicios básicos (electricidad, agua, tránsito) ya muy comprometidos y, por ende, la calidad de vida de sus habitantes. Esto enfrentó a la actual administración de Primero Justicia con los vecinos, por lo que su propuesta para integrarse en la fórmula del Alcalde fue rechazada por David Uzcátegui y A. Machado. El control de la cámara municipal era imprescindible para garantizar los negocios ilícitos señalados.
La responsabilidad de la victoria gubernamental en Baruta no la tienen entonces los vecinos, sino la corrupción desatada, el desprecio por la gente, la ausencia de una democracia real y la soberbia de quienes son pequeños monstruos, como lo señalé al discutir el problema en la “Concertación por el Cambio”. Son situaciones que afectan a muchísimos municipios; algo similar parece afectar también a Chacao, quien tuvo la misma actitud ante las posibilidades de apoyos distintos de los manipulados por ellos. Lo más grave será que los negocios baruteños podrán seguir siendo impulsados, a pesar de la derrota de la gestión actual, pero ahora con una alianza entre este liderazgo corrupto con el emergente del PSUV en este municipio.