“El Señor nos espera y confía en nosotros. Esta Cuaresma la hemos de vivir intensamente en la confianza de que Dios nos dará la manera de decidir nuestro futuro, de liberarnos de todo yugo opresor, de conquistar nuestra condición de hijos de Dios y de ciudadanos responsables de su vida personal, social, comunitaria”, aseguró el Obispo de Guanare, Valera Angulo
La Cuaresma da inicio hoy con la imposición de la ceniza, para ello, pulsamos la opinión de tres sacerdotes trujillanos que ocupan importantes cargos como Obispos en diferentes diócesis del país; Monseñor José de la Trinidad Valera Angulo, Obispo de Guanare; Monseñor Benito Méndez Bracamonte, Obispo castrense de Venezuela; y Monseñor Carlos Alfredo Cabezas, Obispo de Punto Fijo.
Los tres recuerdan en medio de su disertación, que la Cuaresma se trata de 40 días de un gran retiro, “momento en que nos abocamos a revisar nuestra vida, a meditar la palabra de Dios, a hacer abstinencia, ayuno, penitencia y a ejercitar la caridad fraterna para con el más necesitado; son cuarenta días que preparan la pascua, la venida, el momento en que la iglesia celebra ese misterio central de la fe, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, la Cuaresma nos prepara a vivir y saborear el momento de la Pascua, es un tiempo de oración, penitencia y caridad; la Cuaresma es el tiempo de preparación a la celebración central de la Semana Santa en su Triduo Pascual. Esta preparación dura cuarenta días y busca afinar el sentido de pertenencia de cada fiel cristiano a Cristo, a la Iglesia, a la humanidad. Pertenecer a Cristo significa desprenderse de la maldad, buscar el bien, conocer la Palabra de Dios y sus exigencias”, aseguran los tres obispos.
Condición de ciudadanos libres
Monseñor José de la Trinidad Valera Angulo, Obispo de Guanare, dice que pertenecer a la Iglesia implica reconocer que no vivimos solos, que hay unos hermanos en la fe y que como pueblo de Dios la Iglesia me exige vivir a plenitud el compromiso bautismal. Pertenecer a la humanidad es tomar conciencia de mi responsabilidad en la creación constante de un mundo mejor, más humano, en donde todos cabemos y en donde todos somos protagonistas y para lograr avanzar en ello es necesario vencer la vanidad, el egoísmo y la prepotencia.
Si queremos celebrar la Semana Santa como verdaderos cristianos necesitamos la penitencia de dominarnos y de buscar al hermano para ayudarnos. Está de más insistir en la pobreza generalizada que vive Venezuela. El valor del trabajo humano ha sido devaluado hasta límites inconcebibles; quien trabaje honradamente no puede llevar el sustento necesario a su familia con el sueldo que recibe, lo cual es una injustica contra Dios, contra los ideales del Libertador Simón Bolívar y contra lo establecido en la Constitución Nacional. Aquí la Iglesia, maestra de humanidad, nos enseña a socorrer al necesitado para que cubra sus necesidades básicas. Ante todo esto, estamos en la obligación de recuperar nuestra condición de ciudadanos libres, de agentes pensantes activos, de la comunidad que respeta las leyes y decide libremente su vida ciudadana. Ahí está la cruz, ahí está el compromiso.
Crecimiento personal
Monseñor Benito Méndez Bracamonte, Obispo castrense de Venezuela asegura que en estos tiempos que corren, es importante que la Cuaresma la enfoquemos desde el punto de vista del crecimiento personal, pero con una incidencia en lo social ya que la conversión al Señor tiene que pasar por vencer el egoísmo, el pecado, pero también la mezquindad, la indolencia ante el sufrimiento del hermano necesitado, es importante que seamos más solidarios y saber compartir lo poco o lo mucho que tenemos, el trujillano se ha caracterizado por ser una persona generosa que comparte lo mucho o lo poco, en este tiempo más que nunca estamos necesitados a compartir con el más necesitado.
Porque llama la atención que hemos dejado de ser solidarios, en esta situación de escasez de medicamentos y alimentos, no somos capaces de compartir con el otro y que en lugar de dar o donar, nos convertimos en verdugos, pretendemos vender la harina, el jabón o las medicinas al triple de lo que costaron y eso no es de cristianos, los cristianos estamos llamados a compartir desde nuestra pobreza desde lo que tenemos con el hermano. Esa es la invitación que quiero hacer en este tiempo de Cuaresma, que nos convirtamos en Dios a través de la conversión en el hermano y que podamos ser hermanos y vivir la fraternidad, la solidaridad, la caridad y la comunión efectiva.
La fe mueve montañas
Monseñor Carlos Alfredo Cabezas, Obispo de Punto Fijo asegura que es tiempo de oración porque necesitamos intensificar nuestro momento de contacto con Dios que siempre debemos hacerlo, pero en tiempo de Cuaresma es de manera más especial; de penitencia por ser un elemento importante de la fe, un sacrificio que ofrecemos para agradar a Dios; y la caridad, la forma como expresamos el amor a Dios y al prójimo.
La fe mueve montañas y por eso la cultivamos porque creemos que Dios no nos abandona en las circunstancias difíciles de la vida, aunque a veces podamos tener esa sensación que la tuvo Jesús en la cruz, es el misterio de la pasión, de alguna manera nuestro dolor y sufrimiento se une a lo que vivió Cristo, y en la fe encontramos el sentido al dolor y sufrimiento de la vida, para no caer en la desesperanza que no es cristiana y es muy mala consejera, le pedimos a Dios que nos saque de los atolladeros en los que nos encontramos, personales y comunitarios de país, pero está la fe que nos sostiene en el momento de la prueba, el oro para que brille tiene que pasar por el crisol y no es que Dios quiera, sino la circunstancia de la vida nos lleva a vivir momentos como éste y nos ha tocado a nosotros, en otros tiempos a otros pueblos, pero si estamos sostenido en la fe y por la fe como dice la palabra de Dios, mi carga será ligera y mi yugo llevadero, el yugo del sufrimiento, la enfermedad, la miseria y la muerte, para eso es la fe, para sostenernos en el momento de la prueba y un momento para encontrarnos con Dios es la Cuaresma.
Intercede por tu pueblo Virgen de Coromoto
Monseñor José de la Trinidad Valera, asegura que hoy, cuando Venezuela está sumergida en una opresión que le impide brindar a sus hijos lo elemental para que puedan vivir con dignidad. Que la Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela interceda por este pueblo que la venera como Madre, como Guía y como Amparo de un pueblo que sufre las peores calamidades impuestas por un grupo pequeño, de asaltantes de la dignidad humana y de la condición de ciudadanos libres.
EL DATO
El cristiano está invitado a la penitencia, la oración y la práctica de la caridad. Esto significa que hemos de vencer el egoísmo malsano que debilita nuestra capacidad de diálogo, de cercanía con los semejantes y nos convierte en aves de rapiña, lobos para el hombre.