La comunidad oncológica se esfuerza por no dejar a ningún país ni paciente atrás

Imagen del congreso anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), este 3 de junio de 2023. EFE/Marta Garde

Chicago (EE.UU.), 3 jun (EFE).- Tres pilares conforman la misión de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO), la principal del sector: acabar con el cáncer a través de la investigación, la educación y una atención equitativa. Puntos compartidos por el resto de la comunidad oncológica, que se propone no dejar atrás a ningún paciente ni país.

El congreso anual de ASCO en Chicago, que se inauguró el viernes y se clausura el martes, considera una «obligación moral» superar las desigualdades.

La directora del Instituto Nacional estadounidense del cáncer, Mónica Bertagnolli, señaló en la sesión plenaria de este sábado que «no hay nada más trágico» que alguien no pueda curarse no porque no existan medios para ello, sino porque no están a su alcance. «Tenemos el conocimiento. Debemos implicar a todo el mundo. Todavía nos falta el compromiso para lograr este objetivo», dijo.

El cáncer es de hecho una de las principales causas de muerte en el mundo, responsable de casi 10 millones de fallecimientos en 2020, aproximadamente uno de cada seis, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud. Los más comunes son los de pecho y pulmón, seguidos por los de colon y recto y el de próstata.

La oncóloga Miriam Mutebi, presidenta electa de la Asociación Africana para la Investigación y la Formación Oncológicas (Aortic), destacó hoy en una ponencia que el 70 % de las muertes por cáncer tienen lugar en países de ingresos bajos y medios. Países además a los que solo va el 5 % de los recursos gastados en cáncer.

Eso, unido en ciertos países al estigma y al uso de terapias alternativas, resulta en pobres resultados para el paciente. La solución, en sus palabras, pasa por un esfuerzo conjunto.

De ese esfuerzo forma parte la Coalición de Acceso a Medicamentos Oncológicos (ATOM), una iniciativa lanzada en 2022 y que hoy tuvo parte del protagonismo en el congreso. Busca generar sinergias, mejorar modelos existentes a través de mecanismos innovadores e implicar a gente de distintos sectores para derribar barreras de acceso a esos fármacos.

Para la economista especializada en salud Felicia Marie Knaul, directora del Instituto de Estudios Avanzados de las Américas y presidenta de la ONG mexicana de lucha contra el cáncer Tómatelo a Pecho, en esa lucha contra las desigualdades es prioritario conseguir que el gasto en salud se financie a través de la seguridad social.

La peor forma de hacerlo, recalcó, es que en el momento de necesitar el servicio el enfermo lo tenga que sufragar de su bolsillo: «Para el paciente es una presión inaguantable», explica a EFE.

La atención oncológica llegó a la pandemia con un «rezago importante», opina. Con la pandemia se acentuó, «no porque no hubiera cáncer, sino porque la gente no iba (al médico) y no se detectaba», y tras la covid-19 abordar ese retraso no se debe demorar.

 

UNA MEJOR RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE

ASCO ha orientado su foco este año al alcance de una mejor relación entre médicos y pacientes para impulsar diagnósticos más acertados y una mejor experiencia médica. Es un cambio de paradigma, según Knaul, porque antes los pacientes «no tenían una silla en la mesa donde se hablaba de cómo hacer los sistemas de salud más eficientes».

El presidente de esa sociedad estadounidense, Eric Winer, subrayó este sábado en la sesión plenaria que no se cura solo con ciencia, sino también con empatía. «¿Un adicto al tabaco con cáncer debería ser tratado de forma distinta que un no fumador? Todos deben recibir nuestros mejores cuidados sin importar lo que les ha hecho llegar hasta la clínica», dijo.

La comunicación, agregó, es clave. «Tenemos que acercarnos a los pacientes para entender qué necesitan que prioricemos para mejorar sus vidas. Tenemos que escucharlos. Es crucial también para nuestro bienestar como oncólogos. Y les debemos el pisar el pie en el acelerador de la investigación», sostuvo.

En esa línea ASCO está siendo escenario no solo de los últimos avances científicos, sino también de métodos que fomentan un intercambio más directo entre sanitarios y enfermos.
Ilana Graetz es por ejemplo coautora de un estudio que probó una «app» que enviaba a mujeres con cáncer de mama mensajes y recordatorios sobre la terapia endocrina a la que estaban sometidas, que tiene una tasa de abandono alta debido a los efectos secundarios.

Participaron una 300 personas entre noviembre de 2018 y junio de 2021. Aunque esa estrategia no consiguió aumentar su adherencia a la terapia, sí registró mejoras en su estado de salud mental. «Y eso en sí mismo es alentador», señala a EFE la profesora de Gestión y Política Sanitaria, convencida de que esas herramientas deberían generalizarse en consulta.

Marta Garde

 

 

 

 

 

 

 

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