Desde que se ‘aceptó’ a regañadientes el Diálogo como único camino de lucha, no sin un profundo sentimiento de decepción, señalamos que ese reducto tendría que ser aprovechado no sólo por la Plataforma Unitaria Democrática que tendría como misión negociar en México mejores condiciones electorales a través de un inédito proceso denominado Elecciones Libres —limpias y transparentes—, sino también por la Oposición en general que ha debido tener más determinación tendiente a desmarcarse del cuestionado CNE.
Todos sabemos que el órgano comicial obedece los lineamientos oficialistas. Lo que le quita su cualidad de árbitro imparcial, y por ende la confianza del electorado. Es muy simple entender esto, como triste ver a quienes abogan ‘a estas alturas’ por la presencia del ente en los procesos de Primarias, y sin rectificación alguna en las Presidenciales.
Si el mundo democrático insiste en la realización de las Elecciones Libres, y también es el propósito de la oposición partidista negociadora que quiere estar a la altura de esa aspiración predominantemente internacional, siendo la razón misma de las sanciones, entonces por qué hacen el papel de necios quienes no están recibiendo nada del régimen; por qué siguen con la interesada u obtusa idea de subvertir el interés Unitario opositor.
La idea insospechada por muchos dirigentes era esa, la que hoy estamos visualizando aún con anteojos: hacer un frente de lucha por la liberación de Venezuela, principalmente desde el CNE. Esa trinchera que se ha cavado en torno al organismo electoral está dando diversas posibilidades al movimiento opositor, y haciendo crecer la ciudadanía detrás de los aspirantes demócratas que están respetando las Primarias, y por qué no decirlo: dando oportunidad a la Comisión Nacional de Primarias [CNP] a objeto de que proceda con el sentido común ciudadano, y no deje cabos sueltos ni discreción al CNE.
¿Cuáles son las circunstancias ahora?, precisamente cuando ‘líderes’ partidistas patalean y objetan ir a la selección interna del candidato opositor sin el CNE. Pues que hay una pretensión de quitarle apoyo a las Primarias autónomas, al proceso de legitimación del liderazgo, a lo que podría ser no simplemente un punto de inflexión sino una catapulta a las Presidenciales.
Las elecciones opositoras independientes que se aspiran ya no están referidas exclusivamente a una candidatura provenida o derivada del ejercicio democrático opositor como es el proceso interno de Primarias, sino también —y no menos importante— a la habilitación de un sistema automatizado que paralelamente lleve un control electoral: de electores y centros de votación, de las condiciones y mecanismos inherentes al proceso de Elecciones auditables. O sea, a la integralidad de las diversas fases de la organización eleccionaria. Sin duda que este doble propósito es siembra de confianza complementaria, que sanará y vigorizará la institución electoral de los venezolanos.
Se dice que las disyuntivas —ojalá que no la indeterminación o falta de voluntad de la CNP— están minando el proceso interno opositor, y que este se dirige a su implosión. Además, que la(s) candidatura(s) verdaderamente posicionada(s) o bien vista(s) en las mediciones de las encuestadoras referentes quedará(n) aislada(s) por aquellas que ya no irán a las Primarias, en un intento de promocionar una lista (caparazón) de partidos resabiados, tratando inútilmente de descuartizar el voto opositor.
Es la demostración sin tapujos de querer favorecer al continuismo chavista y no a la candidatura transicional del cambio radical, que es lo que reclama el futuro de Venezuela. Esta afrenta no desanima ni cohíbe a los opositores demócratas que hasta los tuétanos tienen la idea de rescatar el maravilloso país que nos merecemos, porque la decisión está tomada: ganar y cobrar el triunfo.
A las candidaturas outsider, que no son chicha ni limonada en los antecedentes del espectro opositor, se les dará crédito si comparecen al conteo interno, no pasando por encima de él. De proceder de este modo, solo será catalogada como candidatura oportunista, divisionista del voto opositor, que es la misión pro régimen.
El Foro Venezolano de Política Exterior —en la representación de Milos Alcalay, Freddy Álvarez, María Alejandra Aristeguieta, Erik Becker Becker, Milagros Betancourt, Marisol Black, José Emilio Castellanos, Domingo Chacón, José Gregorio Contreras, Werner Corrales Leal, Simón Faraco, Alberto Garantón, Óscar Hernández, Luis Manuel Marcano, Sandra Martínez, Rosario Orellana, Gerson Revanales, Víctor Rodríguez, William Santana, Francisco Vélez, Orlando Viera Blanco y Jesús Zárraga—, ha expresado su preocupación a la Comisión Nacional de Primaria [CNP] por la posible participación del CNE en la elección del candidato opositor para las elecciones? presidenciales del 2024.
En un comunicado manifestó la necesidad de proteger la identidad de los electores, en caso de que el referido organismo llegue a participar como plataforma en los comicios opositores. Así textualizaron:
“Si la decisión implica aceptar el empleo de instrumentos biométricos de identificación o cualquier otro mecanismo que vulnere potencialmente el secreto del voto y, además, se impide el conteo manual de la la totalidad de las papeletas de votación, ella puede conducir al fracaso de la primaria y a la desmovilización de la sociedad, haciendo el juego a los intereses del régimen, de que la oposición llegue a 2024 desmotivada y sin cohesión”.
Poco a poco se va viendo con mayor resolución el panorama que queremos previo a esos compromisos electorales que nos esperan. Esto nomás significa que por lo menos sabríamos a qué atenernos. No obstante, estaremos configurados en un pueblo entusiasta detrás de cada precandidatura; más determinados a respetar la práctica democrática y decididos a sumarnos con fervor a la candidatura favorecida. Es preciso decir ahora que la inspiración tiene su motivo, su razón de ser, … y de actuar.
El caso venezolano podría parecerse un poco a la situación de Ucrania violentada abrupta y brutalmente por Vladimir Putin y sus huestes; inicialmente, las circunstancias mostraban inhibición y miedo, predisposición al entreguismo ante el país temido por su jactancia, carácter expansionista y capacidad bélica nuclear que los aplastaría entre grotescas carcajadas; pero ya en ruedas de guerra, gracias a la valentía patriótica de Volodímir Zelensky, del pueblo y su ejército resteado, está resultando todo lo contrario.
El propio presidente Biden, quien consideró improbable la defensa de Ucrania, ofreció sus buenos oficios para que Zelensky se refugiara [huyera] fuera de su país, llegó a decir al pasar febrero 2022: «Zelensky nos ha inspirado…».
Las Primarias, son las que mostrarán el renovado pero también consecuente liderazgo. Reagrupados, sus participantes serán el nuevo perfil opositor; a partir de ello cambiarán muchos aspectos, y serán favorables a la Oposición y a las exigencias del cambio.
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar…
Pareciera la premisa de las circunstancias en la que continuaremos afianzados. Con la esperanza que induce la resiliencia tendrá que seguir siendo nuestra característica ciudadana, de actitud propositiva y patriótica. La misma que nos inculcaron los Libertadores, hasta triunfar.
Ecuador ha puesto a feliz prueba su letra y recursos constitucionales, al sacarle el cuerpo a una componenda fraguada en el poder legislativo, representada en la aprobación de un juicio político contra el presidente Guillermo Lasso; la misma, sin consistencia, quedó deshilachada ante el decreto ejecutivo de disolución de la Asamblea Nacional y de convocatoria a elecciones adelantadas; lo que implica seguir gobernando por decreto, previa anuencia de la Corte Constitucional [que también desestimó la solicitud de nulidad del decreto de parte de los conjurados], por un corto periodo de tiempo y mientras se eligen los asambleístas y al presidente de la república.
Se aplaude las ejecutorias del mandatario Lasso —por el uso enérgico de esa ‘herramienta’ prevista en el articulado de la constitución ecuatoriana, denominada coloquialmente ‘muerte cruzada’—, a objeto de evitar la anarquía constitucional por parte de un parlamento cuestionado por su bajo nivel de desempeño en sus funciones legislativas. Digamos que en esta ocasión sale honrada la democracia latinoamericana.