Ciudad de México, 14 nov (EFE).- Medio siglo después de su primera actuación interpretando el personaje de la Chilindrina en «El Chavo del Ocho», la actriz mexicana María Antonieta de las Nieves siente que puede detener el tiempo con el solo hecho de pintarse unas pecas en el rostro y hacerse colas en el cabello.
«Cuando me pongo el vestido, las pecas y me hago las colitas, todo se transforma por arte de magia. Es un personaje mágico, algo que Dios me dio y espero me siga dando muchos años más», aseguró en entrevista con Efe.
De las Nieves entró esta semana al libro de los Guinness World Records por su trayectoria como la actriz profesional interpretando durante mas tiempo un personaje infantil, la Chilindrina, que ha encarnado durante 48 años y 261 días.
Considerada durante décadas como la serie de televisión mexicana más importante en Latinoamérica, «El Chavo del Ocho» se emitió desde 1971 hasta 1980 y desde entonces María Antonieta de las Nieves ha seguido interpretando el mismo personaje en programas de televisión y otros eventos.
«Para mí no fue un reto representar a la misma niña mientras pasaron los años porque me transformo cuando me pongo su ropa. Estoy orgullosa del reconocimiento que jamás imaginé me fueran a dar», dice.
Es la niña más conocida de México y tal vez de América Latina. Hija única de don Ramón, un hombre viudo desempleado, la Chilindrina es una traviesa y escandalosa criatura, auténtica, a veces manipuladora de sus amigos.
En la serie «El Chavo del Ocho» es una las fuentes de alegría de la vecindad, propiedad del señor Barriga, y una chica que no envejeció en medio siglo.
«Han sido cinco generaciones las que me han visto. Ahora me ven nietos de los que me conocieron al principio y espero aguantar otros 20 años. Estos 50 han sido maravillosos: haber recorrido el mundo con este personaje es algo único», asegura.
LA GIRA DEL ADIÓS
A punto de cumplir 71 años, María Antonieta es una mujer llena de vitalidad, agradecida con una larga carrera artística, que incluye actuaciones en películas y obras de teatro, doblajes y telenovelas, aunque la identifican inmediatamente con la niña pecosa de vestido corto, zapatos de charol y un par de lentes de color negro.
«Ahora estoy trabajando en la gira del adiós. No es que me vaya a despedir, es que quiero viajar a muchos lugares a agradecer el cariño, la admiración, el respeto, las risas y la alegría», afirma.
La Chilindrina es un personaje simbólico de la cultura de México, pero María Antonieta no se siente solo mexicana porque es querida lo mismo en América Latina que en Europa o Asia.
«Me siento del país donde estoy. Espero viajar y tener la oportunidad de sentirme de España, de Italia, japonesa en Japón y china en China. En Asia pasan el programa doblado y gracias a eso puedo hablar en cualquier idioma», explica.
Pasaron los años desde que la inocente Chilindrina apareció. Entonces los niños estaban ajenos a la tecnología, jugaban en el barrio con los amigos y no necesitan aparatos con luces para ser felices.
Uno podría pensar que la niña pecosa del departamento 72 de la vecindad tiene mucho que enseñar a los niños de hoy, tan sofisticados. María Antonieta no lo cree, opina que la hija de don Ramón es la que tiene mucho que aprender.
«Los niños de ahora me enseñan. Cuándo iba a pensar que íbamos a tener un teléfono y nos íbamos a ver en vivo sin importar la distancia. Es algo maravilloso», asegura.