El Año Nuevo, tiene su origen en el Calendario Romano, en el cual, el primer día del año era el 1 de marzo, denominado así en honor a Marte, dios de la Guerra. Julio César modificó el Calendario Romano y lo denominó Calendario Juliano, en su honor; el primer día del año pasó a ser el 1 de enero , modificación realizada en el año 46 a.c. , y comenzó a aplicarse en el año 45 a.c.
El 24 de febrero de 1582, el Papa Gregorio XIII, mediante la bula “Inter gravissimas” , modificó el Calendario Juliano, promulgó un nuevo calendario denominado Gregoriano, para ser aplicado fundamentalmente en Europa, el cual rige actualmente en la mayor parte del mundo; incluida Venezuela, por ser en aquel entonces una colonia de España.
En Roma, la fiesta de Año Nuevo, era celebrada con intercambio de regalos, unas veces una lamparita de arcilla con la inscripción “Anno novo fastum felix tibi sit» ; otra, un obsequio de tres higos secos en hojas de laurel y olivo.
En Venezuela, el Año Nuevo, desde tiempos de la colonia y en los primeros años de la Independencia, era una fiesta netamente religiosa, celebrada exclusivamente en los templos católicos. Continuaron dichas festividades , celebrándose paralelamente en otros escenarios distintos. Adquirimos una costumbre heredada de las celebraciones españolas, en las cuales por tradición musulmana, ingieren doce uvas para pedir doce gracias.
Entre los años 1822 y 1824 , circuló en Caracas el periódico “El Venezolano” , en cuya edición número 30 de fecha 13 de enero de 1823; sección “Variedades” , aparece un artículo titulado “Los Redactores en el Año Nuevo” , firmado por dos redactores del periódico: Tomas Lander (caraqueño, periodista y político, (1787 -1845) y José Nuñez de Cáceres (dominicano, abogado, impresor, 1772-1846). Un extracto del artículo textualmente dice:
“Somos tan pocos los hombres que habitamos en Caracas, tan raros los que poseen algún talento, y aún los que somos sociables, que por amor al placer deberíamos tratarnos con dulzura e indulgencia. No es preciso estar en todo de acuerdo para dejar de odiarnos. Podemos diferir en opiniones sobre algunas de las cosas públicas, y convenir en otras muchas que unen a los hombres y dulcifican la vida. Tienen los franceses una bella costumbre que nosotros deberíamos imitar. No hay duda alguna que la hermosa Francia es de toda Europa el país donde la civilización ha hecho mayores progresos casi puede decirse que allí no hay clase soez; en todas se encuentran maneras, habilidad y aún instrucción; son otros tantos derechos para servir de modelo a pueblos como el nuestro, que todo o casi todo lo hemos tomado de una nación tosca y de las menos civilizadas de Europa. El día primero del año todos los franceses que han tenido algunas relaciones se buscan, se abrazan y se dan el ósculo de amistad, dando por terminadas toda su diferencias. Esta amable costumbre ha sido muchas veces entre familias divididas y entre individuos que encarnizadamente se habían hostilizado el agente de la concordia. Es un espectáculo consolador para el hombre sensible ver una población entera complimentándose y dándose pruebas de estimación y haber olvidado su justos o injustos sentimientos. No se habla en aquel día de quejas ni de agravios, el año ha concluido, sus días no vuelven y si transcurriendo arrastró con la vida ¿No será justo que arrastre también los odios?
Ojalá nosotros todos a los que la política, la mala inteligencia o la falsa justicia nos ha dividido, quisiéramos sacrificar un poco de nuestro amor propio en el altar de la paz.
Los redactores del venezolano emiten estos sentimientos con la mejor fe del mundo. Amistad, Concordia, patriotismo, estos son los sinceros votos que presentamos a todos nuestros compatriotas al principiar el año 1823 y muy particularmente a los que vieron el Ávila en los primeros momentos de su vida”.
En el anterior artículo del 13 de enero de 1823, se encuentra una proposición de dos personajes importantes, invitando a la celebración del Año Nuevo en Caracas, Venezuela , a la manera como se celebra en Francia.
Pudiera inferirse que el llamado de dos ilustres ciudadanos en un medio periodístico relevante de aquella época, , con el transcurrir del tiempo, surtió sus efectos y la celebración de Año Nuevo que se realizaba inicialmente en recintos católicos generalmente con conmemoraciones y plegarias religiosas, se extendió a otros sectores sociales, residencias familiares etc. , acompañado del tradicional saludo ¡FELIZ AÑO! ; llegándose a popularizar en plazas, clubes , con las naturales interrupciones o contratiempos generados por las guerras internas del país u otros factores.
Una anotación realizada por el cónsul de Gran Bretaña en Caracas, Sir Robert Ker Porter , en su diario, escrito desde 1825 hasta 1842, refiere: “ DOMINGO 1 DE ENERO DE 1826. Así empieza 1826, mi primer año de ostensible empleo diplomático. Y quiera Dios dirigir estos talentos con los que me ha dotado hacia un uso recto y honorable en el desempeño tanto de mis deberes hacia él como de mis deberes hacia el hombre y mi país. Asistí a las plegarias, a las 12, en casa del Coronel Stopford , quien las dice a esa hora todos los domingos. Después del Servicio fuimos juntos a ver al intendente en una visita ceremonial de Año Nuevo” .
El cónsul inglés en los años siguientes de su misión en Caracas, refiere que durante el primer día del año, se efectuaban actividades deportivas, paseos, almuerzos y cenas de Año Nuevo.
La llegada del Año Nuevo, constituye un día especial en Venezuela y en el resto del mundo; sin embargo, las celebraciones tal como hoy se conocen fueron evolucionando en el tiempo. La revista el Cojo Ilustrado en su primer número publicado el 1 de enero de 1892, no hizo alusión alguna a dicha celebración. Comenzó a mencionar el Año Nuevo a partir de la edición del 1 de enero de 1893, con la publicación de mensajes, actividades, imágenes, poemas, etc.
El Cronista de Caracas Lucas Manzano (1884-1966), en su libro “Caracas de Mil y Pico” señala que con la llegada de Cipriano Castro al poder (Revolución Restauradora), la Plaza Bolívar de Caracas, se convirtió en el lugar preferido de los caraqueños para la celebración de despedida del año viejo y llegada del año nuevo; allí se abrazaban los habitantes, conocidos o no, sin distingo de clase social para desearse Feliz Año, cantidades de cohetes y fuegos artificiales eran allí lanzados; en sus alrededores abrían varios botiquines. Dichas celebraciones cesaron a raíz de un tiroteo que se presentó en una de ellas y la población trasladó las mismas a los hoteles, clubes y hogares.
* Cronista de Tucutucu
Referencias bibliográficas:
-Tomás Lander. La Doctrina Liberal . Tomo 4. Congreso de la República. Pensamiento Político Venezolano del Siglo XIX. Caracas 1983.
-Sir Robert Ker Porter. Diario de un Diplomático Británico en Venezuela 1825-1842. Fundación Polar. Caracas 1997.
-Lucas Manzano. Caracas de Mil y Pico. Editorial Cultura. Caracas 1946. Revista El Cojo Ilustrado. Tomos I (1892) al XXIV (1915). Editores JM Herrera Irigoyen Caracas.
-Maximiliano Barrio, Javier Paredes, Domingo Ramos y Luis Suárez. Diccionario de Papas y Concilios. Editorial Ariel. Barcelona, España 2005.
-Guillermo Oncken. Historia Universal. Tomos 6 y 9. Montaner y Simon Editores. Barcelona , España 1929.
-Gabriel Briceño Romero. Historia de las Instituciones y Días Estelares de la Humanidad. Artegrafía C.A. Caracas 1974.