LA CASA BLANCA RECIBE A SUS VECINOS | Por: Luis Hernández Contreras 

AMÉRICA LATINA 1948-1998: DEL BOGOTAZO AL FORO DE SAO PAULO

AMÉRICA LATINA 1948-1998: DEL BOGOTAZO AL FORO DE SAO PAULO

AMÉRICA LATINA 1948-1998: DEL BOGOTAZO AL FORO DE SAO PAULO

 


Por: Luis Hernández Contreras
Desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial, siendo Harry Truman el presidente de los Estados Unidos, se acentuó la presencia de mandatarios latinoamericanos en Washington. En 1948, cuando Truman se lanzó a la presidencia contra Thomas Dewey, tres visitas fueron marcadas. Además, la naciente Organización de Estados Americanos, la OEA, conducida por su secretario General, el expresidente colombiano Alberto Lleras Camargo, tenía su sede en la capital norteamericana. En primer lugar resaltó el viaje del presidente venezolano Rómulo Gallegos.
El novelista, vencedor de las elecciones de diciembre de 1947, gobernaba desde febrero de 1948. El 1° de julio salió de Caracas con su esposa Teotiste y una pequeña comitiva abordando el avión presidencial “Independence”, además, viajó acompañado del ayudante militar de Truman. Al llegar fue recibido por éste y Lleras Camargo, entre otros funcionarios. Fueron alojados en Blair House y se le agasajó en el Salón de las Américas de la OEA, siendo el primer mandatario del continente que recibía ese honor. El 5 de julio, fecha patria venezolana, Gallegos y Truman estaban en el pueblecito de “Bolívar”, en el estado de Missouri, una de las siete localidades que en la nación del norte llevan el nombre del Libertador. Ambos develaron una estatua pedestre del
Genio de América, estimada en cien mil dólares y donada por el gobierno de Caracas. El programa diseñado por La Casa Blanca pautaba visitar Nueva York.
Luego de un baño de papelillo o “ticker tape parade”, hasta llegar a las escalinatas del Ayuntamiento, la Universidad de Columbia le otorgó el doctorado honoris causa en Leyes, título entregado por el presidente de esta casa de estudios, el general Dwight Eisenhower. Lo alabaron entre palabras, admirándolo como estadista, escritor, maestro y novelista. Cuando cayera el 24 de noviembre de 1948, el gobierno de Truman no lo respaldó. En enero de 1949, al día siguiente de su toma de posesión, Truman reconocía la Junta Militar que impondría una década sin partidos políticos. Gallegos debió salir al exilio y vivir la aniquilación de sus compañeros, de su partido, además del sojuzgamiento de su pueblo. En 1955, ese mismo emblema de doctor le fue entregado a un militar guatemalteco que derribó al gobierno del coronel Jacobo Arbenz, elegido por el pueblo. Se imponía la doctrina del Departamento de Estado dirigido por John Foster Dulles, y el general Eisenhower no presidía Columbia sino los Estados Unidos de América. Digno como fue, Gallegos devolvió el mérito recibido en 1948.
Carlos Prío Socarrás fue elegido presidente de Cuba el primero de junio de 1948. Tomó posesión el 10 de octubre y el 8 de diciembre visitó a Truman, elegido presidente el 2 de noviembre para iniciar un mandato propio, a diferencia del que debió asumir como vicepresidente ante la muerte inesperada de Franklin Delano Roosevelt, en abril de 1945. Como sucediera con Gallegos, Prío también abordó el “Independence” y en un banquete que le fuera ofrecido aseguró que el Partido Comunista de su país “no será peligro alguno” para éste. Confiado o ingenuo, el presidente Prío recibió en su despacho, con naturalidad, en diciembre de 1948, al expresidente y senador electo Fulgencio Batista, quien lo derrocaría en un golpe incruento en 1952. Al salir del Palacio, Batista dijo a los periodistas que el encuentro había sido normal, “como corresponde a cualquier presidente que recibe a otro cubano que fue presidente”. Reveló que había hecho votos “para que perdure la cordialidad”. Apenas cayó Prío, a los días, el gobierno del general Eisenhower y su jefe de diplomacia John Foster Dulles reconocían al “hombre fuerte” que depuso cuatro mandatarios.
Por sus propios medios llegó a Washington, en mayo de 1949, el mariscal brasileño Gaspar Dutra, presidente de la nación carioca. Como era viudo, se hizo acompañar de su hijo, el capitán Antonio Dutra. La diferencia con este gobernante y los otros fue marcada. Dutra fue recibido por Truman e intervino ante el Congreso. Fue agasajado en el Consejo de la OEA, asistiendo el vicepresidente Alben Barkley. El infaltable paso en Nueva York fue con “ticker tape parade” y visita al alcalde en las escalinatas de la Municipalidad. En el Waldorf Astoria fue homenajeado por Nelson Rockefeller, se reunió con magnates del café, de las comunicaciones, de las líneas aéreas y de la IBM, además de visitar la construcción del edificio que se culminaba para las Naciones Unidas.
La Casa Blanca medía muy bien la importancia de sus huéspedes. Brasil no podía ser igual a Venezuela, menos a Cuba. Brasil manejaba Itamaraty, una cancillería que marcó distancia en el continente. La dimensión de su gigantesco territorio determinaba el número y la calidad de comensales a los banquetes. Harry Truman tenía agudo olfato en el tratamiento de sus invitados y bien lo sabía emplear ajustándolo a su medida.
Luis Hernández Contreras
Salir de la versión móvil