Redacción Ciencia, 11 jun (EFE).- Cuando los niños y niñas empiezan el colegio prácticamente no hay diferencias de rendimiento medio en matemáticas entre ambos, pero al cabo de solo cuatro meses aparece una brecha a favor de los chicos, señala un estudio que publica Nature.
La investigación analizó datos de 2,6 millones de alumnos de primero y segundo de primaria, de cinco a siete años, en Francia entre 2018 y 2022.
El efecto de esa “pequeña pero ya altamente significativa” brecha identificada a los cuatro meses de empezar el colegio se caudriplicó al inicio del segundo grado.
Las variaciones en las puntuaciones de los alumnos se observaba en toda Francia y solo variaron ligeramente en función del estatus socioeconómico, del tipo de prueba de matemáticas y de si la escuela era pública o privada.
En la infancia y la primera niñez, los niños y niñas muestran conocimientos básicos similares sobre los números y el espacio, pero en el primer año de escolarización surge la brecha de género.
Una limitación del estudio, reconocen los autores, es que solo observaron datos tomados en tres momentos: al principio del curso escolar, cuatro meses después y un año más tarde, por lo que no se pueden obtener detalles sobre cómo cambia la brecha con el tiempo, lo que limita la posibilidad de generar mecanismos específicos que la causen.
Al ser un estudio observacional, los autores indican que cualquier intento de inferir los mecanismos que producen la brecha de género en matemáticas debe seguir siendo hipotético, pero estiman que algunas explicaciones son más consistentes con sus hallazgos que otras.
Así, se cree que las disparidades de género reflejan principalmente la interiorización del estereotipo sociocultural de que “a las chicas se les dan mal las matemáticas”.
Las creencias y estereotipos de los adultos, incluidas las técnicas y valoraciones de los profesores, podrían interferir en la estimación neutral del rendimiento de los alumnos y reforzar las disparidades de género en el rendimiento en matemáticas, tanto en primaria como en secundaria.
Los autores indican que los profesores suelen dar por sentado que los niños poseen talentos innatos mientras que las niñas solo progresan mediante la diligencia y el esfuerzo, suposiciones que pueden minar la confianza de las niñas.
Además, ellas sufren más ansiedad matemática, especialmente en situaciones que implican pruebas competitivas o de duración limitada, un efecto perceptible ya en segundo curso en todo el mundo.
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