DLA.- Que en Venezuela se importe casi todo lo que consumen las familias no sólo es culpa de la necesidad de buscar una mejor calidad de vida en la ciudad u otro país, también es culpa de los pocos incentivos que tienen los campesinos, tanto para su cultivo como para la obtención de sus ganancias tras cada cosecha; esto hace que la agricultura, herencia familiar, este en decadencia.
Los altos costos de fertilizantes desmotivan al campesino
El 5 de marzo de cada año los campesinos deberían sumar alegrías a la Ley de Reforma Agraria que les dio esperanza en medio del terrible sistema latifundista que los mantenían aislados de la posibilidad de ser partícipes de las tierras que sus manos laboriosas trabajaban; no obstante los altos costos de fertilizantes y abono, la baja calidad de las semillas y la hiperinflación del país, desmotivan a los agricultores, que ya no viven sólo de las siembras, como sus ancestros.
Los cambios
Según un sondeo realizado por el equipo del DLA se constató que la mayoría de los agricultores surgieron por motivación de padres o familiares muy cercanos, también que, en el caso del Llano, los que cultivaban granos, ahuyama o yuca, prefirieron cambiarse de rubro o convertirse en ganaderos. Otros, pasaron de productores a comerciantes o simplemente a consumidores.
Casos particulares, como el observado en el Mercado Campesino Tiscachic del municipio Boconó, del estado Trujillo, demuestran que la producción agrícola va en declive. Boconó es un municipio con tierras fértiles y hombres trabajadores, pero recibe entre miércoles y sábado de cada semana, mayoristas de distintos municipios y estados del país, cuando hace un par de años para atender la demanda local, sólo bastaba que bajaran cultivos de las Mesitas, San Rafael, San Miguel y Burbusay, por sólo nombrar algunas parroquias.
Caro y escaso
Los esfuerzos gubernamentales no han sido suficientes. Los créditos bancarios “brillan por su ausencia”, los productos de Agropatria son exclusivos y en el mercado privado de difícil acceso; por lo cual la mayoría de los productores trujillanos ahora traen fertilizantes de Colombia.
En las agrotiendas cualquier producto necesario para el cultivo oscila entre $10 y $150, el saco de urea en $10, mientras 50 kilos de abono cuestan $50. A esto se le adiciona que a los pocos productores de la región se les dificulta pagar más de sueldo mínimo a los obreros, de modo que la mano de obra está escasa.
Todo en dólares
La comercialización de los productos agrícolas también esta dolarizada y es que para la siembra de 45 sacos de papa se requieren $ 3.000 cuando un obrero aspira ganar entre $100 y $120. En cuanto a los precios de verduras, frutas y hortalizas por kilo, se precisó que una persona necesita entre $ 5 y $ 15 para el mercado básico. La mayoría compra por unidades o máximo de medio kilo.
Bajo este panorama y contextualizando los testimonios recabados, Venezuela cada día produce menos e importa más. En Venezuela, cada día es más difícil mantener la tradición de la agricultura familiar y, en los campos de Venezuela, aún hay mucha, pero mucha pobreza.
Los campesinos hablan
Bovino, porcino, avícola…
El sector más fortalecido, de acuerdo al ministro de Agricultura Productiva y Tierras, Wilmar Castro Soteldo, es la ganadería con 16.972.531 cabezas de ganado bovino, además prevé aumentar la producción de pernil a 24.700. Mientras que en la avícola se ha registrado un crecimiento importante en gallinas ponedoras. Además impulsan la producción de bioisumos en todo el país y se trabaja en la reforma de la Ley Penal de Protección a la Actividad Ganadera, acción que persigue garantizar la producción ante el abigeato.