Berlín, 15 jun (EFE).- Los más de diez mil aficionados españoles que han acudido a Berlín para apoyar a la Selección en su estreno en la Eurocopa frente a Croacia se han hecho sentir en los prolegómenos al partido.
En las inmediaciones de la Puerta de Brandenburgo, centro neurálgico de la capital germana y sede de la Zona Aficionados instalada en la ciudad, una gran colonia de hinchas ataviados con la rojigualda expanden sus gritos de aliento al combinado nacional, ante la atenta mirada de los incondicionales croatas.
Han venido desde todos los rincones de España: Madrid, Zaragoza, Albacete, Murcia, Linares, Burgos, Badajoz… y todos con un objetivo común, llevar en volandas a los jugadores de Luis de la Fuente en su debut en el torneo continental.
Varios cánticos se entonan alrededor de la hinchada bajo el cielo de Berlín, con un sol intenso camuflado entre las nubes. Desde los clásicos «¡Que viva España!» del inmortal Manolo Escobar, siguiendo por el ocurrente «Camarero» que popularizó Pepe Reina, hasta el último de ellos, que define una jugada que la afición espera que sea decisiva en el duelo:»¡Arriba con ese balón, que Grimaldo la prepara y Morata mete gol!».
Capotes, monteras, banderas y bufandas rojas ondean por doquier y en gente de todas las edades. Desde aficionados de edad avanzada vestidos de toreros hasta chicos jóvenes que acuden por primera vez a ver a la Selección.
Los más optimistas apuestan con una victoria contundente con un triplete anotado por el capitán de España; otros ven un triunfo por la mínima, pero ninguno contempla un escenario distinto a los tres primeros puntos en el casillero del combinado español.
Algo que tratará de impedir Croacia. La selección balcánica viene acompañada de una ola de aficionados que prácticamente quintuplica a la hispana. Las camisetas ajedrezadas son mayoría en las calles berlinesas, como también lo serán en el Estadio Olímpico.
Pero eso no desmotiva a los aficionados españoles, sino más bien lo contrario. Les hace gritar más fuerte, estar más juntos y más convencidos.
De momento, reina la cordialidad entre ambas aficiones. El destacado número de jugadores de la selección balcánica con pasado o presente en la Liga Española ayuda a la confraternización. Suelen verse mezcladas las elásticas rojas con las ajedrezadas y ambas comparten fotos, vídeos e, incluso, porras para el partido.
Los croatas, afición entusiasta en casi la totalidad de los deportes, confían en la veteranía y experiencia de sus jugadores para arrancar de manera exitosa un torneo en el que nunca han pasado de cuartos de final.
Saben que estarán en superioridad en las gradas del estadio, pero que serán once los que únicamente defenderán sus colores en el césped del Olímpico de Berlín. Y ahí tendrán enfrente a otros once jugadores con más de 45 millones de aficionados apoyando desde sus casas -once veces más que la población de Croacia- y un empuje desde las gradas a la altura de España.
Juan Manuel Sánchez