POR EVER GARCÉS /Revista Andina
En un franco proceso de formación académica en la ULA y particularmente, en el Núcleo “Rafael Rangel”, se dio una transformación curricular con el rediseño de los programas académicos Administración y Contaduría Pública en noviembre del año 2016, con el compromiso y participación de muchos profesores y apoyo de las autoridades, quienes desde el año 2014 se empeñaron en asumir el reto del Modelo Curricular de la ULA, basado en competencias, lo que ha significado un cambio fundamental en el proceso de enseñanza aprendizaje orientado hacia “El Conocer”, “El Hacer” y “El Ser”. Es por ello, que a partir de las competencias genéricas de la ULA tienen competencias específicas de cada programa académico que incluyen la unidad curricular Espíritu Emprendedor y Administración, además, incorporó Proyecto de Inversión (Plan de Negocio o Business Plan), Fundamentos y Gestión de Marketing, Responsabilidad Social Empresarial, Orientación Vocacional, Seminarios y electivas que le dan la flexibilidad al programa académico. Unidades curriculares relacionadas, entre otras, con el emprendimiento.
En conversación con María Ysabel Briceño, profesora de Espíritu Emprendedor y Proyecto de Inversión de la ULA – Trujillo, nos informamos que en la relación entre la generación de empresas y el desarrollo, la ULA ha distinguido al emprendimiento entre el conjunto de competencias básicas que desea potenciar en todos sus estudiantes; fomentando y fortaleciendo el espíritu emprendedor en sus actividades de formación, atendiendo así a una de las expectativas tanto de la comunidad universitaria como de sus zonas de impacto. En el programa analítico de Espíritu Emprendedor está establecida la siguiente competencia específica: – Emprendimiento y marketing: Desarrolla su talento emprendedor y aprende cómo gestionarlo al servicio de las organizaciones generadoras de cambio para innovar y mejorar en los resultados de sus actividades en cualquier ámbito personal y profesional.
“Las competencias específicas de cada unidad del programa de esta unidad curricular, así como el de todas las que conforman los programas académicos, están divididas y a la vez vinculadas en tres perspectivas: Conceptual (Conocer) / Procedimental (Hacer) / Actitudinal (Ser), siendo el Ser el núcleo central, en el sentido, que el estudiante y futuro profesional de forma vivencial. Ahora bien, si bien es cierto que emprender un nuevo proyecto no es tarea fácil, un buen comienzo para desarrollarlo, a atreverse, es evaluar la idea u oportunidad, la disponibilidad de los recursos y por supuesto, el emprendedor. Estos tres elementos son necesarios para el éxito, pero el emprendedor es el más importante, por lo que en la asignatura Espíritu Emprendedor, además de considerar el impacto del entorno y los enfoques gerencial y de gestión, tiene en su centro la perspectiva humana, al individuo, al ser humano, movido por sus diversas fuerzas internas para optar por el camino de emprender al asumir su vida profesional”, refiere la entusiasta Maria Ysabel con el dominio que le da el conocimiento del tema.
En lo relacionado a Proyecto de Inversión, esta unidad curricular contribuye una vez que el estudiante, con la chispa de emprender materialice su idea de negocio. “Acá tenemos una premisa, que las ideas concebidas en abstracto pueden ser muy buenas, pero si no se tiene claro cómo transformarlas en realidad, pueden no encontrar apoyo, derrumbarse ante los problemas o quedar olvidadas en el tiempo”. En esta unidad curricular, el estudiante desarrolla su plan de negocio que integra en un documento único toda la información necesaria para analizar, evaluar y presentar su proyecto de negocio, así como los lineamientos generales para ponerlo en marcha.
Muchos de nuestros estudiantes cuando piensan en su negocio futuro o actual (porque algunos ya tienen sus emprendimientos en áreas textil, servicios, social, tecnología y comunicación, panadería, pastelería, alimentos, otros), conciben y proyectan la idea y buscan llevarla a la práctica, sobre la base de su proyecto.
“Hay diferentes formas de pensar en el negocio, pero para sistematizarlo es preciso no pensarlo de una forma desordenada o extremadamente informal, siempre hay que tener método, disciplina y buscar apoyo para que ese pensar se traduzca en objetivos, en tareas y en evaluación de resultados: ese es el tema clave. No podemos tomar decisiones sin fundamentos, si planificamos podemos percibir alertas anticipadas de dificultades que puedan surgir. Todo emprendedor, no solo el estudiante universitario, puede y debe hacer su Business Plan, no importa el tamaño del negocio, apoyarse en gente que sepa, buscar herramientas tecnológicas que le ayuden a sistematizar y automatizar de forma sencilla su plan, sobre todo la parte financiera. Muchas veces, el emprendedor lo menos que necesita es dinero, pero si una red de apoyo para no trabajar solos”, dice Briceño, demostrando así que la ULA NURR mantiene el empeño e interés en que lo propuesto cada día se mejore y adapte a los requerimientos no solo a la sociedad del conocimiento sino a un mundo global.
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