La marcha por la fe y la paz, se llevó a cabo una vez más este jueves 12 de octubre en el municipio Trujillo. Jóvenes en su mayoría, pero también adultos se dieron cita desde muy temprano para participar, muchos se fueron vestidos de blanco, como símbolo de paz y el tricolor de la bandera de Venezuela para pedir por el país.
El Seminario Mayor Sagrado Corazón de Jesús, nuevamente sirvió de punto de encuentro, el cumpleañero de las bodas de oro el pasado 9 de octubre, recibió a la juventud trujillana, aquellos que hacen vida activa en los diferentes apostolados de la iglesia trujillana, y otros que aunque no forman parte de los grupos de apostolados aprovechan la fecha para compartir y caminar hasta el Monumento a la Paz.
Que no desfallezca la marcha
El cansancio lo dejan en casa, los acompaña el entusiasmo, la energía y sobre todo el espíritu de mantener vivo este tipo de tradiciones que no deben morir con el pasar del tiempo.
Antes de marchar al Monumento, se celebró la acostumbrada misa en el estacionamiento del Seminario, allí con cantos y dinámicas, se hizo la bienvenida para luego salir en caminata por los caminos empinados que conducen al Monumento más alto de Latinoamérica para rogar por la paz del mundo, de Venezuela, y en especial de Trujillo.
Un hecho irregular se presentó, que luego, fue controlado, el cobro de la entrada aún cuando en estos casos todo el mundo tiene entrada libre, para disfrutar de todo lo que la iglesia trujillana organiza en honor a los jóvenes. Esta situación debe ser analizada con quienes dirigen el Monumento para que no vuelva a suceder.
Juventud, divino tesoro
La alegría invadió los corazones de los jóvenes trujillanos, al poder participar un año más en la marcha por la fe y la vida, esto demuestra que hay una juventud que tiene esperanza, fe y deseos de seguir adelante. Un espacio para la distracción, el compartir, para el canto, el baile y también la espiritualidad.
HABLAN LOS JÓVENES
Darian Moreno (19 años), de La Cejita: “es muy importante esta actividad y siempre hacemos el esfuerzo por venir porque nos gusta mucho todas las actividades que se realizan cada 12 de octubre”.
Diego Castellanos (18 años), de La Cejita: “queremos que cada año participe más gente en esta tradición que ha mantenido la iglesia, y que la gente no se distancie porque es para que los jóvenes se distraigan y fomenten su fe”.