Una multitud de jóvenes católicos le han expresado al Vaticano su opinión sobre la Iglesia Católica, afirmando que quieren una institución más abierta, más transparente, más atenta a las necesidades de las mujeres y menos obsesionada con principios morales «imposibles de alcanzar”.
300 jóvenes de todo el mundo junto con otros 15,000 que participaron por internet expresaron su parecer sobre el rumbo del catolicismo, una religión que abarca 1,200 millones de almas y que hoy en día es regentada por hombres de edad avanzada.
Los jóvenes pidieron al Papa Francisco, y a los obispos que participarán en una conferencia en el Vaticano a fines de año, buscar solución al problema de la desigualdad de las mujeres en la jerarquía eclesiástica, y cómo las nuevas tecnologías se prestan al abuso. Advierten que “el moralismo excesivo” está ahuyentando a la grey y que los burócratas de la Iglesia están demasiado divorciados de la realidad y deberían acompañar a su congregación con humildad y transparencia.
«Nosotros, la Iglesia Joven, le pedimos a nuestros líderes hablar en términos simples sobre temas como la homosexualidad y la desigualdad de géneros, temas sobre los cuales los jóvenes ya hablan despreocupadamente”, dice el documento destilado de un encuentro reciente patrocinado por el Vaticano.
Polémica
Sin embargo, el mismo texto no contiene un consenso en torno a temas álgidos como la anticoncepción, la homosexualidad, el aborto o la cohabitación. Dice que algunos jóvenes quieren que la Iglesia modifique su magisterio o mejore su manera de impartirlo, pero que otros aceptan esas enseñanzas y desean que la Iglesia las promueva con mayor vehemencia.
Pero en general, dice el documento, los jóvenes consideran que la Iglesia a veces luce excesivamente inflexible y su “moralismo excesivo” lleva a muchos creyentes a buscar otras alternativas que les ofrezcan paz y satisfacción espiritual.
“Necesitamos una Iglesia que sea amable y misericordiosa, que aprecie sus raíces y su patrimonio y que ame a todos, incluso a quienes no cumplen los estándares percibidos”, dice el texto.
En su mayoría los 300 participantes del evento fueron seleccionados por sus respectivas conferencias episcopales, universidades o movimientos eclesiásticos. También participaron unos pocos no-católicos y no-cristianos, y algunos ateos, y sus puntos de vista fueron incorporados al documento final.
El Nuevo Herald