José Gregorio Hernández y el Padre Prudencio Baños, una relación celestial | Por: Bertila Santiago

 

Pasadas las primeras horas por la emoción que nos conmueve a todos los isnotuenses, venezolanos y católicos del mundo que veneran a José Gregorio Hernández, vienen a mi mente y corazón, recuerdos y añoranzas, una vez más, se renuevan las vivencias de mi infancia.

Las peregrinaciones en la entrada de Barrio Caracas, con cantos y rezos, las mujeres de blanco del Movimiento Social José Gregorio Hernández, la impoluta presencia y prestancia del padre Baños, la fe de los visitantes, las rifas de fines de semana en pro de la obra, las colectas para satisfacer las necesidades de la iglesia y sus fieles.

La indefectible relación sinérgica y amorosa entre José Gregorio y el padre Baños, nació en 1963, y se concretó la obra física, en Octubre de 1966, en el marco del Centenario del Natalicio de José Gregorio Hernández.

Si bien es cierto, Mons. José León Rojas Chaparro, obispo diocesano de la época, 1963, encargó la tarea al padre Baños, no menos cierto es, la entrega denodada, permanente, en cuerpo y alma, no sólo a la construcción de la edificación del complejo Santuario del Niño Jesús de José Gregorio, sino, la obra espiritual, intangible, de promover las virtudes heroicas y santidad de José Gregorio Hernández, en Venezuela y el mundo, de descubrir, renovar y potenciar la fe de los creyentes en la iglesia y su Siervo, diaria y cotidiana entrega, desde el amanecer hasta el ocaso, una vida de servicio a la obra de beatificación y canonización de José Gregorio, que hoy, da frutos.

Trajo peregrinos y como consecuencia, cambió las condiciones de ruralidad de Isnotú, mejorando el entorno y realidad de cada familia, sin abandonar jamás su labor pastoral y educativa.

Qué bondadoso ha sido Dios con Isnotú. Dos hombres gigantes en saber y fe, José Gregorio, destacado científico y santo en sus creencias, fe, devoción mariana y buen vivir; el padre Baños, religioso, profesor, de brillante intelecto y talentos varios, músico, compositor, muchas obras de teatro en el salón de conferencias disfrutamos, pero sobre todo, sacerdote óptimo.

Dando a Dios la primacía y trabajando anhelante por el cielo, en sus palabras «el ciento por uno que para vosotros y para mí, deseo»

De José Gregorio, exhortabas,  ser devoto de un Santo, es, conocer e imitar la vida del Santo. Id y contad, todo lo que habéis visto, todo lo que habéis oído y todo lo que habéis sentido en este pedacito de cielo, la tierra del Dr. José Gregorio Hernández»

Hoy, agradecemos con júbilo el doble regalo que Dios, en su perfecta sincronicidad, nos ha dado. Tenían que cruzarse José Gregorio y el padre Baños y en perfecta armonía, en la excelencia que a ambos los distinguió, lograr finalmente reconocer a José Gregorio, digno de estar en los altares. A Dios sea la Gloria, a José Gregorio la devoción y a nuestro recordado y amado por siempre, Mons. Baños, nuestra eterna gratitud y afecto. Como bien nos enseñaste, todo hijo, bien nacido, es, hijo agradecido.

Gracias, gracias, gracias!!!

Bertila Santiago

 

 

 

 

 

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