Como ya es sabido el proceso de beatificación y santidad a favor de José Gregorio Hernández se ha vuelto largo, lento y tedioso. A esta altura se espera que se certifique un “verdadero milagro”, esa larga espera data de 1949 cuando la iglesia católica venezolana comienza dar los primeros pasos para una futura beatificación y canonización
Elvins Humberto González
elvins2020@hotmail.com
Serie especial: JGH “Bondadoso y Sabio” (3)
Hace 99 años José Gregorio Hernández inició camino a la santidad.
Murió a los 55 años, el día que finalizaba la Primera Guerra Mundial, un 29 de junio 1919; por eso estaba de plácemes y se disponía a atender a una paciente cuando fue impactado por uno de los pocos vehículos que circulaban en Caracas.
Su vida es considerada un testimonio evidente de santidad, tanto, que los venezolanos y latinoamericanos lo consideran santo, a pesar de que aún no ha sido canonizado por la Iglesia católica.
«Era domingo a mediodía, José Gregorio salía de la farmacia y al bajar la acera, cerca de la esquina de Amadores, atinó solo a ver que atravesaba un tranvía, pero no pudo ver un vehículo que venía detrás y lo arrolló, provocándole fractura del cráneo, por lo que murió instantáneamente», así reportan el fallecimiento del Venerable desde 1919 las distintas biografías que a su vez se nutrieron de la nota en primera página publicada por Diario El Universal.
El camino a la santidad no ha sido fácil para este ilustre trujillano y venezolano ejemplar. Mucho ha sido el trajín a favor de su causa, también se han presentado infinidad de obstáculo. Por mucho interés y fe que le ha puesto tanto la iglesia venezolana como los millones de seguidores quienes ven a José Gregorio como un verdadero “santo”, no ha sido posible lograr el fin buscado. Aún así es visto como el gran “santo” popular.
Monseñor Pedro Pablo Tenreiro lo calificó como santo y ejemplo a seguir: “José Gregorio Hernández fue un varón justo o para ser más preciso fue un santo; por eso su recuerdo quedó esculpido con caracteres de luz y fuego en la mente de los que fueron ayer y vive hoy, en la admiración de los venezolanos. Perdurará, como astro refulgente en el cielo de la Patria, para ejemplo de los que nos habrán de sobrevivir y serán la Venezuela del mañana”.
El escritor e historiador, Alí Medina Machado asegura que: “hay personas meritorias que marcaron una huella de luz, personaje histórico, múltiple desde todas las miradas, que cumplió su magisterio de servicio, entendió su vida. Un médico de proyección con virtud de santidad, porque nació y vivió predestinado para esa santidad. Esto y más podemos decir de José Gregorio Hernández. JGH talló una gran obra a través de los tiempos de hombre modelo ejemplar, digno de estar en los altares.”
Su último día de vida
Según reseña el periodista e historiador, Luis Aular, el último día de vida del “Venerable” lo inicia acudiendo a misa; compartió con su hermana Isolina e incluso tomó jugo de guanábana, su bebida predilecta. Estaba cumpliendo 31 años de haberse graduado de médico. En la tarde del día anterior, habían firmado en Europa el tratado de Versalles, que ponía fin a la Primera Guerra Mundial. Hernández en un acto de fe, había ofrecido su vida por el fin de la guerra.
Tragedia en la esquina de Amadores
Era las 2:15 de la tarde cuando en la famosa esquina de Amadores donde estaba y aún existe la Farmacia Amadores en La Pastora, Caracas, un día domingo de 1919 se produce el falta accidente, es arrollado el Dr. José Gregorio Hernández al momento que se disponía a comprar medicinas para un paciente en la botica Amadores. Según, el tranvía estacionado justo en la esquina le habría impedido ver que venía un vehículo, modelo Hudson Essex del año 1918, el cual se desplazaba a 30 kilómetros e impactó contra él.
“Lo golpeó el guardafangos derecho, causándole contusiones. La desgracia se consumó cuando aturdido, perdió el equilibrio y trastabilló por varios metros, hasta caer de espaldas golpeándose la cabeza en la región occipital con el filo de la acera”, dice la investigación realizada por el periodista Luis Aular.
El auto implicado era de propiedad de Fernando Bustamante. La noticia se corrió como pólvora por toda Caracas en pocos minutos. El propio Bustamante de 28 años es quien brinda los primeros auxilios a JGH y lo traslada al hospital Vargas y después fue a buscar al doctor Luis Razetti para que lo atendiera; sin embargo, cuando llegaron, el trujillano ya había muerto.
El propio Luis Razetti se encarga de elaborar el informe médico, el cual entre otras cosas indicaba: “Fractura en la base del cráneo, edema bajo los párpados, hemorragia por la nariz, oídos y boca, herida en la sien derecha y moretones en las piernas por encima de las rodillas”.
Con sólo 55 años, ya José Gregorio Hernández se había ganado el respeto y admiración de toda Caracas. Hubo un profundo sentimiento de tristeza y conmoción. Venezuela había perdido a uno de sus más grandes y queridos hijos.
La multitud copó el recinto de la Universidad Central de Venezuela donde se llevaron a cabo los oficios religiosos de quien todos afirmaban que era “un santo”.
Fueron muchas las palabras en manifestación de pesar que se escucharon por la irreparable pérdida. “…Sobre ese catafalco, negro como el abismo que la fatalidad abriera ante los pasos del Apóstol, escondido totalmente por las flores arrancadas de los jardines del Ávila, está el féretro de quien en vida, ejemplo eximio de virtud, saber y abnegación. Yo lo evoco como un hombre metódico, severo con los alumnos, didáctico y recto (…). Cuando alguien le respondía un disparate, él tenía siempre a flor de labios la respuesta incisiva, ingeniosa y llena de sarcasmo. (…). Está en los cirios trémolos, el dolor de la Patria…”, pronunciara el para entonces Ministro de Instrucción Pública el Dr. Rafael González Rincones.
Por otra parta el Dr. David Lobo, presidente de la docta Corporación expresó: “…la muerte, ataviada esta vez con los arreos de la tragedia, acaba de arrebatarnos un hombre eminente, prez de la sociedad venezolana, hombre de ciencia patria, caballero de la virtud y campeón fervoroso, convencido e irreductible de la religión y de su culto… «
Su fraternal amigo, Luis Razetti expuso ante sus resto mortales que: “Cuando Hernández muere no deja tras de sí ni una sola mancha, ni siquiera una sombra, en el armiño eucarístico de su obra, que fue excelsa, fecunda, honorable y patriótica, toda llena del más puro candor y de la inquebrantable fe”. “…31 años consagrados a la práctica del bien bajo las dos más hermosas formas de la caridad: derramar luz desde la cátedra de la enseñanza, y llevar al lecho del enfermo, junto con el lenitivo del dolor, el consuelo de la esperanza…”
Sería el Diario El Universal el medio impreso encargado de desplegar la noticia sobre la muerte de JGH. Su director y fundador, Andrés Mata reseñaba en su edición de 30 de junio de 1919: “Duelo de la Patria y de la Ciencia”. “…eminente médico venezolano, querido y respetado generalmente tanto por su profunda sabiduría como por las nobles y generosas virtudes, que eran ornato de su espíritu”.
La imagen de aquel hombre bondadoso, servidor y ejemplar, fue mostrada en las palabras que le dedicada el maestro, Rómulo Gallegos: “No fue el duelo vulgar por la pérdida del ciudadano útil y eminente, sino un sentimiento más hondo, más noble, algo que brotaba en generosos raudales de lo más puro de la sustancia humana; un sentimiento que enfervorizaba y levantaba las almas. (…) Cada cual había concurrido con lo mejor de sí mismo. (…) En el plano espiritual (…) cada cual buscó su luz propia y la encendió (…) Dieron así los corazones sus mejores destellos; la incomparable emoción de la lumbre interior, ardiendo ante un ideal noble, nos ennobleció la vida (…) Sin duda fue éste el más precioso don de cuantos otorgó próvidamente el doctor Hernández (…) El bien que se hace brotar espontáneamente en cada alma, porque éste nos devuelve la fe en nosotros mismos y nos hace conocer el santo orgullo de sentirnos buenos”, delinea en su obra: José Gregorio Hernández (1864-1919) el Dr. Leopoldo Briceño-Iragorry.
En espera de un milagro
Como ya es sabido el proceso de beatificación y santidad a favor de José Gregorio Hernández se ha vuelto largo, lento y tedioso.
Aún a esta altura se espera que se certifique un “verdadero milagro”, esa larga espera data de 1949 cuando la iglesia católica venezolana comienza dar los primeros pasos para una futura beatificación y canonización. Ese camino lo comenzó el entonces arzobispo de Caracas, monseñor Lucas Guillermo Castillo ante la Santa Sede.
Casi 40 años más tarde y luego de haber completado los primeros casos, José Gregorio Hernández es nombrado “Venerable” por parte del papa Juan Pablo II, fue un el 16 de enero de 1986. Esa actitud de Juan Pablo II ha permitido poder seguir adelante y con mucha fe en procura de la beatificación. De completarse el proceso, se convertiría en el primer santo de procedencia venezolana.
Solo un escalón le separa de la santidad anhelada y esperada por millones de feligreses.
Aún sin serlo oficialmente el pueblo lo considera “un santo”. Lo hecho en vida certifica ese fervor del pueblo.
¿Qué ha pasó con el caso de María Betilde?
Hoy cuatro años después nos preguntamos, ¿Qué ha pasado con el caso de María Betilde? Certificador por los medios, Raúl Díaz Castañeda y Francisco Marval. De ese caso no se dijo más nada.
Brevemente repasemos la historia del caso de María Betilde Sánchez a quien la había diagnosticado la presencia de un tumor maligno.
La sanación milagrosa de la paciente María Betilde —a quien le diagnosticaron un tumor maligno en su seno izquierdo, en abril de 2011— llamó poderosamente la atención de los médicos Raúl Díaz Castañeda y Francisco Marval.
Los dos galenos consideraron en su momento que ese caso podría ser el milagro definitivo para que se apruebe la causa de la beatificación de José Gregorio Hernández (JGH), que lleva 69 años en El Vaticano.
Díaz Castañeda documentó el caso clínico y sostuvo largas conversaciones con la paciente. La inexplicable desaparición del cáncer en la mujer lo motivó a publicar un documento llamado El Milagro, encartado posteriormente en el Diario de Los Andes.
María Sánchez había sido sometida a diversos estudios como ecos, mamografías, punciones y biopsias con hallazgos altamente sospechosos de malignidad.
En la publicación, la paciente relata cómo fue curada por el Siervo de Dios: “Le pedí con fervor al doctor José Gregorio Hernández que me sacara de ese trance y me quedé dormida. De pronto me desperté humedecida por algo caliente que era sangre. La lesión se me había abierto y sangraba, me llevaron de urgencia al doctor que me examinó y cerró la herida con sutura. Volví al día siguiente para que me operaran, pero no tenía nada, el tumor había desaparecido”.
El médico Díaz Castañeda, tiene la certeza de que esta curación es inexplicable, en el plano de la ciencia: “Se trata de un caso insólito, cuando lo analizamos con especialistas y vemos los resultados de las pruebas, las fechas y la repentina desaparición del tumor, no quedan dudas”.
Asimismo, Francisco Marval, expresidente del Colegio de Médicos de Trujillo y especialista en cirugía oncológica, considera que la historia clínica de María Betilde. Sánchez es un “verdadero milagro”.
Aún más se sorprendió Marval cuando al estudiar el expediente realizado por los médicos que habían atendido el caso, no puede explicarse cómo desapareció el tumor de un día para otro: “Justo el día que se iba a fijar la fecha de la operación del tumor en su mama izquierda, ella dice que amaneció operada por el doctor José Gregorio”.
En esa oportunidad, el obispo auxiliar de Caracas y vicepostulador de la causa, monseñor Fernando Castro, informó que se analizan 500 testimonios de curación para hallar el milagro y lograr así la beatificación de El Venerable.
El Dr. Castañeda expresa: «La ciencia no explica todo, aunque la ciencia haya logrado explicar casi el todo, quedará algo que no podrá explicar jamás.»
Oración
Señor Jesucristo, que infundiste en tu siervo José Gregorio la constancia en la virtud, la pureza en sus acciones, un gran amor por ti, a tu Santísima Madre y al prójimo, dígnate glorificarlo ante tu iglesia. Haz que yo, imitando sus virtudes, me acerque más a ti, y por méritos de tu Pasión y Muerte, concédeme la gracia que te pido…
Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela, intercede por la glorificación de tu devoto José Gregorio Hernández. Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
(Compuesta por el Eminentísimo Cardenal Humberto Quintero)
Consultas y Referencias: Dr. Raúl Díaz Castañeda, Dr. Francisco Marval, Archivos y hemeroteca Diario de Los Andes. Profesor Alí Medina Machado. Reporte Católico. José Gregorio Hernández (1864-1919) el Dr. Leopoldo Briceño-Iragorry. Luis Aular Periodismo e Investigación. @DivanGessen@UnDiosUniversal, M. Palomares. http://drjosegregoriohernandez.webnode.com.ve. Santuario de Isnotú. Santuario de Las Mercedes.