La vida de un beato está llena de adversidades, y son precisamente éstas las que ponen a prueba la caridad y los valores de un verdadero cristiano. Nuestro José Gregorio Hernández es ejemplo vigente de que vivir en completa cristiandad en un mundo plagado de adversidades, es posible.
Hijo de llaneros
El retoño predilecto de Isnotú fue el segundo hijo de la unión de los llaneros Benigno Hernández y Josefa Antonia Cisneros. Como es bien sabido, nació en el pueblo de Isnotú, estado Trujillo, un 26 de octubre del año 1864, en un hogar bastante humilde.
Hermanos abundantes
Sus juguetes
Fue Juana Viloria, hija de una familia humilde de la localidad, quien se ocupó de cuidar al niño y distraerlo jugando con carritos hechos de carretes de hilo, según reseñan María Matilde Suárez y Carmen Bethencourt, en su obra «José Gregorio Hernández, del lado de la luz».
Sus primeros acercamientos a la cristiandad
La madre y la tía María Luisa, devotas de Nuestra Señora de las Mercedes, San José y la Virgen del Rosario, le enseñaron a cultivar las advocaciones religiosas a José Gregorio.
Le llevaban a la iglesia frecuentemente, hacían oficios y obras de caridad a los enfermos, llevándoles palabras de aliento y consuelo, de ahí se le atribuye su amor por el servicio y la caridad con el más necesitado.
Quedó huérfano de madre
A sus ocho años de edad, fallece su madre, un 8 de agosto de 1872, por lo que quedó bajo los cuidados de su tía paterna, María Luisa.
Su padre, que gozaba de éxitos en el trabajo gracias a su organización y constancia, tras quedar viudo contrajo matrimonio con María Ercilia Escalona Hidalgo, en 1876, con quien tuvo seis hijos.
Una herencia paterna
José Gregorio heredó de su padre «la firmeza de carácter, la constancia y el tesón para la lucha diaria, el estricto cumplimiento de sus deberes y obligaciones, la prudencia, la justicia… para que fuera un hombre de bien», según reseña Miguel Yaber, en su obra José Gregorio Hernández, Hombre de Dios, Siervo de los Enfermos.
Un estudiante brillante
A los 14 años de edad, se traslada desde Trujillo hacia la capital del país, Caracas, para comenzar sus estudios en el Colegio Villegas, donde obtuvo el título de Bachiller en Filosofía en 1884.
A los trece años de edad en su primera entrevista con el Director del Colegio Villegas transcurre de la siguiente manera:
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De modo que vienes de los Andes. ¿Cómo te llamas?
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José Gregorio Hernández Cisneros
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¿Piensas estudiar mucho?
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Sí, no olvidaré que mi primera obligación es ser un buen estudiante; pero por sobre todo, SERÉ UN BUEN CRISTIANO.
Antes José Gregorio Hernández le había manifestado a su padre el deseo de estudiar la carrera de derecho, sin embargo, fue convencido por él para que se inclinara por la rama de la medicina.
Nunca (JGH) anduvo sobrado de dinero; por lo que tuvo que ayudarse para sus estudios con clases particulares y ahorros extremos, se vio en la necesidad de hacerse él mismo sus prendas de vestir , siguiendo los consejos prácticos que le había dado un amigo sastre.
A esa corta edad ya mostraba interés por nutrir el intelecto, que más adelante le conduciría a iniciar la carrera de medicina, su amor por la biología, la teología y el habla de diversos idiomas, que dejaría un importante legado a la ciencia médica en Venezuela.
NOTA: Con información de Revista de la Sociedad Venezolana de la Historia de la Medicina.
Alexander González
IG: @AlexGonzalezDigital