El homo sapiens es un homo hermeneuticus
Jean Grondin
SENSIBILIDAD Y VIDA
El escritor venezolano, Juan Carlos Chirinos (Valera, Trujillo, 1967) se acerca al texto Elementos de Filosofía considerando el Tratado Tercero sobre la Estética en sus capítulos referidos a la Belleza, el Arte y su Visión de Arte. Muy bien justifica su acercamiento crítico parcial en virtud de sus intereses literarios. En la siguiente lectura interpretativa, se da prioridad a las facultades humanas, en estos tiempos adversos del venezolano, también sirva de ofrenda a la devota petición de todo su pueblo para que llegara a la brevedad del transcurrir temporal a ocupar como Santo los altares de nuestras iglesias. Se ha seleccionado la lectura de la Parte I del libro del Dr. Hernández, referida a “La sensibilidad” en los capítulos I y II sobre “Las emociones” y “Las inclinaciones”, respectivamente.
La interpretación de las mencionadas facultades humanas referidas en el texto Elementos de Filosofía del Dr. José Gregorio Hernández Cisneros, atiende la distancia temporal entre intérprete y texto para llegar a la comprensión de las nociones de sensibilidad, emociones, sentimientos, sensaciones, inclinaciones del ser, en tanto categorías de la filosofía moderna. Las interpretaciones que dan a lugar a la revisión del texto del Dr. José Gregorio Hernández dan importancia a la historia efectual, entendida como la conciencia histórica del texto o hecho histórico de la tradición en el presente.
A partir de las primeras líneas del Prólogo del libro, Elementos de Filosofía el Dr. José Gregorio Hernández argumenta la importancia de esta disciplina: La filosofía es indispensable para el hombre, bien se trate de la vida sensitiva, de la vida moral y en particular de la vida intelectual. Cultivar una filosofía de vida se convierte en la mejor demostración de anteponer la razón en cada acto del hombre. Considera la manifestación de esta conciencia desde las edades más tempranas del crecimiento humano. Ve en el desarrollo intelectual del niño, en sus interrogantes, su comienzo como filósofo. Cree también en la configuración de la filosofía tanto en el hombre rústico como en el hombre culto. Hay un fin práctico teleológico en el texto del Dr. Hernández, plantea desde su experiencia la importancia de la vida mística, sensitiva, moral e intelectual como aspectos válidos y necesarios en el desempeño social del hombre.
La definición del Dr. José Gregorio Hernández, sobre la filosofía, no dista en esencia de la siguiente, expresada por Nicola Abbagnano en su Diccionario de Filosofía (1997): la que mejor se presta…es la definición que aparece en el Eutidemo platónico: La F. es el uso del saber para ventaja del hombre. Muy al contrario, se vislumbra el criterio del Dr. Hernández sobre la filosofía en tanto que no solo alberga varias ciencias, sino que todas están vinculadas al cultivo de la moral y del espíritu. Del mismo modo, el conocimiento científico fortalece la razón del hombre, sin embargo, ha de anteponerse la filosofía.
Precisamos, entonces, el concepto de sensibilidad, el Dr. Hernández Cisneros la describe como la facultad de experimentar emociones e inclinaciones. Se perciben actos interiores o subjetivos, es afectiva, puntualiza: casi puramente pasiva y distinta del conocimiento (…) puede ser el asiento de emociones e inclinaciones.Cuán importante resulta reconocer nuestras emociones e inclinaciones en tanto impresiones interiores gratas o desagradables, las emociones y las tendencias fundamentales al ocasionar ciertos actos, en el caso de las inclinaciones. Para José Gregorio controlar las inclinaciones, en muchos casos, significa luchar contra los apetitos corporales como camino de perfección hacia la santidad.
La inclinación es definida por el Dr. Hernández como actividad o acción espontánea que nos lleva a un fin determinado. La inclinación como parte menos pasiva, casi activa de la sensibilidad. Además, las clasifica en Físicas (apetitos: hambre, sed, sueño) y Morales como movimientos del alma hacia el bien, en tanto perfecto desarrollo del ser moralmente íntegro del hombre con un crecimiento ilimitado.
Al referirse a los sentimientos, el Dr. Hernández los divide en: personales (la esperanza, la desesperación, el consuelo), altruistas (amor, benevolencia, caridad), superiores (sentimientos estéticos, sentimientos religiosos), estimulantes de la actividad del alma (la alegría, la esperanza), deprimentes (tristeza, temor, misantropía). El ser humano tiene en los sentimientos la demostración diversa de la capacidad de expresarse como ser de la sensibilidad. Desde estas consideraciones sea oportuno mostrar a partir de la evolución de la filosofía algunos de los vínculos estrechos entre razón y fe de la filosofía cristiana, de la cual el Dr. José Gregorio Hernández es fiel seguidor y practicante en los tiempos modernos.
En la concepción antropológica del pensamiento medieval se reconoce al hombre como animal dotado de razón y espíritu débil: El hombre se centra más en los sentidos que en el espíritu. (Maritain, 1966). En sentido teológico el hombre de la Edad Media, regido por los preceptos del catolicismo tiene ante sus ojos la herencia filosófica de San Agustín; así también, los documentos y las obras de los místicos como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, en tanto pruebas existenciales que conducen a la conciencia del ser hacia Dios. En San Agustín la fe y la razón se conjugan en un mismo propósito. Precisa en su Sermón 43: La fe consiste en creer lo que no vemos, y la recompensa es ver lo que creemos. En su discurso San Agustín también reconoce la facultad del hombre de percibir a través de los cinco sentidos, al igual que las bestias y, a diferencia de estas, contar con la razón y la inteligencia.
El énfasis puesto en la conjugación de la fe y la razón en San Agustín sea una invitación a revisar el despliegue de la evolución del dogma cristiano. En este sentido, se ha de mostrar el vínculo estrecho que existe entre el obrar con la razón y la fe en el platonismo y aristotelismo cristiano de la Edad Media. El ideal de vida del platonismo cristiano tiene en la fórmula homoiosistheo el objetivo al que ha de dirigirse la vida humana. Se alcanza el bien en la medida que se tiene conocimiento de Dios y se aspira a semejarse a él. Platón, por su parte, en la República sentencia la importancia de convivir con lo divino y ordenado.
En la Ética de Aristóteles el hombre tiene en las virtudes morales una disposición a elegir. Por lo cual, la virtud es una disposición del hombre para elegir actuar con discernimiento. Los sentimientos se constituyen en el punto de partida de la acción considerando el justo medio de la virtud o por el contrario la elección por exceso o por defecto. El cuadro de las virtudes morales de Aristóteles indica, por ejemplo, los sentimientos de temor y confianza tienen como justo medio el valor y la valentía, por el contrario, el exceso sería la cobardía y la temeridad y el defecto lo ha llamado, encogimiento. Le siguen los sentimientos de ciertos placeres del tacto, la cólera, las relaciones sociales, la vergüenza, el sufrimiento. En la ética aristotélica el bien es la felicidad, así como, la prudencia hace al hombre verdaderamente virtuoso.
Sea entonces expresado el trasfondo teológico, moral y filosófico como vía para alcanzar la gracia. Dice San Buenaventura Doctor Seráfico de la iglesia católica: la gracia es el fundamento de los hábitos virtuosos. Son estos preceptos el camino de la configuración con Jesucristo como pilar de la teología mística.
Y a medida que el hombre avanza en el tiempo se aleja cada vez más de la posibilidad de expresarse con sentimientos y emociones que lo acerquen a Dios, (en quienes sean creyentes) y/o a sus semejantes, quienes dan prioridad a la razón. Se instaura el dominio de la razón occidental en el que prevalece el ideal de auto realización personal. De tal modo se valora el «cogito ergo sum» cartesiano y el imperativo categórico kantiano como modelos liberadores de una vida emocional y sentimental. Scheleirmacher afirma: Solo el sentimiento revela lo infinito. Así, las sociedades de la post-modernidad atrapadas en el consumo desmedido de la globalización, de los mass media, de las redes sociales, de la banalidad de la imagen hipertrofiada por el espejismo de los likes, de los selfis desdibuja al individuo de sí mismo, enajenado e irreconocible en la medida en que es absorbido por cánones contrarios a su esencia humana y espiritual.
Sirva, también, la filosofía del Dr. José Gregorio Hernández para interrogarnos en términos ontológicos, nacida de la filosofía hegeliana, sobre el ser que somos, la autoconciencia del yo pensante ante nosotros mismos y ante los demás. O preguntarnos por el ‘ser ahí’ heiddeggeriano que ‘ha de ser existiendo’. Y en este devenir reflexivo del pensamiento racional también incorporar la mirada ricoeuriana de la condescendencia hacia tu semejante en su exquisito planteamiento del ser que se percibe: ‘sí mismo, como otro’.
En todo caso, sea más cónsono a la naturaleza humano-divina del Dr. José Gregorio Hernández, percibir su vida como invitación a la práctica de la fe, tal y como lo plantea la Carta Encíclica Lumen Fidei (2013) del Sumo Pontífice Francisco. La fe en tanto virtud teologal, manifestada junto a la esperanza y la caridad. La palabra sagrada se expresa al hombre de fe.
El mayor testimonio sobre la fe, dice el Papa Francisco, se expresa en el camino de los hombres creyentes: Abrahán, quien cree en la palabra como roca firme. Luego, Moisés como mediador entre el pueblo de Israel y Dios. Mención aparte, los testimonios de los apóstoles Juan y Pablo sobre la fe en Cristo resucitado:“San Juan usa también las locuciones «creer a» Jesús y «creer en» Jesús. «Creemos a» Jesús cuando aceptamos su Palabra, su testimonio, porque él es veraz (cf. Jn 6,30). «Creemos en» Jesús cuando lo acogemos personalmente en nuestra vida y nos confiamos a él, uniéndonos a él mediante el amor y siguiéndolo a lo largo del camino.” (cf. Jn 2,11; 6,47; 12,44).Santo Tomás habla de “la oculatafides de los Apóstoles, – la fe que ve –”.
La convicción del cristiano en que a pesar del sufrimiento que pueda padecer, podrá asumirlo como acercamiento a Dios en la fe y el amor. El abrigo de María, la Madre de Jesús, como ejemplo de fe. Para San Justino ella es ejemplo de fe y alegría. Su maternidad ha asegurado para el Hijo de Dios una verdadera historia humana, sentencia Francisco. Ambos, madre e hijo, en compañía de José se constituyen en familia primigenia que guía a las familias cristianas, también guía hacia ‘la promesa de la Ciudad de Dios.’
CONCLUSIVA
El Dr. José Gregorio Hernández convertido en símbolo de fe y esperanza del venezolano, cultivó con especial devoción, las virtudes morales, teologales e intelectuales, a todo lo largo de su vida, convirtiéndose en figura ejemplar de Venezuela y buena parte de nuestra América, como héroe civil y espiritual. Tiene en su obra Elementos de Filosofía más que un documento interpretativo de la existencia del hombre que valora la vida desde los principios de su filosofía, el testimonio preclaro sobre los aprendizajes de su existencia como hombre de fe en su entrega a Dios y a sus semejantes. Su misión fue hacer el bien y ofrendar su servicio como expresión espiritual de su imperturbable amor a Dios. Su antropología franciscana coincide en tres aspectos señalados por Buenaventura sobre el hombre abierto a Dios y su realización, el hombre abierto a sí mismo y a los demás y el hombre abierto al mundo a través del amor cósmico.
Las categorías en torno a la sensibilidad se expresan en término de conceptos como indicativo revelador. El texto nos muestra acorde a Jean Grondin (2022), el sentido del sentido de la sensibilidad hermenéutica, no solo por su contenido y las circunstancias que lo envuelven como testimonio de enseñanza y de fe, como orientación al hombre creyente y al hombre mundano sino porque se convierte en interpretación del hombre en tanto creatura que ha de alcanzar un sentido a la vida en perpetua, profunda y extensa lección moral y teologal de todos los tiempos.
.