José Gregorio Hernández en Valera bailó hasta el amanecer / Por Alfredo Matheus

Sentido de Historia

 

 

 

En octubre de 1888, el doctor José Gregorio Hernández habla de Valera en sus diferentes facetas: “Es un valle sumamente hondo, de temperaturas elevadas a pesar que la rodean pueblecitos con un clima muy frío; es un punto donde llegan todos los caminos; tiene un gran movimiento comercial, dominado por ricos italianos: que la sociedad es reducida, pero fina; que las familias pobres – la gran mayoría que el santo llama pueblo- depende de la cría de marranos: se juega baraja espantosamente”.

El famoso médico compartió varios días con los valeranos, se fue de fiesta en casa de los Salinas, donde bailó toda una noche. En esos años la comarca hablaba de la bella María Reimi, no había otra dama que danzara mejor que ella… En enero de 1889, José Gregorio Hernández viajaba a Táchira y entró a Valera para comprar exquisitos dulces caseros que no se encontraban en otro lugar. Algunos amigos lo reconocieron, no lo dejaron montar a la mula que le servía de transporte y lo obligaron a pasar la noche en la acogedora Valera, le organizaron una gran fiesta, donde el Siervo de Dios bailó hasta el amanecer, cuando pudo de nuevo ensillar su bestia y continuar la marcha. (Fuente: “Nuestro tío José Gregorio Hernández”…Ernesto Hernández)

 

 

El primer Ateneo de Valera

 

 

En 1889, se funda la “Sociedad Amantes del Progreso”, prácticamente el primer ateneo que conoció la ciudad. Se desarrollaban diversas actividades culturales, el territorio trujillano era dominado a su real antojo por el general Juan Araujo, a quien no se le “enfriaba el guarapo” a la hora de echarse plomo del bueno con los “liberales”, a quienes no podía ver ni “en retrato”.

La cultura era el mejor bálsamo para aquellos que estaban con “el agua al cuello” a causa de la situación política del momento. Los enemigos del gobierno utilizaban el humor negro para echar “pestes y culebras” en contra de quienes señalaban como los causantes de tanta precariedad.

 

 

Una que pegan los pobres

 

 

El año 1891, el Presidente de la Municipalidad era el General Juan Ignacio Montilla, hombre de gran “corazón en el pecho”, se da a la noble tarea de donar los terrenos del llano de San Pedro a los vecinos pobres que no tenían una casita propia, es lo que hoy conocemos como parroquia “Juan Ignacio Montilla”, para la época el Distrito Valera tiene 13.433 habitantes; Carvajal, 2.500; Mendoza, 4.303; La Puerta, 1.607 y el casco central de Valera 5.473.

 

 

A comer se ha dicho

 

 

En 1895, los valeranos hacían cola para comprar los mejores fideos de “toda la bolita del mundo” que fabricaba el italiano Constantino Murci, que traía el secreto de la vieja Italia… En 1910, el emprendedor José Tagliaferro inicia una empresa telefónica, en 1911, ya los suscriptores sobrepasaban las 100 personas que deseaban tener “el cacho negro” en sus casas. Uno de los primeros negocios al que le instalaron teléfono se llamaba “La Mano Abierta” (Av. 13 con calle 8). Muchos valeranos se daban a la tarea de llamar al dueño de la pequeña empresa, que de paso no tenía buen carácter y le manifestaban:

– “Aló, aló, ¿Con la mano abierta?
-Sí, con la “Mano abierta”.
-“Ay, pues ciérrela, no sea malito que se le puede cansar”…
Y zúas, venía la sacada de madre por parte del dueño del abasto.

 

 

Pa´ Mérida me voy…

 

 

En 1925, es inaugurada la carretera “Trasandina” que pone a Valera más alegre que “cieguito con lentes nuevos”. La ciudad por vía terrestre se pondrá en contacto directo con Caracas, Carabobo, Lara, Mérida, Táchira y Colombia-

 

 

Radio Valera prende la rumba

 

 

Sale al aire en 1936. Aquello fue todo un fiestón, es la primera emisora que conocen los trujillanos. Los valeranos comienzan a caminar por esas calles “sacando pecho”, como señal de júbilo por tan trascendental acontecimiento; se siente en el alma de la comarca que estamos saliendo del atraso y hacemos historia como una de las primeras ciudades venezolanas en tener su radioemisora: el conocimiento, la cultura, la música es llevada a los hogares, de “pasapalo” al fiestón se suma que la férrea dictadura gomecista se viene abajo con la muerte de “Juancho Gómez”. Hoy recordamos a Pedro María Febres, el padre de la popular emisora que hizo historia en el Occidente venezolano.

 

 

Ah, rigor…

 

Cronista Luis González (+)

 

En 1965, comienza a verse en Valera la señal de Radio Caracas Televisión. Por primera vez la ciudad puede disfrutar la misa de navidad oficiada por el Papa en Roma. Se goza a lo grande con los juegos de béisbol de las grandes ligas, aquí nació la frase: «tengo un amigo que va pa´ las grandes ligas, para la cárcel de Trujillo por mujeriego, se volvió a casar sin divorciarse”… Gracias a Radio Caracas TV se compartió el momento en que el hombre ponía sus pies en la luna… La telenovela dedicada al Siervo de Dios que se transmitía a las 9 de la noche dejaba las calles solitarias; la sintonía era total.

En las casas donde no había televisor porque no había dinero para comprar un aparato, se dirigían donde “El negro Chuy” (final de la calle 14) y pagaban un bolívar con derecho a cotufas. En el momento en que el peliculón blanco y negro estaba de lo mejor, no faltaba un “muérgano” que se soltara tremendo “pedo” y se formaba el “corre-corre”; «Chuy sumamente enfurecido apagaba el televisor, la muchachera hacía un ruido infernal que obligaba a volverlo a prender, no sin antes dejar la advertencia: “Se vuelven a echar un “pedo” se me van todos “pa´ la mielda”…

 

 

Fuente: La Valera de Antier. Cronista Luis González

 

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