Esta semana fui invitado a Barquisimeto por una organización llamada PROJUMI (Proyecto Juvenil misionero) que dirige el Profesor Gerardo Pastran. La invitación fue para disertar sobre la vida y la obra del doctor José Gregorio Hernández con motivo de estarse celebrando los 159 años de su nacimiento. José Gregorio nació en una hermosa y modesta población trujillana llamada Isnotú el 26 de octubre de 1864. Murió en Caracas, víctima de un accidente de automóvil el 29 de junio de 1919. Su vida es la vida de un médico eminente y de un cristiano ejemplar. Un venezolano muy sabio y de una gran fe religiosa. En estos tiempos tan oscuros que estamos viviendo los venezolanos es muy bueno y muy oportuno recordar la figura de un ciudadano esclarecido, la vida ejemplar de ese compatriota y el testimonio admirable que sigue dando a las nuevas generaciones de venezolanos. A los jóvenes en Barquisimeto les hablé, no tanto del José Gregorio histórico, sino del José Gregorio actual. Del que sigue dictando cátedra y dando buenos ejemplos. ¿Qué nos está diciendo hoy José Gregorio Hernández a todos los venezolanos y particularmente a los jóvenes? Primero, sean ambiciosos. Tengan una noble y santa ambición. No se queden en la aldea. José Gregorio salió de Isnotú para Caracas (no era fácil) a estudiar medicina. De Caracas siguió a Europa a seguir estudiando, de Europa fue a Estados Unidos, pero nunca dejó de sentirse profundamente venezolano y nunca dejó de amar a la tierra que lo vio nacer. José Gregorio también nos estaría diciendo: estudien. No dejen de estudiar jamás. Y nos diría sean santos. Practiquen las virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad. Un mundo sin Dios es un mundo sórdido, triste, sin esperanza. ¡Un mundo sin amor no vale la pena! Seguiremos conversando. Eduardo Fernández @EFernandezVE Instagram: @Ifedecvenezuela Facebook: @ifedecVZLA |
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