La causa por la canonización del Beato Dr. José Gregorio Hernández fue declara de urgencia por el Vaticano, según fuentes de la Arquidiócesis de Caracas. La iglesia milenaria se toma sus tiempos y existen numerosos procesos de beatificación que han llevado siglos. Pero en este caso del paisano trujillano, luego de la espera de 72 años para su beatificación, resulta que hay apremio para su santificación.
“¡Gran noticia para Venezuela! El Vaticano declara urgencia con respecto al expediente del presunto milagro que permitirá la canonización de José Gregorio Hernández”, informó la Arquidiócesis vía Twitter. Uno puede sospechar las razones, que no están contenidas en el corto mensaje del canto del pajarito, ni en las declaraciones del vicepostulador padre Gerardino Barracchini, lo que da pie a que uno expresa algunas razones, visto el contexto del proceso de beatificación y lo que ha venido sucediendo desde ese hermoso e importante día del 30 de abril del año pasado.
Ya en vida José Gregorio gozaba de merecida fama por su sabiduría y bondad. Persona espiritual, humilde, trabajadora y estudiosa, se graduó de médico con los máximos honores en la Universidad Central de Venezuela, regresa a su pueblo natal Isnotú y se entrega al ejercicio de su profesión en las condiciones más adversas, involucrándose activamente en la vida comunitaria. Regresa a Caracas para irse a luego a Francia becado por el Estado venezolano a especializarse en medicina experimental y adquirir los equipos para fundar los laboratorios en Venezuela. A su regreso despliega una fecunda actividad curando enfermos, dando clases, investigando en microbiología, participando en la Academia de Medicina, publicando artículos científicos y sobre literatura y filosofía. Es un hombre de profunda fe cristiana e incluso intenta varias veces en seguir la vida religiosa, pero su destino está en el servicio a los demás. Muere trágicamente en medio de un cariño general y con fama de santo.
Desde la desbordante multitud que asiste a su sepelio, hasta los devotos que se acercan a su tumba y los que llegan a Isnotú, su fama de santo crece y crece hasta convertirse en el personaje más conocido y más querido en toda la historia y la geografía del país. Casi no hay hogar en Venezuela donde no esté una estampa suya, ni artista que no lo pinte, talle o le cante. No hay carretera ni camino donde no esté una capilla con su figura y con su nombre se bautizan hijos, clínicas, hospitales, farmacias, pulperías, colegios, busetas y algunos productos como velas y velones y pócimas o brebajes, escapularios y gorras y franelas. Nadie estudia en el colegio quien es José Gregorio Hernández pero todo el mundo lo conoce como “El Médico de los Pobres”. También se empiezan a conocer mejor su vida y sus virtudes.
Cuando ya el pueblo lo llamaba santo y a los 30 años de su muerte, la iglesia católica inicia su proceso de beatificación en 1949 y empieza a esperar un milagro de quien los hacía todos los días, sólo que no había quien los buscara, documentara debidamente y los canalizara por los estrictos procedimientos establecidos. También por algunos tropezones ajenos al pueblo y al santo. La gran noticia se concreta el 30 de abril del 2021 cuando en casi todos los lugares de Venezuela y de muchos en el mundo, la gente pegada a los medios de comunicación ven la transmisión de su beatificación, que se hizo en una hermosa y solemne ceremonia, pero por las razones de la crisis local y la pandemia global se realizó con una reducida presencia física. Todos sabemos que en tiempos normales Caracas se hubiera congestionado totalmente con la muchedumbre, así como muchas otras ciudades, pueblos y aldeas.
“José Gregorio Hernández es de todos” gritaron los caraqueños en su entierro. Y así lo interpretó el Cardenal Porras y los responsables de sus restos, cuando deciden distribuir sus reliquias por todas las diócesis del país, dejando allí cerca de los devotos la presencia de este milagro histórico que es nuestro beato. Y se reencuentra con su tierra natal el 8 de mayo del 2021 en una ceremonia inolvidable.
Desde su beatificación ha crecido cuantitativamente y cualitativamente el conocimiento sobre este prócer civil venezolano. Sufriendo las penurias que azotan diariamente a las grandes mayorías, en medio de los graves enfrentamientos desde el poder y por el poder, y padeciendo todo género de urgencias, la figura del beato une al pueblo e ilumina su esperanza. Un país golpeado por la corrupción, la inseguridad y los malos modelos, tiene enfrente una figura ejemplar.
Venezuela tiene en José Gregorio Hernández un prócer civil, nacido en una familia modesta integrada por un pulpero, una abnegada madre y varios hijos y parientes, en un lugar humilde de la apartada provincia como Isnotú, de pleitos entre caudillos mientras la mayoría trabajaba para ganarse el pan con el sudor de su frente. Un hombre elegante y sencillo, atento y servicial y pleno de sabiduría. Un ser religioso que no andaba condenando a nadie, sino que amaba a todos. Una persona que se preparó científicamente para servirle a los demás con propiedad.
En Venezuela tenemos en José Gregorio Hernández el modelo de la Venezuela posible. Conocerlo más y mejor para imitarlo es la urgencia.
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