
“Con libertad de espíritu (…), convencido de que su fe no habría entorpecer jamás la integridad de su pensamiento científico, ni viceversa.”
J.M. Núñez Ponte.
Introducción
Al hablar sobre ciencia y fe es importante considerar, que estos conceptos aunque son opuestos se complementan. La ciencia es un conjunto de conocimiento que indaga comprender el universo a través de los métodos de: la observación, experimentación y comprobación de hechos; es decir, la ciencia utiliza el método científico, basado en la prueba y error, para comprobar una y otra vez un hecho.
La fe, se encamina, a dar respuesta al porqué del surgimiento de las cosas y cuál sería el propósito de las misma; es decir, la fe pone al descubierto la creencia en la existencia de un ser superior, creador del universo en el cual se deposita un sentimiento de confianza, en tanto, que la ciencia se adhiere a la fe, porque ambas buscan descubrir la verdad del ser.
Desde el punto de vista ontológico, la fe es la creencia en lo divino, lo espiritual, es la certeza de lo que se espera. En Hebreos 11: 6: ”Sin fe es imposible agradar a Dios porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que es galardonado de los que la buscan.” (p.186)
Por tanto, la fe es el motor que mueve al ser y le lleva a buscar dentro de sí, una actitud positiva hacia el encuentro con lo sagrado, que está muy cerca de su corazón como la creencia en algo que impulsa los sentidos. En tanto la ciencia según Ezequiel Ander Egg: (1974) ”Es un conjunto de conocimientos racionales, ciertos o probables, obtenidos metódicamente, sistematizados y verificables, que hacen referencia a objetos de una misma naturaleza.” (p.55)
Como puede apreciarse, la ciencia tiene como finalidad, comprender el mundo a través de la aplicación del método científico, que se basa en: la observación, experimentación y comprobación de resultados. La ciencia y la fe, para algunos estudiosos son conceptos que se complementan, porque buscan la verdad desde distintas apreciaciones; sin fe no existiría la ciencia y viceversa, ya que ésta puede brindar al científico perspectiva fundamentales a fin de conocer y entender el propósito de la existencia del hombre. la fe conduce a la ciencia paso a paso a encontrar puntos de confluencia entre sí. Para Juan Eudes (1978): “la fe es el don fundamental en las relaciones del hombre con Dios.”(p.141).
considerando la propuesta de Juan Eudes se puede decir, que es un concepto muy acertado, en la medida que, el hombre en sus actividades cotidianas está siempre en contacto con Dios en todo lo que realiza; esa cercanía y creencia en algo superior, lo lleva a realizar incondicionalmente todo su hacer cotidiano.
Caballero de Ciencia y Fe
La fe es un don fundamental en el ser humano en relación con Cristo. Caso particular lo representa nuestro santo José Gregorio Hernández, quien puede considerarse caballero de la fe, porque fusionó ambas acepciones, con la finalidad de avocarse a ayudar a los más necesitados, a través de su conocimiento como médico, que lo llevó a convertirse en santo y por tanto, en sanador del cuerpo y alma de sus enfermos.
José Gregorio Hernández, se inspira en los mandamientos divinos para seguir su alianza con Dios. Su fe es una virtud concedida por el Espíritu Santo, que lo sumerge en el llamado de Dios. San Pablo en Hebreos 11,6 considera que: “la fe es la sustancia y la base de las cosas que esperamos. Es la piedra fundamental de la casa de Dios y el reino de Cristo.” (p.186).
En tal sentido, la fe es una cualidad que se asume en una relación íntima con Dios y se puede apreciar en el Antiguo Testamento, cuando María acepta por disposición divina ser la madre de Jesús, en la anunciación que hace el Ángel Gabriel; ella se abandona en brazos de Cristo y asume con fe y confianza el rol que le ha sido asignado; así José Gregorio asume su fe, se entrega a Dios a través de su conversión que hizo práctica cotidiana, por medio de: la confesión, el ayuno, la comunión y su práctica caritativa con los más necesitados.
La ciencia y la fe, están en continuo diálogo, para lograr un consenso mutuo, porque es a través del ejemplo de José Gregorio Hernández, quien se preparó como médico, para hacer práctica diaria de su amor y fe cuando atendía a sus pacientes.
Otro aspecto importante a señalar en la vida de nuestro santo, fue el encuentro y reflexión que sostuvo con Luís Razetti sobre la evolución. Razetti, era ateo y sostenía la teoría evolucionista, mientras José Gregorio, defendía la creación. La respuesta de José Gregorio al amigo fue muy certera, cuando le dijo: “la academia no debería aferrarse a ninguna hipótesis como doctrina.” Ambos médicos, aunque tenían posiciones distintas se respetaban mutuamente y fueron grandes visionarios de la práctica médica, así como también, pioneros en los cambios que se produjeron en la medicina moderna del siglo XIX. La fe y la academia de la mano para cumplir los objetivos trazados.
Como puede apreciarse, tanto José Gregorio como Razetti confluyeron en un punto de encuentro, ya que el conocimiento es válido como fundamento en cualquier campo en el que se aplique. En el campo científico, la fe conduce a la ciencia a saber ejecutar los planes de acción , que estarían enmarcados a través de ella, interpretando las normas que le podrían servir como guía para su aplicación. El hombre coloca la sabiduría por delante al ejecutar cualquier acción y José Gregorio fue vivo ejemplo de esto, siempre para él, estuvo primero en su trayectoria de vida la fe, que la conjugó con la ciencia a fin de ayudar a sus enfermos. La filosofía de vida que asumió para consagrarse como médico fue su fe, su amor de servir al otro, sin esperar nada a cambio. Su formación en teología ontológica y filosofía complementaron armónicamente su ciencia y fe, que fue el fundamento que movió su acción social como médico.
Su texto,” Elementos de Filosofía” fortaleció su formación cristiana, construyó una filosofía propia, voluntaria que lo condujo a ser un nacionalista probo y un venezolano a carta cabal. Su amor por ayudar a los demás, lo llevo a prepararse científicamente para sacar al país de los problemas que padecía a nivel sanitario para ayudar a su pueblo.
Todos los venezolanos y en particular los trujillanos, debemos cimentar las bases, sobre la fe y la vida de nuestro santo José Gregorio Hernández, para que su sensibilidad humana permanezca con su amor y dedicación al prójimo; resguardar sus virtudes y el amor de los venezolanos a fin que no se pierda su esencia de santo con fervor cristiana, por cuanto, su canonización podría tomarse como justificación económica y por lo tanto, se perdería todo el esfuerzo que hizo José Gregorio humano y como santo, para su elevación a los altares.
José Gregorio desde la fe es concebido como santo que, trascendió las fronteras y alcanzó como representante virtuoso los altares. Esa fe le condujo a crecer y ser gran representante, como caballero de fe, en su condición humana. Entre la ciencia y la fe su trascendencia se convertirá en ejemplo para el mundo. Es el santo, que iluminado por la fe, se convirtió en un ser virtuoso, con una conducta intachable e inteligencia en alianza con Dios y ser de luz, para el mundo
Bibliografía
Ander Egg, Ezequiel: diccionario de Trabajo Social. s/f. Buenos Aires- Argentina
Et. Librería ECRO,S.R.L.
Bermúdez V, Nicolás: El Bautismo en la doctrina de San Juan Eudes.
Madrid España, 1978.Edit. Publicaciones Claretianas.
Darío, Miguel: Sagrada Biblia. 1967.Edc
Chicago- México.
Núñez Ponte, J.M: Doctor José Gregorio Hernández, Ensayo Crítico. 1958.
Tercera edición. Caracas, Imprenta Nacional.
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