José Gregorio Hernández Cisneros, conocido como el “Médico de los Pobres” se ganó el afecto de quienes lo rodeaban por su permanente servicio a los más desfavorecidos, sus obras de caridad y su profunda devoción religiosa. Es objeto de veneración y admiración más allá de su país natal y se le considera un “santo popular”.
Hace dos años en Caracas – donde José Gregorio realizó gran parte de su labor como galeno – el 30 de abril de 2021, se llevó a cabo la ceremonia de la beatificación del insigne venezolano, el venezolano universal, el venezolano del futuro, quien ahora espera por la confirmación de su segundo milagro para ser santificado.
En este sentido, desde su Isnotú natal en Trujillo, Diario de Los Andes conversó con sus devotos, quienes son de la idea que no han necesitado del permiso de la Iglesia para considerar a JGH un santo.
“En nuestros corazones ya es santo desde hace mucho, él ha intercedido ante Dios por muchos de sus devotos. Cuando lo canonicen, solo será darle formalidad a lo que ya viene haciendo”, comenta Maribel Viera.
La espera de un milagro validado por el Vaticano para canonizar al Beato Hernández, es muestra del amor que sienten los venezolanos por su médico. Para sus devotos, las personas deben saber orar a su futuro santo “formal” en tiempos de adversidad y creer en su causa fervientemente.
Hay quienes creen que es probable que para muchos venezolanos la beatificación haya sido más importante que la posible pronta canonización, pues la iglesia local ya puede venerar al Médico de los Pobres. Esto refuerza la idea de que el Doctor José Gregorio Hernández es el Beato que santificó el pueblo.
Testimonios de fe
Jhonkleiber Gudiño es un niño valerano, tiene 8 años. Hace tres años jugando trompo sufrió un accidente y este juguete casi le hace perder la visión de uno de sus ojos. El niño afirma que en pleno quirófano, vio a José Gregorio Hernández, quien le colocó su mano sobre su afectado ojo y le dijo que se lo iba a salvar.
“Yo lo vi, él me puso la mano en el ojo, me dijo que me iba a salvar mi ojo, le dije ‘gracias’ y se fue”.
Yusmari Linares, madre del niño Jhonkleiber Gudiño, corrobora la historia de su hijo. Añade que los médicos le habían comunicado sobre la posibilidad de que el niño perdiera el ojo izquierdo al verse comprometida la cornea por un trompo que lo golpeó. Agradece a Dios y a JGH por la recuperación de la salud visual de su hijo.
Maribel Viera es otra devota de JGH. Llegó a Venezuela luego de 5 años en el exterior. Afirmó que su regreso está enmarcado en pagar una promesa al Beato. Explica que se sometió a una operación para extraerle un tumor en uno de sus riñones, el cual también iba a hacer extraído. Alega que gracias a las oraciones su petición a “Mano Goyo” se hizo realidad y a Dios gracias su riñón no fue extirpado.
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Enrique Paredes cree que JGH posee virtudes como ciudadano, como cristiano, como profesional que son dignas de imitar. Para el habitante de Isnotú y servidor del Santuario Niño Jesús, la religiosidad del Beato es una muestra del profundo amor a Dios y a sus semejantes que hacen de José Gregorio un cristiano venezolano ejemplar.
Por: Alexander González CNP 25.770
IG: @AlexGonzalezDigital
Fotos y videos: Marcos Villegas
IG: @MarcostVillegas