Además de describir lo que pasa en Venezuela como un proceso de devastación humano en el que un ciudadano sobrevive con menos de tres dólares al mes, expuso que el fracaso de la mediación en Noruega, hasta ahora en fase exploratoria, desataría la “la caja de los demonios de la violencia”. Propuso que sea el consejo de seguridad de la ONU quien determine la conformación de una intervención humanitaria de carácter político-electoral. “La paz o la guerra en Venezuela dependen del apetito de historia y grandeza de Padrino”, estimó
Doce años han pasado desde que fue candidato presidencial, algunos lo recordarán como “Chucho”, quien fue llamado por el propio Hugo Chávez a presidir el Fondo de Garantías de Depósito y Protección Bancaria (Fogade), cargo en el que se desempeñó durante un año y en el que desde entonces encontró diferencias “insalvables” con el régimen, que con el tiempo lo llevaron a una salida forzosa del país.
Jesús Caldera Infante es un jurista, catedrático y dirigente político oriundo del poblado de Santa Ana, Trujillo, quien desde el exilio mantiene una lucha por “restablecer la democracia” en Venezuela. Enseña en la Universidad Javierana, Libre y Católica de Colombia, cuyos planteamientos e ideales -que no tienen fronteras- abogan por el fomento de una concepción de la política y la economía con sentido humano.
¿Cómo califica lo que está pasando en Venezuela después de doce años de su partida?
“En Venezuela existe hoy una emergencia humanitaria compleja, un gravísimo proceso de devastación humana, las personas no tienen qué comer, no hay medicinas. Es una tragedia humana de grandísimas proporciones y además hay que tener en cuenta que se vive un shock desde el punto de vista de la productividad en el que se combina recesión más inflación. Venezuela vive un crack económico”.
¿Qué tiene que decir de Juan Guaidó y las acciones que adelanta?
“El presidente encargado de Venezuela es un líder joven, carismático con poder de convocatoria que ha devuelto la esperanza, ha movilizado al país, ha rescatado del letargo la voluntad política opositora, y venciendo dificultades, ha posicionado una narrativa que demuestra la voluntad de los venezolanos de reconquistar la democracia, restituir el orden constitucional y hacer un país vivible”.
¿Qué opina del fallido alzamiento militar del pasado 30 de abril en Venezuela?
“Los fenómenos militares tienen un alto nivel de fracaso por la administración de los miedos en quienes están comprometidos en un proceso militar inicialmente y que luego no dan el paso definitivo. Lo que se comenta es que quienes dijeron que iban a manifestar su apoyo a esta actividad luego no dieron el paso”.
¿Cuál es su evaluación de las polémicas y bastante criticadas conversaciones en Oslo entre el Gobierno y la oposición?
“En técnicas de mediación de conflicto se dice que los pasos son: exploración de oportunidades, pacto como precondiciones que orientan los fundamentos mínimos y tercero negociación que es cuando se reconocen como partes y comienzan a determinar los puntos de encuentro de cara a una solución. Noruega funge como el mediador, el experto imparcial en la fase inicial en la que estamos que es la exploración. Apostar por buenos resultados en la negociación de Oslo no es popular, máxime cuando nuestros hermanos están ya en situación de hambruna por las extremas condiciones de supervivencia a la que condujo un desgobierno fracasado. Es la hora de la grandeza, deseamos resultados tangibles y urgentes. El fracaso de la mediación en Noruega cerraría la vía política para la resolución de la crisis estructural del país y dejaría las puertas abiertas a un incremento de la violencia”.
¿Ve próxima una solución en Venezuela?
“Soy de la tesis de que las intervenciones militares dañan enormemente a una población que ya vive una situación de vulnerabilidad y pobreza extrema. Apostar por una intervención militar no es humano ni político. Creo en los procesos de negociación con toda la dificultad que implica negociar con una dictadura. Para ello he sugerido que sea el consejo de seguridad de la ONU el que se involucre y determine la conformación de una intervención humanitaria de carácter político-electoral que conduzca a la conformación de un organismo electoral imparcial que a su vez defina condiciones comiciales transparente con un censo donde estén incluidos los millones de venezolanos que estamos fuera del país, cesen las persecuciones, se liberen los presos políticos, se habiliten los dirigentes y partidos políticos y que garantice además un acompañamiento internacional”.
El autor de los libros “Construyamos la nueva Venezuela” y “La Democracia Integral: un derecho fundamental” expuso que se están dando movimientos importantes a nivel internacional que contribuirán con la resolución del conflicto en la tierra de Bolívar, “por ejemplo ha habido reuniones de Canadá con Estados Unidos, de Canadá frente a los cubanos, tengo información de que Rusia y China ya están cediendo frente a la Unión Europea (UE). El tema de la compra de gas por parte de Alemania a Rusia y del petróleo de la UE a Rusia, un asunto geopolítico de cara a las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Todo apunta a que más temprano que tarde en Venezuela vamos a unas elecciones”.
¿Qué pasaría en el país de adelantarse un golpe militar encabezado por el ministro Padrino López?
“Padrino tiene una responsabilidad histórica, en sus manos, corazón e intelecto reposa la posible paz de la República, evitar un baño de sangre, una mortandad en el país es su decisión. Independencia frente a Cuba, nacionalismo sincero, grandeza para no dejarse arrastrar en un proceso de desintegración humana, son responsabilidades que debe asumir. Él puede facilitar el tránsito a un proceso de elecciones transparentes y limpias, haciendo valer el poder real de la Fuerza Armada Nacional frente a Nicolás Maduro. Padrino con hambre de historia podría reencausar el destino de la República hacia un evento histórico. Junto al Alto Mando Militar debe promover la renuncia de Maduro. Salvando las distancias históricas y políticas, podría ser un actor clave de la transición en curso como en su tiempo lo fuera Augusto Pinochet”.
Tras citar a Mario Briceño Iragorri con su obra “Traición a los mejores”, Caldera resaltó se debe regresar al “cultivo de la civilidad” como médula de la vida republicana por reconstruir, “todavía no hemos entrado al siglo XXI y para más daño nos hicieron retroceder a inicios del siglo XX porque no tenemos electricidad, agua, medicamentos, alimentos ni libertades. No podemos conformarnos, la victoria la obtendremos mientras resistamos ante la maldad y la opresión porque la luz siempre vence las tinieblas. Los buenos somos más”.
Democracia integral
“En medio de la tragedia apelo a la utopía de echar las bases de la democracia integral para derrotar al pesimismo y relanzar la esperanza de tener una nación vivible, con personas felices, respetadas en su dignidad humana, con igualdad de oportunidades para desarrollar su capacidad con el objetivo de obtener florecimiento humano”, concluyó.