Isnotú. Rafael Gutiérrez. Para que Venezuela sea como era, “brillante” / Por Pedro Frailán

Sentido de Historia

 

Yo aún recuerdo que cuando murió Juan Vicente Gómez, los policías se tenían que esconder, porque la gente los atacaba y hasta los linchaban si era posible, porque se portaron muy mal. Esta imagen está presente en la memoria de Rafael Gutiérrez, oriundo de Isnotú, antiguamente municipio Libertad. A sus 94 años, de sus andanzas en la tierra del Beato, nos recuerda grandes hitos de la historia añeja de Isnotú, Betijoque y Venezuela. Sin duda que tiene una mente admirable que da la impresión de que el tiempo no haya pasado hace tanto tiempo.

Asegura que el sector San Juan de Carambú o San Juan de La Cruz, de la Quebrada de Juan Pérez fue fundado primero que Isnotú en el año 1640 y que cinco años después, fue Isnotú en 1645. Con mucha claridad dice que ese San Juan no se trata ni de San Juan el Evangelista, ni San Juan el Bautista, sino que esa advocación de este San Juan es el de La Cruz, el gran poeta del amor.

Cuando hace una regresión en el tiempo aproximadamente entre las décadas de los treinta y comienzo de los cuarenta nos dice, mire: Betijoque tenía más vida que Valera, había más comercio, más población y una las diligencias las hacía allá. Valera era muy pequeña y sola, uno se tenía que ir a pie o en mula, pero el contacto más inmediato era Escuque o Betijoque.

Aquí en esta zona había mucho progreso porque existían muchos trapiches, venía gente de otros pueblos a trabajar aquí en San Juan. Lugareños de Timotes, Chachopo, La Quebrada, muchos de ellos se quedaron aquí y formaron su familia. Los trapiches se movían con agua, como el de Jesús Chuecos, otros se movían por yuntas de bueyes. Los trabajadores eran el molinero y el yuntero “Jala buey”, era el canto permanente de este trabajador.
Las jornadas de trabajo se iniciaban a las 09:00 de la noche para obtener la primera paila del jugo de la caña a eso de las 11:00 am del otro día, por cada tercio de panela se ganaba cinco churupos (5 céntimos de bolívar). Recordemos que era una moneda de metal que tenía este valor, un bolívar lo constituían 20 monedas, también se le conocían como un cobre o popularmente churupo, que todavía hay mucha existencia de esta moneda, existía la locha 12 1/5 de céntimos de bolívar, un signo de mucho valor, cada tercio contenía 24 panelas de un kilo cada una.

Aquí se sembraba mucho café, aquí trabajé yo, recuerdo que un saco de café tenía 55 kilos y una saca era el doble, 110 kilos, bastante pesado; se tenía que levantar entre dos personas. Aquí se jalaba mucha escardilla limpiando caña, cafetales, pagaban real y medio, a veces con comida y sin comida. Las calles de aquí eran pura piedra, para ese tiempo no se mencionaba a José Gregorio Hernández, la iglesia era la de Nuestra Señora del Rosario, estaba más abajo, cerca de la calle principal. Las campanas las hicieron aquí, las fundieron.

Lo que hoy es el santuario del Niño Jesús, que es el centro de veneración del Dr. José Gregorio Hernández, eso era la escuelita del pueblo, yo estudie ahí. Uno estudiaba aquí, pero presentaba los exámenes en Betijoque, lo examinaban y de ahí pasaba a otro grado Pedro Lucas fue mi maestro. Doña Catalina mi maestra antes de almorzar se tomaba un palito para que le abriera el apetito. Para ese tiempo esa casa era de Manuel Villamil, después se la vendieron a Julio Villamil y de ahí se la vendieron a la iglesia.

El auge de José Gregorio Hernández vino con el año cincuenta recuerdo el amigo Gutiérrez. (Haciendo un estudio comparativo con este testimonio oral, pues coincide con este tiempo. Recordemos que el Dr. José Gregorio Hernández, introduce los favores concebidos a la causa de los santos en el año 1949, cuando se conmemoraba treinta años de su muerte por Monseñor Lucas Guillermo Castillo).

Recuerda que el primer padre que llegó al pueblo se llamaba Pedro, le decíamos “Pedrito”, no recuerda el apellido, era un padre de buen trato y parrandero, compartíamos mucho, lo cambiaron, creo que por parrandero y con picaresca se ríe gratamente recordando tiempos, luego vino el padre Prudencio Baños, que era distinto, serio, a veces peleábamos, pero hizo mucho por Isnotú, el santuario, el convento, el liceo, la urbanización El Buen Samaritano y otras cosas.

Manuel Calderón fue el presidente de la Junta Parroquial, dábamos tres bolívares anuales para la fiesta de la Virgen del Rosario, recuerda con mucha insistencia los gobiernos de Eleazar López Contreras y de Isaías Medina Angarita, “el que trajo la democracia”, como buenos gobiernos y personajes de nuestra política, comenta el Golpe del 45, que le dieron a Medina y que no se lo merecía, aunque con el tiempo se hizo adeco.

Reconoce que en el gobierno del Dr. Motezuma Ginnari, modernizó mucho al pueblo, hizo las cloacas, pavimentó las calles, el agua potable, electricidad, el santuario, esto fue en los años sesenta. Anteriormente en el año 45, con el Golpe del 45 cambió la vida del trujillano, porque comenzó a salir a trabajar a otras partes, en este caso a las compañías petroleras. Como en el caso mío, que salí a buscar el sustento de mi familia al Zulia y así me estuve trabajando 25 años. Ingresé a la Shell, en Cabimas en 1939 se había quemado la ciudad de Lagunillas de Agua, eso fue una tragedia muy famosa.

Iba y venía los fines de semana. Mire, yo tengo 73 años de casado y mira con orgullo a su señora esposa, María Luisa Aguilar. Conocí el ferrocarril de La Ceiba a Motatán, pero también me monté. De aquí llegaba a Motatán, hasta La Ceiba, de ahí tomaba un barco y pasaba por Mene Grande, Lagunillas, Bachaquero, Cabimas, hasta ahí llegaba, siempre lo hacía porque estaba yendo y viniendo. La familia fue creciendo y los muchachos me pidieron que me quedara quieto y me vine de nuevo para mi pueblo.

Yo creo, que quien acabó con el ferrocarril de La Ceiba a Motatán fue la construcción de la carretera desde Mene Grande a Valera y el Zulia, eso le dio mucha vida a la ciudad de Valera. Aquí en Isnotú la vida se los dan los turistas, pero estos días han sido muy fuertes, la situación está muy fuerte, aquí hay varias posadas. Aquí tuvimos a Radio Andina, trabajó Eduardo Viloria, Rafael Ángel Leal, Rafael Quintero Maldonado, bueno ahí está otra emisora. Esperando por santificación del Dr. José Gregorio Hernández.

Yo tengo mucha fe, esto va a cambiar, tienen que llegar hombres de envergadura, ojalá Dios meta la mano. Aquí tiene que acompañarnos Dios del cielo. Para que Venezuela sea como era, “brillante”.

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