Isnotú, La Candelaria y otros lugares a lo largo y ancho del país, también de otros países, son testigos de la enorme expansión que tiene la devoción al Dr. José Gregorio Hernández. Antes de su beatificación ya era la persona más conocida y querida del país, pero luego de su ascenso a los altares de la iglesia católica, la información sobre “El Médico de los Pobres” va mucho más allá y la gente sabe de sus virtudes cívicas, como una persona respetuosa de la dignidad de la persona humana, de su pasión por el bien común, de su amor al estudio y al trabajo, de su tolerancia con las ideas ajenas, de cultura, su humildad junto a la elegancia personal, de su honestidad, de la confianza que inspiraba y la calidad de sus relaciones personales y sociales.
Y conocen más que esas virtudes se fraguaron gracias a que nació y se crio en un hogar ejemplar, espiritual y trabajador. Y en una pequeña comunidad modesta, de buenos vecinos y gente trabajadora. Que fue buen hijo, hermano y tío, excelente amigo y compañero. En fin, hogar y lugar ejemplares, como los que hay muchos en todas partes. Y esas lecciones que nos trae todos los días José Gregorio Hernández inspiran a todos para construir juntos la Venezuela posible.
La festividad de este singular beato se celebra el 26 de octubre, coincidiendo con el día de su nacimiento, un asunto muy raro en el santoral cristiano que celebra las fiestas de los santos el día de su muerte, o su nacimiento a la vida eterna. Esa inusitada circunstancia hace que Isnotú adquiera una especial relevancia al convertirse en el epicentro de las celebraciones, sin que pierdan importancia los eventos en Caracas y en muchas otras ciudades del mundo donde están repartidas sus reliquias, y en cualquier parte donde hay una imagen suya.
Isnotú se preparó bien para esta celebración con una variada programación que ocupó todo el mes de octubre. Eventos religiosos, retiros espirituales, jornadas médicas, actividades académicas, actos culturales, exposiciones artísticas, la intensa programación en el Museo, conciertos y otras actividades que atrajeron peregrinos de diversas partes de Trujillo y de Venezuela, incluso del extranjero. Y lo del sábado 26 de octubre pasado fue una cosa verdaderamente admirable. La tradicional caminata a Isnotú desde Valera y desde Sabana de Mendoza fue una masiva y festiva manifestación de fe. Caravanas de peregrinos vinieron del occidente del país, del Zulia, de los otros estados andinos y del Sur del Lago de Maracaibo. Los medios de comunicación y las redes sociales informaban de cientos de eventos en otras partes.
Ya son incontables las canciones dedicadas al Beato, las imágenes que lo presentan de mil maneras, los mensajes que se emiten expresando sentimientos, gratitud, esperanza. Es el crecimiento de una devoción inspirada en el carácter de esta persona moderna, actual, culta, educada, humilde, religiosa y espiritual, síntesis de los valores cívicos que moldean las sociedades humanas que aspiran a su desarrollo humano integral.
Es un José Gregorio Hernández más auténtico y real, más representativo de lo que realmente fue en vida: una persona que se formó para el servicio al bien común.
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