Con el tema de la obra de teatro montada para el 20m y sus repercusiones posteriores voy a hacer en esta oportunidad lo que hizo el mago Merlín con la bruja Mad, en la parte final de su película, al ser atacado por la hechicera, Merlín pronuncia estas lapidarias palabras: “Ya no puedes atacarnos, ni asustarnos porque no eres lo importante que tú piensas, por lo tanto te olvidamos”. Al escuchar estas palabras Mad se autodestruyó. El olvido es el hecho más terrible que puede sucederle a quien se cree el ombligo del mundo. Debido a que pienso que los monstruos los creamos y recreamos nosotros mismos con nuestra atención y también por estar convencido que a partir del 21m todos los que verdaderamente seamos opositores, estaremos unidos dándole una lucha sin cuartel a este régimen, cambio de tema para hablar del Mundial de Fútbol.
Hablar de audiencias televisivas en el deporte refiere, sistemática y obligatoriamente, a los Mundiales de fútbol y a los Juegos Olímpicos. No es casualidad que los récords caigan cada cuatro años y generen asombro para todos. El planeta se paraliza frente a la pantalla y más allá de que aún se persigue vencer la cifra de presencia in situ de los Estados Unidos 94, donde 3.588.000 personas colmaron los estadios del gigante del norte.
Distinto es el panorama ante la TV, ya que los espectadores se multiplican sin solución de continuidad ante cada reunión. De los 715 millones de personas que observaron la final de Alemania 2006, se pasó a los 909 millones que vieron el partido definitorio en Sudáfrica 2010 y a los 1110 millones que presenciaron el choque entre alemanes y argentinos en Brasil 2014. Según las cuentas definitivas de FIFA, sólo la final de la Copa Mundial Brasil 2014 alcanzó una audiencia televisiva de mil millones de personas, mientras que la cifra total de todo el torneo llegó a los tres mil doscientos millones de aficionados que disfrutaron en sus hogares las emocionantes contiendas.
El Mundial brasileño batió varios récords de audiencia televisiva en diferentes mercados internacionales clave, incluidos los de Estados Unidos y Alemania. 695 millones vieron desde sus hogares la final entre Argentina y Alemania, que se coronaría campeona. El público televisivo total de la final, que comprende la audiencia desde hogares y fuera de estos que vieron el encuentro al menos durante un minuto, superó la cifra de 1.013 millones.
La FIFA vendió los derechos de transmisión de Rusia 2018 en 2700 millones de dólares. Algo es indiscutible: las imágenes de Suiza 54 son apenas un hito en esa desenfrenada carrera de popularidad y avidez por la inmediatez. Ya en el Mundial de Suecia 58, el segundo Mundial televisado, fueron 60 las naciones que recibieron las señales de los partidos. Todo, igual, languidece ante lo ocurrido en el 2014, cuando las diez mil acreditaciones que involucraron a periodistas televisivos, operarios y técnicos le dieron forma a la más completa plataforma tecnológica, que permitió ver cada partido, cada acción, desde un smartphone o una tablet en cualquier rincón del mundo.
La corporación estatal rusa Rostec será la encargada de enviar la señal de 4K al resto del orbe. Además de ser el evento deportivo con la mayor audiencia global, tanto en TV como en redes sociales, la Copa Mundial de Fútbol, que se celebra cada 4 años en un país distinto, es una oportunidad para que el anfitrión, con el apoyo de algunas empresas, exhiba aquellos adelantos que paulatinamente, serán adoptados por los consumidores. Por lejos, Rusia 2018 será el que brinde un mayor despliegue tecnológico. Así, será el primero en transmitir los partidos en 4K, la pelota tendrá un chip NFC incorporado y contará con la famosa repetición de jugadas VAR. Vladimir Putin quiere romper récords, pero en el Kremlin saben que Occidente los tiene en la mira para bajar la teleaudiencia, como lo ha expresado el ministro británico Boris Johnson de “vomitar” la señal Rusia 2018.
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