La toma de los Bravos por parte del Estado venezolano, ocurrida este viernes, en Guatamare, tendrá consecuencias sobre el beisbol nativo que pueden afectar no solo al equipo de Margarita, sino posiblemente a toda la LVBP. El cuadro insular quedó bajo control de los interventores de las empresas aseguradoras de Tobías Carrero Nácar, principal propietario de la divisa, en un movimiento administrativo que choca directamente con los estatutos de la liga y con el Acuerdo Invernal firmado con la MLB. A lo interno, todo cambio de manos en el circuito local tiene primero que ser aprobado por los otros siete clubes, de manera unánime. El procedimiento se ha cumplido estrictamente en los cuatro cambios accionarios ocurridos en este siglo: Leones, Tiburones, Caribes y Pastora, devenido Bravos con posterioridad. En el plano internacional, dicho cambio de manos debe ser aprobado por las Grandes Ligas, debido a que, como firmante del Winter League Agreement, la LVBP es parte del beisbol organizado y acuerda por ello seguir la normativa estipulada en el pacto.
¿Qué escenarios se abren a partir de ahora? El emergente.com hace el análisis de la situación.
1) Reconocimiento interno, delicado punto de partida.
Si tan solo un elenco se opone a la intervención de Margarita, la liga está obligada a vetar lo sucedido, instando a que el conjunto oriental se mantenga en las manos de sus dueños. Javier González, historiador y ex director del Museo del Beisbol, autor de varias investigaciones sobre la evolución de las franquicias de nuestra pelota profesional, sugiere que el caso tiene cierto paralelismo con lo ocurrido en 1956, cuando el Magallanes de Carlos Lavaud fue declarado desaparecido y su cupo fue subastado, pasando a llamarse Oriente. Que uno o más miembros del beisbol criollo se opongan abiertamente a lo sucedido es, a priori, un escenario improbable. Prominentes voceros del poder central han amenazado públicamente a los equipos con el riesgo de la expropiación y parece claro que una confrontación de este tipo sería devastadora para los clubes. Los elencos no han reaccionado oficialmente. Tampoco la liga. Ejecutivos de al menos cinco escuadras admitieron a este columnista que la medida puede impactar nuestros diamantes a muy corto plazo. Algunos pidieron tiempo para evaluar los acontecimientos. Todo lo cual nos lleva a otro aspecto crucial.
2) Reconocimiento internacional: con un veto a las puertas.
Aunque los miembros de la LVBP dieran su visto bueno o mantengan la neutralidad, con el argumento válido de que en los hechos no ha habido una venta o expropiación y, por lo tanto, los propietarios siguen siendo los Carrero y los Finol, según está asentado en El Recreo, la respuesta de MLB no tardará en conocerse. La oficina del comisionado de Grandes Ligas ha sido muy activa desde 2019 al evaluar el caso Venezuela. También el departamento del Tesoro de Estados Unidos. La OFAC otorgó en diciembre su visto bueno a las seis novenas, esas que están ciento por ciento en poder de privados. En cambio, mantuvo fuera del Acuerdo Invernal a Magallanes (pese a que solo 6 por ciento de sus acciones están en poder de la gobernación de Carabobo y la alcaldía de Valencia) y Aragua (que es controlado en 60 por ciento por el ejecutivo regional). Navegantes y Tigres no pueden contratar managers, coaches, scouts ni ejecutivos que tengan lazos con las Mayores. Tampoco importados del beisbol organizado y ni siquiera pueden usar a sus criollos que tienen acuerdos en las Menores o la Gran Carpa. Sus estadios tampoco pueden ser usados por rivales que tengan la condición descrita en el párrafo anterior. Es uno de los motivos que amenaza la disputa del torneo 2020-2021, junto a la persistente crisis económica y la pandemia mundial. El Acuerdo Invernal estipula claramente que el cambio de control de cualquier equipo en la Confederación del Caribe debe ser evaluado y aprobado por la MLB, recordó de inmediato Arturo Marcano, abogado especialista en el área deportiva, analista y ejecutivo de beisbol. Y es cierto. A esto hay que agregar el hecho obvio de que si Magallanes está sancionado, siendo una fundación privada, por tener una participación oficial de apenas 6 por ciento, ¿no serán sancionados los Bravos, que quedan ciento por ciento bajo administración oficial? Es cuestión de tiempo para que la Gran Carpa se pronuncie, y no hay motivo para pensar que mantendrá el status quo de Margarita. Incluso pudiera ocurrir un exhorto general a todas las ocho organizaciones, un llamado a desconocer al presunto infractor o correr con consecuencias. En todo caso, como mínimo comenzó una cuenta regresiva para que sean tres los elencos expulsados del beisbol organizado en el país. Lo que nos mueve al siguiente punto.
3) La viabilidad de jugar el torneo 2020-2021
Por primera vez desde el siglo pasado es posible que una mayoría de bigleaguers, prospectos y jóvenes valores de Ligas Menores vea acción en sus circuitos nacionales, debido a la cancelación de la temporada de MiLB y la disputa de una justa de solo 60 duelos en las Mayores.
Turcos y bengalíes están fuera de ese envite, por ahora. Los neoespartanos seguramente quedarán fuera también. Esto impacta a todos en la LVBP. Recordemos el caso de Cardenales en enero, obligado a contar con dos rosters diferentes en el primer playoff, para jugar en Barquisimeto o Valencia, según el caso. En circunstancias en las que urge abaratar costos, este panorama duplica los costos en varios sentidos. Incluso el plan de jugar exclusivamente en el centro de país se verá afectado con severidad. Dos de los cuatro parques llamados a recibir los encuentros están vetados por la MLB. No hay modo de pensar que los Bravos evadirán el veto de las Grandes Ligas. Mientras los equipos han tratado de convencer a las gobernaciones de Carabobo y Aragua de que deben retirarse de las directivas de bucaneros y turcos, mientras El Recreo espera con gran preocupación y demora la respuesta del ministerio del Deporte sobre el protocolo de salud, sin el cual es muy improbable que pueda jugarse, mientras todo esto requiere respuestas con urgencia, el Estado da un paso que incrementa su presencia en los diamantes locales y levanta nuevos obstáculos para la realización de la próxima temporada. No hablamos aquí de la medida económica, administrativa, política o financiera que ha motivado la intervención de los insulares. Eso es asunto de análisis para especialistas en esas áreas. Aquí hablamos de hechos, los que ya han sucedido y que nos señalan la ruta de cuál será la reacción de la Gran Carpa y lo que muy posiblemente se desencadenará.