Barcelona, 8 oct (EFE).- Leyenda del Barcelona y de la selección española, con la que marcó «el gol de todos», Andrés Iniesta se retira del fútbol profesional a los 40 años, después de más de dos décadas de exitosa trayectoria que lo han llevado a ser reconocido internacionalmente como uno de los mejores centrocampistas de la historia.
El jugador manchego ganó 32 títulos como azulgrana en 16 cursos en el primer equipo, entre los que destacan nueve Ligas y cuatro Ligas de Campeones, mientras que con La Roja se proclamó dos veces campeón de Europa y marcó en 2010 el gol que dio a España el único Mundial conquistado hasta el momento por el combinado masculino.
Aunque más allá de su palmarés, Iniesta será recordado por la elegancia de su fútbol, poseedor de una calidad técnica y de una lectura del juego que le permitían dominar el espacio y el tiempo, sortear rivales cambiándose el balón de pie y avanzar metros con la pelota sellada a las botas hasta encontrar el pase preciso.
Comparado a menudo con un bailarín por la ligereza de sus movimientos, el juego del manchego se definía por la sutileza en los controles, el talento para esconder la bola y la destreza para asociarse al primer toque en el último tercio de campo. Regateador y pasador más que finalizador, el disparo era su último recurso, y aun así su carrera quedará eternamente vinculada a dos goles.
El primero, el 6 de mayo de 2009 en Stamford Bridge, cuando en el minuto 93 de la vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones contra el Chelsea marcó el tanto que clasificó al Barça para la final, paso previo a la tercera Champions en la historia del club.
Y el segundo, el 10 de julio de 2010 en Johannesburgo, cuando en el minuto 116 de la final frente a Países Bajos anotó el gol de la victoria española. Una jugada icónica, como también lo fue la dedicatoria posterior a su amigo y excapitán del Espanyol Dani Jarque, fallecido en 2009 a causa de un infarto.
Nacido en Fuentealbilla (1984), un pueblo manchego de menos de 2.000 habitantes, Iniesta empezó a jugar al fútbol en la cantera del Albacete, hasta que fue reclutado por el Barcelona a los doce años tras brillar como alevín en el Torneo de Brunete.
La adaptación a la gran ciudad, alejado de su familia, fue difícil, pero Iniesta se refugió en el balón y quemó etapas en La Masia. Célebre es su actuación en la Nike Cup de 1999, torneo en el que marcó el gol de oro en la final en el Camp Nou y recibió el premio de MVP de manos de Pep Guardiola, su futuro entrenador.
Sin embargo, el ascenso del centrocampista fue progresivo. El técnico neerlandés Louis van Gaal le hizo debutar el 29 de octubre de 2002, con 18 años y el dorsal 34 a la espalda, en el campo del Brujas durante la fase de grupos de la Liga de Campeones.
Menudo y delgado, Iniesta sorteó las suspicacias sobre su físico a base de talento y se fue ganando un puesto en el primer equipo. Primero, saliendo desde el banquillo, como en la final de la Liga de Campeones de 2006, en la que su contribución en la segunda mitad fue decisiva para que el Barcelona remontara frente al Arsenal (2-1) y levantara la segunda ‘Orejona’ de su historia.
De ahí en adelante, Iniesta se afianzó como uno de los mejores futbolistas del planeta -Balón de Plata en 2010 y Balón de Bronce en 2012- y fue un pilar fundamental en la época dorada del Barça, formando una alianza que pasó a la historia junto a Xavi Hernández y Sergio Busquets en la medular de aquel equipo abanderado por Pep Guardiola y Leo Messi.
Los que compartieron vestuario con él destacan la humildad, la cercanía y la honestidad de un futbolista que también fue de los primeros en hablar públicamente sobre salud mental, tras haberse enfrentado a una depresión en 2009.
Desde que debutó en 2002 hasta su salida del Barcelona en 2018, el centrocampista manchego lo ganó todo y levantó 32 títulos como azulgrana: cuatro Ligas de Campeones, tres Mundiales de Clubes, nueve Ligas, tres Supercopas de Europa, seis Copas del Rey y siete Supercopas de España.
A diferencia de otros ídolos del club, Iniesta salió del Barça por la puerta grande, conquistando la Liga y la Copa del Rey, en la que además marcó y dio un recital en la final contra el Sevilla (0-5), y fue despedido con todos los honores en el Camp Nou, el colofón a meses de ovaciones en la mayoría de estadios españoles.
El manchego continuó su carrera en el Vissel Kobe nipón (2018-2023), con el que ganó una Copa del Emperador, una Liga y una Supercopa de Japón; antes de despedirse del fútbol profesional en el Emirates Club emiratí (2023-2024).
Xavi Serrano